El mesías judío. Reflexión

 Dr. Natalio Daitch

Guemátria o guematria.

Se trata de dar un valor númerico a las letras y palabras del alfabeto hebreo a los fines de buscar coincidencias con otras palabras y establecer nexos o relaciones. O sacar conclusiones del texto biblìco. Intentar descubrir el secreto oculto en las letras sagradas y esos mensajes cifrados que el Todopoderoso permite acceder a los seres finitos.

El rabino Jacob Ben Asher también conocido como el Baal Haturim (nacido en 1269 en Colonia -fallecido en Toledo 1343) por medio de la guematria expone que Shiló y Meshíaj tienen el mismo valor numérico.

De tal forma, Yaacov le da a su hijo Yehudá el reinado por siempre. Siendo esta condición inamovible. Fija y eterna, y la razón del triste final de la familia de los jasmoneos que se erigieron como Reyes sobre Israel siendo ellos descendientes de la familia de los cohanim o sacerdotes.

Predicciones fallidas.

Uno de los grandes secretos de la Torá, y donde grandes rabinos han fallado o fracasado en sus cálculos en predecir su llegada. Sólo algunos sabemos que debería nacer en el mes de Av, ya que cuando se produce la destrucción de ambos Templos, Hashem ya tiene preparado la solución o el instrumento de salvación. Sería algo así como tener o preparar el remedio antes de la enfermedad.

En los 13 principios de la Fe.

Uno de los 13 principios de la Fe del sabio judío Maimónides (1138-1204), es creer firmemente en que el Mashíaj vendrá y esperar su llegada cada día, y aunque se retrase, continuar aguardando su aparición siempre y nunca desfallecer o bajar los brazos.

El judío no puede darse el lujo de desfallecer o bajar los brazos nunca. Ya que su tarea mundana y fundamentalmente espiritual es enorme, descomunal, y requiere poder adquirir un convencimiento profundo y visceral que todo es una prueba del Todopoderoso. Y lo que pasa y no pasa, siempre es para su bien, ya que todo en el monoteísmo hebraico mana de la misma fuente divina. 

También Bilam.

En el libro de Números 24-17 la profecía del brujo Bilam hace añicos los perversos deseos del rey Balak de Moab diciendo: “Lo veré, mas no ahora; lo atisbaré, mas no cercano; un astro surgirá de Yaacob y se alzará el cetro de Israel; traspasará a los nobles de Moab y horadará a los hijos de Shet”.

Para algunos rabinos el texto debe entenderse textual (valga la redundancia), y para otros como una metáfora, donde el astro significa el surgimiento de un Rey.

La era mesiánica. Un rey de paz.

Todos los profetas que de él han hablado. Citarlos a todos debería incluir a: Malaji, Zejaria, Tzefania, Oshea, Ezequiel, y el famoso Isaías con la cita 11: 1 diciendo: “Un retoño saldrá de la cepa de Ishai, un vástago florecerá de sus raíces”.

Salvación compartida.

Cuestionarse el método, donde D’os requiere de un hombre como socio o participe para lograr objetivos y salvaciones es una pregunta legítima. Esto ya está evidenciado en el Éxodo, y entiendo que el infinito como siempre quiere mostrar y/o enseñar que el hombre debe ser siempre un sujeto activo y socio para cualquier clase de redención anhelada y buscada.

Lo que siempre debo recordar a mis pacientes, que el médico y el paciente deben realizar un esfuerzo compartido en el camino de resguardar y cuidar o restaurar la salud. Una sociedad necesaria e insustituible, y obviamente deseable para el Anciano de los días (la divinidad). Sangre, sudor y lágrimas, es el precio a pagar, para que el hombre tan proclive a la rebeldía y tendencia a sacar ventaja y nunca querer salir de su zona de confort, pueda llegar a valorar el inmenso regalo que se le estará otorgando.

Meshiaj. Significados. Final.

Ese redentor, cuyo nombre alude a que es un ungido (persona que ha sido señalada o marcada con oleo sagrado), o si pensamos que se trata de uno que arrastra o moshej a personas y a un pueblo, como el nombre y el caso de Moshé.

Su condición incluye un hombre sabio, justo, y de paz. Cuya misión, será restaurar o devolver a Israel sus diásporas y reconstruir el Templo de Ierushalaim y el Sanedrín. También será el ejemplo de un gobernante justo y modelo y buen consejero para toda la humanidad que ya viene colapsando en el mar del desvío y la confusión.

Si existe la posibilidad que cada uno puede ser su propio Meshíaj, o se trata del significado en el sentido clásico del término. De igual forma, el pueblo judío bajo su influencia cambiará, y “el lobo podrá convivir con el cordero”. Es decir, desaparece la tendencia natural hacia el mal y la violencia entre personas y pueblos.

No cabe duda, que extenderse en el tópico llevaría mucho más espacio y tinta. Este escrito es solo un avance, de aquello que el corazón de todo judío verdadero anhela. Una era de paz, como nunca se ha visto, donde el hombre pueda sacarse el yugo impuesto por su semejante, con la idea de poder dedicarse al estudio de la Torá sin sobresaltos.

Y la lección de moral más elevada, a la cual puede aspirar la humanidad, ser gobernados no para la sumisión o la explotación, ni para la revancha, ni para la venganza. Ser gobernados, para poder ser direccionados en la senda correcta, para hacer el bien, y poder traer bienestar a todas las personas de este castigado planeta.

Es la modesta opinión de este escritor, esto podrá darse solo bajo bandera de la estrella de David. Solo bajo ese abanico azul y blanco, que representa lo mejor que ha madurado del espíritu humano, y sus frutos ya están siendo reconocidos, aún por países y pueblos que nos han tenido históricamente como sus enemigos jurados.

Obvio, hay lugar para discrepar, pero la convicción se encuentra solo aquí, en este punto, donde la mano divina manifiesta: en Isaías 2: 3-4
«porque de tzión saldrá la Torá y la palabra de Hashem de Ierushalaim»

Para concluir, será el evento máximo donde la fuerza se rinda y se subordine ante la razón.

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