¿Cuántos ríos de sangre tienen que correr por las calles de Israel?

Soy Roberto Jorge Hofman y vivo en la Galilea, padre de Alejandro  (Ale) Hofman q.e.p.d. que cayó junto con otros setenta y dos soldados en el choque de los helicópteros del 4 de febrero de 1997 defendiendo su casa y al Estado de Israel.

¿Cuántos ríos de sangre tienen que correr por las calles de Israel?

¿Cuantas tumbas vamos a tener que abrir para que la knéset conserve sus sillas?

¿Qué guerra están empezando?

¿Para qué?

El pueblo votó el gobierno en curso, pero la pregunta es:

Recibieron el mandato para mejorar la situación socioeconómica, para conseguir vivir en paz con los países vecinos, para respetar las leyes?

No le dimos el mandato para cambiarlas llevando nombre y apellido y menos para conseguir beneficios para ellos mismos.

Las ideologías se terminan cuando los platos se quedan sin comida.

Qué nos está pasando?

Desde cuando ayudamos a nuestros enemigos liquidándonos a nosotros mismos?

Gobiernos anteriores lograron nuevos arreglos de paz con algunos países árabes, y nos incitan para llevarnos a una guerra civil?

Quién les dió el derecho?

Tienen la obligación de cuidar al pueblo, no destruir los logros de tantos años.

Qué les vamos a decir a nuestros hijos y nietos…llegamos tarde o hay que salir a defender las fronteras?

Esto se nos va de las manos y otras manos se están armando.

No es una entifada es el comienzo de una guerra civil, un desastre a nivel nacional.

Un estado de sitio sin sirenas, nuevos entierros y decenas de familias destruidas, cientos de vidas truncadas.

El futuro de la vida de Israel está todavía en nuestras manos, no en las de los diputados de la knéset o ni en las del Primer ministro.

Basta! Con la sangre de nuestros hijos nadie juega

No! Hezbolla

No! Jamás,

No! a los incitadores,

No! a los imitadores de la democracia.

No! a los terroristas de estado!

Hemos peleado y somos parte del Ejército de Defensa de Israel, no de ataque.

Tenemos que seguir peleando con las palabras y las marchas de silencio porque pueden más que las balas.

Este es nuestro tiempo, nuestra tierra, nuestra democracia.

Todo aquel que optó venir a vivir aquí o nació en esta bendita tierra tiene el derecho y la obligación de defenderla.

De los enemigos de adentro y de afuera. Alejandro (Ale) Hofman q.e.p.d.

Él como tantos otros nos legaron con su sangre el poder vivir en paz con todos nuestros ciudadanos sin importar el credo o de que idea política son.

Honremos a nuestros héroes para que su muerte no haya sido en vano, sigamos construyendo un futuro mejor para todos los habitantes de este hermoso país respetándonos!

La fuerza del Estado de Israel está en las manos del pueblo y no en las de nuestros gobernantes.