El valle Jezreel y el rey Saul

Saúl significa “deseado” o “implorado”, fue el primer rey de Israel según la Biblia. Su reinado se ha ubicado tradicionalmente en los últimos años del siglo XI a.c. y se considera que marca la transición para el pueblo hebreo desde una federación a un Estado.

El relato bíblico, puesto por escrito entre uno y tres siglos después,​ indica que Saúl era hijo de Kis (o Cis) de la tribu de Benjamín y que fue ungido rey por el profeta Samuel. El monarca estableció su sede en Gaba, en el territorio de su propia tribu.

Su esposa fue Ahinoam, hija de Ahimaaz, con la cual tuvo cuatro hijos y dos hijas, siendo los varones: Jonatan, Abinadab, Malquisúa, e Isbaal  (a veces transcripto como Es-baal y también llamado IIsbose ; y las mujeres: Merab (casada con Adriel). También tuvo una concubina llamada Rizpah hija de Aiah, quien le dio dos hijos; Armoni y Mefiboset (o Mefibaaal).

El relato bíblico, el monarca estableció su sede en Gaba, en el territorio de su propia tribu.

Después de algunas batallas victoriosas, fue derrotado por los filisteos en la batalla del monte Gilboa, suicidándose con su propia espada para evitar la captura. En ese mismo combate murieron tres de sus hijos por lo cual la sucesión al trono quedó en disputa entre el único hijo sobreviviente, Isbaal, y su yerno casado con Mical,  David.

No se conoce la extensión del territorio bajo su control, ya que no aparecen en el texto bíblico y hasta el presente no se conocen evidencias de su reinado. Según el texto bíblico (1º Samuel 13:1) reinó durante dos años sobre Israel; algunos arqueólogos le adjudican entre veinte y veintidós años de reinado​.

Caída de SaúlEditar

Saúl había preparado una campaña militar contra los filisteos pero esperaba a Samuel para que este ofreciera un sacrificio a Yahvé, dado que Samuel tardaba tanto en aparecer Saúl ofreció el sacrificio él mismo, pero en ese momento llega Samuel, sumamente indignado por desobedecer sus instrucciones. Saúl reorienta su campaña hacia los amalecitas; logra una victoria total exterminando todo hombre, mujer y niño, pero deja vivo al rey; Samuel otra vez aparece indignado y mata al rey.​

Debido a ello Samuel buscó un nuevo ungido en David, quien marchó a la corte de Saúl como arpista. Samuel ungió a David y éste entró en servicio en la corte de Saúl.​ Mas la victoria de David sobre Goliat, ​ acompañada de los subsecuentes triunfos militares de David, provocaron los celos del rey Saúl, quién aprovechando que David estaba tocando el arpa en una ocasión intentó matarlo con su lanza pero gracias a la ayuda de su amigo Jonatán, y de su esposa, Mical (hijos del propio Saúl), David logró huir.  Saúl fue a buscarlo a la ciudad de Nob y condenó a muerte a los sacerdotes de ese lugar. Pero los oficiales del rey no se atrevieron a levantar la mano en contra de los sacerdotes del Señor. Así que el rey le ordenó a Doeg el Edomita que los matara, este mató a 85 sacerdotes y demás a la población de Nob, hombres y mujeres, a niños y recién nacidos, y hasta a los bueyes, asnos y ovejas. Más tarde Saúl fue a pedir consejo a Samuel pero apenas entró a su casa, Saúl quedó “profetizando” como la primera vez y sus guardaespaldas lo sacaron arrastrando. Después le informaron que David estaba en el desierto de Engadi. Este preparó una emboscada pero se contuvo de matar a Saúl por ser ungido del Señor así que le perdona la vida, el rey regresa a su palacio y David se exilia a territorio filisteo por un año y cuatro meses.

Saúl consulta a la adivina de Endor

Samuel murió y fue enterrado en Ramá, su lugar de origen, en tanto los filisteos reunieron sus tropas para ir a la guerra contra Israel. Sául consultó a Dios pero este no le respondió, así que fue a buscar un adivina en un lugar llamado Endor, a esta adivina en un caso excepcional, Dios le permite ver a Samuel (profeta) que ya había muerto. Samuel le habló a Saúl y le dijo que él iba a morir con sus hijos, que iba a perder la batalla y que Dios le iba a quitar el reino, por consultar a los adivinos.

Muerte de Saúl

La guerra contra los filisteos supuso una derrota para los Israelitas, todo el ejército fue aniquilado y murieron los hijos varones de Saúl: Jonatán, Abinadab y Malquisúa. Saúl mismo fue alcanzado por flechas. Al verse gravemente herido, Saúl le dijo a su escudero que lo matara pero este se negó, así que Saúl se suicidó con su espada.  

El escudero también se mató. Los filisteos dejaron los cadáveres de Saúl y sus hijos en el muro de Betsán. Algunos habitantes del pueblo Jabés de Galaad entraron de incógnito a territorio filisteo, recuperaron los cuerpos y los enterraron.

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