CORONAVIRUS: LOS JUDIOS Y LA PREVENCIÓN DE EPIDEMIAS:

En el año 1350, Europa fue azotada por una enfermedad mortal devastadora, la peste bubónica, también conocida como la peste negra. Esta enfermedad que había llegado de Asia, y era transmitida por pulgas que habitaban en ratas y otros roedores,  mató a la mitad de la población europea.  La mortal bacteria es conocida hoy como yersinia pestis, Pero en esos tiempos no se conocía el origen de la peste. La explicación que dio la facultad de medicina de París fue que la peste negra se debía a la “desalineación” de 3 planetas en 1345: Marte, Júpiter y Saturno. 
Esto causó una «gran pestilencia en el aire”, una especie de «mal aire”. Pero la gente común, las masas, tenían su propia teoría de quiénes eran los verdaderos culpables de la peste negra: como siempre, la culpa era de los judíos. Pero había una razón adicional que alimentaba estas falsas sospechas: los judíos no eran afectados por esta enfermedad como sus vecinos no-judíos.

EL CHIVO EXPIATORIO
La gente acusó a los judíos de haber envenenado deliberadamente los pozos de agua. Las persecuciones, los pogromos y las matanzas de judíos durante 1348-1351 son imposibles de describir o imaginar. Las primeras masacres tuvieron lugar en abril de 1348 en Toulon, Francia, donde el barrio judío fue saqueado y 40 judíos fueron asesinados en sus hogares.  En 1349 las persecuciones se extendieron por toda Europa, desde Barcelona, España, hasta Erfurt, Alemania. El 14 de febrero de 1349, el “Día de San Valentín”,  2 mil judíos fueron quemados vivos en Estrasburgo, donde la peste aún no había afectado a la ciudad. Y mientras las cenizas aún ardían, los residentes cristianos de la ciudad saqueaban las casas de los judíos asesinados y se llevaban todo lo que encontraban de valor. 510 comunidades judías fueron arrasadas, y sus habitantes masacrados. Los judíos eran los chivos expiatorios favoritos de la Europa cristiana. Se los culpaba por cualquier calamidad o crimen no aclarado.
¿POR QUÉ LOS JUDÍOS NO SE CONTAGIABAN?
En Europa medieval no se conocía la importancia de la higiene en la prevención de las enfermedades. Las calles estaban sucias, con animales vivos o muertos, y abundantes parásitos, pulgas y piojos que facilitaban la transmisión de enfermedades. La gente no se bañaba regularmente. Los monjes, por ejemplo, tenían prohibido bañarse más de 2 o 3 veces por año. Los judíos, sin embargo, tenemos una regla que se cumple desde hace más de 2 mil años atrás: bañarse en honor al Shabat. Así, en la antigüedad, los judíos se higienizaban totalmente por lo menos una vez por semana. Algo absolutamente excepcional en esas épocas.
NETILAT YADAYIM
Pero el elemento más importante que previno el contagio entre los judíos, fue la higiene de las manos.
La ley judía indica que lo primero que uno debe hacer todos los días al levantarse por la mañana es lavarse las manos, incluso antes de llevarse las manos a la cara, la boca o los ojos.
De acuerdo a la tradición judía, es obligatorio lavarse las manos antes de rezar, esto es 3 veces por día.
Uno también tiene que lavarse las manos antes de comer pan o cualquier alimento que haya sido inmerso en algún condimento líquido.  Hay que tener en cuenta que en ese entonces se comía con las manos (no existían los tenedores).
La ley judía también establece que uno debe lavarse las manos al salir del baño.
Un judío, en resumen, se lavaba las manos varias veces por día. Y esto, que hoy nos parece normal, no era la práctica de la gente común en Europa medieval, ya que el agua corriente no abundaba.
EL PRIMER CONSEJO DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD
La medicina moderna nos ayudó a encontrar el remedio para la peste negra y combatir todo tipo de bacterias, infecciones y enfermedades que en otros tiempos eran mortales.  Hoy en día, además, en la mayoría de los hogares del mundo las medidas de higiene son muy altas y eficaces.  Pero aun así, en estos momentos en los que el mundo entero está viendo con horror cómo se propaga el peligroso coronavirus es importante redoblar los esfuerzos para mantener nuestras manos limpias.
La Organización Mundial de la Salud explica cómo minimizar el riesgo de contagio del coronavirus y curiosamente, la primera indicación tiene que ver con la higiene de las manos.
Siguiendo estas simples costumbres judías milenarias lograremos frenar un poco  la expansión de la epidemia. Esperemos que no se siga propagando, y que todos los seres humanos gocemos de buena salud.

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