En mi escuela, todo el mundo se hace piercings. Me parece que algunos piercings son atractivos, como ponerse un aro en el ombligo. Pero otros son groseros, como los pernos en la lengua o en la ceja. En la clase de gimnasia me sorprendió ver la cantidad de compañeras que tienen piercings en otras partes del cuerpo. Siento la presión social para unirme a la multitud. También me preocupa mi hermano menor, porque los chicos de la escuela a veces llevan los piercings a un extremo. ¿Qué opina el judaísmo de todo esto?