La alegría de Itró

La Torá relata que Moshé le expresó a su suegro los milagros del éxodo, e Yitró reaccionó con exuberancia: “Vayijad Yitró” – “Yitró se alegró” (18: 9).

Mientras que el significado corriente de la palabra “vayijad” es alegría y júbilo, la Guemará en Sanedrín 94a cita otras dos interpretaciones de este vocablo, las cuales asocian “vayijad” con la palabra hebrea para “filoso” -“jad”. Según un punto de vista, “vayijad” significa que Yitró “hizo correr un cuchillo afilado sobre su carne”, es decir, pasó por la circuncisión como parte de su proceso formal de conversión. La otra interpretación es que la carne de Yitró se convirtió en “espinosa”, una referencia al dolor que experimentó al oír hablar del sufrimiento de los egipcios, un pueblo con el que había sido anteriormente unido.

Curiosamente, ambas interpretaciones de “vayijad” hablan de una experiencia de dolor e incomodidad – lo opuesto precisamente al significado claro de la palabra. Una visión entiende “vayijad” como una descripción del dolor físico, y la otra como referente al dolor emocional, pero ambas explican que la Torá describe a Yitró pasando por una experiencia incómoda durante su reunión con Moshé.

El mensaje que surge, tal vez, es que la alegría no requiere la ausencia de incomodidad, que uno puede experimentar la alegría verdadera, incluso mientras soporta un grado de dolor físico o emocional.

La Torá aquí claramente nos dice que Yitró se regocijó – y Jaza¨l quiere que nos demos cuenta de que Yitró experimentó inmensa y sincera alegría, incluso mientras soportaba el dolor físico de la circuncisión y el dolor emocional de escuchar el sufrimiento de los egipcios. Nuestra alegría no debe depender de la ausencia de todo dolor e incomodidad. Muy a menudo nos vemos obligados a soportar el “dolor” de una u otra clase, y muchas veces cometemos el error de pensar que no podemos experimentar alegría hasta que pase la incomodidad. Las interpretaciones de “vayijad” de la Guemará quizá nos recuerden que podemos y debemos encontrar alegría incluso en medio de las dificultades, que somos capaces de regocijarnos de las bendiciones y la bondad de Dios aun cuando nos encontremos acosados por desafíos difíciles.

Fuente: Yerahmiel Barylka.

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