Parashat Vaerá

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PARASHAT VAERA

“Y Dios habló a Moshé y a Aharón y les encomendó acerca de los hijos de Israel”

Rashi (comentarista francés, 1040-1104) aclara que Dios les ordenó a Moshé y a Aharón guiar al pueblo con gentileza y paciencia. El Shelá, un comentarista posterior, escribe que esta es una lección para cualquier persona que ocupe un puesto de liderazgo. Si estás en un puesto de autoridad, debes tener mucho cuidado de no enojarte con las personas que tratas. Cuídate de no gritarles. La recompensa para un líder que tiene paciencia es enorme.

Hay dos actitudes posibles para la persona que ocupa un puesto de liderazgo. La primera es buscar poder personal, buscar el liderazgo por su propio ego. El líder exige que lo escuchen y lo sigan por su propia vanidad. Este líder se enoja cuando no siguen sus órdenes: “¡Cómo se atreven a desobedecerme!”. Su único foco es su propio éxito. La única razón por la que se preocupa de los demás es porque de esa forma tendrá éxito. Su objetivo no son las personas que lidera, sino que ellas son un simple medio para lograr su fin. El fin es su propia grandeza y poder. Este líder se enoja fácilmente.

El ideal de liderazgo de la Torá es ayudar a la mayor cantidad posible de personas. El foco es beneficiar a la gente y servirles. Cuando ellos sufren, el líder comprende que pueden estar de mal humor y quejarse. Mientras más difícil es relacionarse con ellos, más paciencia y tolerancia debe tener el líder. Esto fue lo que Dios les ordenó a los primeros líderes del pueblo judío. Este es el modelo para todos los líderes futuros. Sin importar si tienes autoridad sobre un grupo grande o pequeño de personas, tal como una clase o tus propios hijos, esta lección también es para vos. Cada encuentro difícil es una herramienta para crecer en la cualidad de la paciencia.

Actitud

“Mientras más vivo, más comprendo el impacto que tiene la actitud sobre la vida. Para mí, la actitud es más importante que los hechos. Es más importante que el pasado, que la educación, que el dinero, que las circunstancias, que los fracasos, que los éxitos, que lo que otras personas dicen o hacen. Es más importante que las apariencias, los dones o las habilidades. Lo interesante es que cada día tenemos la posibilidad de elegir la actitud que asumiremos ese día. No podemos cambiar nuestro pasado… No podemos cambiar el hecho de que la gente vaya a actuar de cierta manera. No podemos cambiar lo inevitable. Lo único que podemos hacer es activar la única cuerda que tenemos, y esa es nuestra actitud. Estoy convencido de que la vida es un 10% lo que me ocurre y un 90% cómo yo reacciono a eso”

Charles Swindoll

Shabat Shalom

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