Kanye West, desatado: ¿Delirio, promoción o propaganda neonazi?

Protagonista desde hace años de tantos titulares por su música, su marca de moda o su vida personal como por sus recurrentes salidas de tono, un Kanye West más desatado que nunca ha hecho saltar en las últimas semanas todas las alarmas por una retahíla de comentarios racistas y antisemitas.

¿Realmente cree que las finanzas y el cuarto poder mundial están gobernados por un «lobby» judío, es todo parte de una bizarra operación orquestada para llamar la atención de los medios y, por ende, para lograr promoción gratuita o es fruto de un empeoramiento de su estado mental y del trastorno bipolar que sufre?

Este lunes la polémica red social conservadora Parler confirmó que ha firmado un acuerdo de venta con West. Noticia que llegó un día después de que Twitter bloqueara la cuenta del rapero por publicar un mensaje en el que amenazaba a los judíos y señalaba: «habéis estado jugando conmigo e intentado excluir a cualquiera que se opone a vuestra agenda».

Y hace apenas una semana lució durante un desfile de moda en París una camiseta con el mensaje «White Lives Matter» («Las vidas blancas importan»), un lema utilizado a menudo por supremacistas blancos en respuesta al movimiento contra el racismo «Black Lives Matter».

Pero para West (Atlanta, 1977), su asociación con el escándalo viene de largo. Uno de los más sonados, cuando en los Video Music Awards (VMA) de 2009 interrumpió el discurso de agradecimiento de Taylor Swift, agraciada con un premio, para reprochar públicamente que no se lo hubiesen concedido a Beyoncé.

Su posterior matrimonio con Kim Kardashian, entonces una celebridad sin más reconocimiento que el apoyo de la audiencia al «reality» protagonizado por su familia, se vio como una extravagancia sin más, otro signo de la excentricidad que le había envalentonado a la hora de superar los arquetipos del hip-hop.

Más sorprendente resultó en los últimos años su acercamiento a posiciones de derecha e intolerantes, rubricado por su amistad con el expresidente republicano Donald Trump o personajes «cancelados» por la sociedad liberal, como cuando a la presentación de su último álbum, «Donda» (2021), invitó a Marilyn Manson, acusado de abusos por sus parejas, y al rapero DaBaby, marginado por sus declaraciones homófobas.

Como hombre negro, en 2013 ya había provocado airadas reacciones al vestir una bandera confederada, la de los defensores de la esclavitud durante la guerra de Secesión americana, bajo la premisa de que intentaba reapropiarse del símbolo.

Algo similar sucedió en el inicio de esta última escalada al bochorno, cuando en la Semana de la Moda de París presentó unas camisetas con la leyenda «White Lives Matter».

En una entrevista posterior en Fox News, afirmó que le pareció «divertida» la idea de que un negro portara un mensaje como ese, un eslogan «obvio», «porque las vidas de los blancos también importan».

COMENTARIOS ANTISEMITAS.

Lo que hasta entonces podría haberse visto como un mero intento de llamar la atención, llevó al público a cotas nuevas de incredulidad poco después. Por ejemplo, reafirmó su apoyo a Candance Owens, defensora de posiciones de extrema derecha y realizadora de un controvertido documental sobre el asesinato en 2020 por asfixia del estadounidense negro George Floyd.

En la línea de esa película, y frente a lo que señalaba la autopsia, West llegó a defender que Floyd no murió ahogado por la presión que ejerció un policía al clavarse la rodilla en la garganta durante más de 9 minutos. «Si te fijas, su rodilla ni siquiera estaba en el cuello», declaró, antes de achacar el fallecimiento a la presencia de fentanilo en el cuerpo de la víctima.

«Todas las vidas importan, pero no juegues con el ‘Black Lives Matter’. No uses la camiseta. No la compres. No juegues con ella. No es una broma», pidió en sus redes el rapero Sean «Diddy» Combs en respuesta a la prenda diseñada por West.

Este contraatacó señalando a su colega rapero como muestra de la manipulación del «lobby» judío, en su opinión dueño del poder financiero y de los medios de comunicación y del entretenimiento. «Las personas que nos han despojado de nuestra identidad y nos han etiquetado como un color, nos han dicho lo que significa ser negro», alegó, repitiendo una teoría de la conspiración sostenida por grupos neonazis.

En su aparente delirio, llegó a asegurar que si la también artista Lizzo no adelgazaba, era porque no interesaba, para promover un estilo de vida poco saludable y acelerar «el genocidio de la raza negra».

De Jared Kushner, judío y yerno de su «amigo» Trump, dijo asimismo que era el hombre detrás de unos tratados de paz en Oriente Medio gestados solo para «ganar dinero». «No creo que tengan la capacidad de hacer nada por su cuenta. Creo que nacieron con el dinero en la cabeza», declaró a continuación.

La duda de si hablaba de los Trump o del pueblo judío en general pareció quedar resuelta al emprender una escalada de comentarios de carácter antisemita que llevaron al bloqueo de sus cuentas en Instagram y Twitter, especialmente cuando amenazó en esta red con atacarles a lo «Death con 3» (en alusión al «DEFCON 3», expresión militar ante una alerta substancial de guerra).

Igualmente su participación en el programa de la HBO «The Shop» fue censurada por constituir un «discurso de odio que propagaba estereotipos extremadamente peligrosos».

Además se filtró recientemente que su entrevista con Fox News había sido editada para eliminar comentarios aún más polémicos, como al reconocer que se había vacunado contra la covid-19 tras meses de rechazarla públicamente o asegurar que los negros eran «el auténtico pueblo judío», otra teoría conspirativa de carácter antisemita. EFE

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