“Juntos, con orgullo judío, continuaremos luchando contra el antisemitismo”

Todo club tiene una especie de “boleto de entrada “que identifica a sus miembros. Partidos políticos, equipos deportivos e incluso gimnasios, tienen identificaciones, símbolos y banderas como forma de distinguir quién pertenece al grupo y quién no.

También el club de los  ̈oradores internacionales de la moral ̈ tiene un “boleto de entrada”. Se lo puede encontrar en las asambleas de estudiantes universitarios en el exterior, en diferentes foros en las redes sociales, en manifestaciones o durante un discurso de cualquier embajador o personalidad israelí. El  “boleto de entrada” a este club se llama: odio hacia Israel.

Las fundaciones del club de “los morales” incluyen gran cantidad de símbolos y slogans: “boicot a Israel”, “Estado apartheid”, “las FDI masacran niños”, y más. Si alguna vez han izado alguna de estas banderas, tienen permitido ingresar a este selecto club de  “moralidad”. Si las rechazan, serán vistos por la mayoría como inmorales, malvados y fascistas. El odio extremo hacia Israel, un odio visceral y falto de límites y lógica, es el antisemitismo de nuestros días. Los odiados judíos osaron construirse un país para sí mismos, un país que pueda defenderlos, y que ahora absorbe las cargas de odio de raíces milenarias.

Jóvenes en Estados Unidos y en Europa maman ese odio desde la propaganda difundida por todo tipo de organismos de “derechos humanos”. Para ellos, Israel es culpable de todos los males del mundo. “Violación de los derechos humanos”, “control sobre la economía global” y “fabricación de la pandemia” son tan solo una pequeña parte de sus acusaciones.

“Antisemitismo es antisemitismo, punto. No importa qué forma tome o bajo que disfraz se quiera esconder .Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que los antisemitas e incitadores no tengan legitimidad en las sociedades ̈

Mañana (jueves) se conmemora el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto, que en Israel es conocido también como el Día de la Lucha contra el Antisemitismo. En este día, nos unimos con defensores de la verdad y la justicia histórica en todo el mundo. Tenemos un objetivo en común, luchamos juntos contra toda demostración de antisemitismo en cualquiera de sus formas: el antisemitismo moderno que se expresa a través de incitación en las redes, o el antisemitismo clásico que podemos ver en forma de profanación de cementerios judíos. Ya sea propagando el odio en las universidades o disparando en una sinagoga. Ya sea el odio que promueven los políticos en sus discursos o el odio que lleva a la perpetración de sanguinarios atentados, en cualquier parte del mundo y también aquí en Israel. Este es el día en que un grito se escucha en todos los rincones del mundo: antisemitismo es antisemitismo, punto. No importa qué forma tome o bajo que disfraz se quiera esconder.

La forma más efectiva, a mi parecer, de luchar contra el antisemitismo hoy en día, es levantar la cabeza con orgullo judío y actuar para que el mundo tenga en claro que los antisemitas no pertenecen a este “club” de defensa de los derechos humanos, promoviendo sanciones y castigos contra su antisemitismo.

Para ello, estoy actuando para reclutar líderes mundiales con la misión de adopten en sus países, de forma oficial, la definición de antisemitismo formulada por la Alianza Internacional de Recordación del Holocausto (IHRA). Por medio de una definición clara, podrán las autoridades de todo el mundo tomar medidas claras contra las demostraciones de antisemitismo. Estos esfuerzos están dando frutos, y muchos países se unen a nuestra lucha.

En los últimos días, me escribió el primer ministro de Australia, Scott Morrison, anunciando su intención de adoptar de forma oficial esta definición:  ̈ Debemos actuar juntos y con firmeza, y condenar toda expresión o acción con muestras de antisemitismo contra individuos, grupos o sitios de culto religiosos ̈.

Si efectivamente así se dijera y se hiciera en todo el mundo, los antisemitas serían cada vez menos, y finalmente serían ubicados en el lugar que se merecen: excluidos de la sociedad.

El escritor de este artículo es presidente de la Organización Sionista Mundial y presidente interino de la Agencia Judía para Israel

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