13 de septiembre de 1993: Se firman los Acuerdos de Oslo

Los ministros de exteriores del Estado de Israel y de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Shimon Peres y Mahmoud Abbas respectivamente, junto a Warren Christopher, secretario de Estado de los Estados Unidos, y Andréi Kozyrev, canciller de Rusia, firmaron el 13 de septiembre de 1993 un documento que se denominó “Acuerdos de Oslo”, en los jardines de la Casa Blanca.

Además, estuvieron acompañados por el primer ministro israelí, Itzjak Rabín z’l; el líder de la OLP, Yasser Arafat; y el presidente de los Estados Unidos, William (Bill) Clinton.

Ese acuerdo fue el resultado de negociaciones secretas mantenidas entre representantes del gobierno israelí y la OLP en la ciudad de OSLO, capital del Reino de Noruega, durante casi dos años, por iniciativa del gobierno noruego, luego de la Conferencia de Madrid de 1991.

El acuerdo, denominado “Declaración de Principios sobre las Disposiciones relacionadas con un Gobierno Autónomo Provisional” lo constituían 17 artículos, cuatro anexos y varias actas que tendían que se estableciera un gobierno interino palestino en Cisjordania y la Franja de Gaza, que se consideraba una unidad territorial, a fin de que negociara con el gobierno del Estado de Israel un acuerdo de paz permanente durante un período de transición que no debía ser mayor a cinco años, basado en lo establecido por la Resolución 242 de las Naciones Unidas.

La elección del gobierno definitivo de los palestinos debía efectuarse en elecciones libres, directas y universales. Las autoridades militares israelíes que gobernaban las zonas que quedaban bajo el dominio del gobierno interino palestino le cederían la administración de las áreas de educación y cultura, salud, seguridad social, impuestos, aduanas y turismo; y el orden de la región estaría a cargo de la policía palestina.

Si bien no se establecía una fecha cierta para el inicio de las negociaciones entre israelíes y palestinos, se desprendía del Acuerdo que serían no bien se estableciera el gobierno interino.

Varios temas fueron excluidos del documento principal. Los anexos y las cartas que conformaban los “Acuerdos de Oslo”, principalmente eran el estatus de la ciudad de Jerusalem, las poblaciones israelíes existentes en Cisjordania y la Franja de Gaza.

El trasfondo de los “Acuerdos de Oslo” era el establecimiento de un Estado palestino en Cisjordania y la Franja de Gaza.

Diversas contingencias hicieron que un acuerdo establecido para durar cinco años se mantuviera más de dos décadas: los atentados terroristas en territorio israelí, la segunda Intifada, que luego de la retirada israelí de la Franja de Gaza, Hamas tomara el poder desconociendo el gobierno de la Autoridad Palestina presidido por Abbas, los ataques de Hamas al territorio israelí que dieron motivo a tres importantes enfrentamientos bélicos, el último iniciado hace poco más de dos meses, y también los cambios políticos que se fueron produciendo en el Estado de Israel con el paso de los años.

Al cumplirse el año pasado el 20 aniversario de la firma de este acuerdo, Dalya Rabin, la hija de Itzjak Rabín z’l, fue entrevistada en el programa “Ma Boar” (¿Cuál es el apuro?), transmitido por la radio del ejército israelí Galei Tzahal, en donde le preguntaron si el asesinato de su padre impidió alcanzar un acuerdo de paz definitivo, a lo que respondió: “El asesinato de mi padre interrumpió un proceso que nadie sabe a dónde nos hubiera conducido (…) No tengo dudas de que se cortó algo que había comenzado, y creo que hoy hubiéramos estado viviendo otra realidad”. “Al parecer, en la víspera del asesinato, el acuerdo se enfrentaba a problemas para llevarlo a la práctica.”

Esa última afirmación indicó que cuando sólo habían transcurrido dos años, lo establecido en los 17 artículos, cuatro anexos y las varias actas que conformaban los “Acuerdos de Oslo” resultaban difíciles de implementar.

La ceremonia de la firma del acuerdo fue trasmitida por televisión a todos los países del mundo, y también luego de que los cuatro dignatarios lo rubricaran, Itzjak Rabín y Yasser Arafat se estrecharon las manos, una imagen que quizás sorprendió más que el contenido del acuerdo.