Los judíos en Polonia durante el Mandato Comunista: 1945–89

Entre cuarenta y cien mil judíos polacos sobrevivieron al Holocausto en Polonia escondidos o uniéndose a grupos partisanos polacos o soviéticos. Otros 50.000 a 170.000 fueron repatriados desde la Unión Soviética después de la guerra y entre 20.000 y 40.000 desde Alemania (supervivientes de los campos, sobre todo). Así las cosas, nada más acabar la guerra había en Polonia entre 180.000 y 240.000 judíos viviendo sobre todo en las ciudades de Varsovia, Cracovia, Łódź, Dzierżoniów, Bielawa y Breslavia.

Prácticamente al acabar la guerra los judíos empezaron a abandonar Polonia. Motivados por una renovada violencia antisemita, especialmente por el Pogromo de Kielce de 1946, por la negativa comunista de devolver a los judíos sus propiedades previas a la guerra y por el deseo de toda la judería europea de dejar atrás las comunidades destrozadas por el Holocausto para empezar una nueva vida en el Mandato Británico de Palestina. De cien a ciento veinte mil judíos abandonaron Polonia entre 1945 y 1948. Su salida fue organizada en gran parte por una serie de activistas sionistas en Polonia como Adolf Berman (superviviente del Gueto de Varsovia) y Icchak Cukierman (judío lituano que con papeles falsos permaneció toda la guerra en la parte aria de la ciudad actuando como enlace de la resistencia del gueto) bajo el amparo de la organización semiclandestina Berihah (una palabra hebrea que significa “vuelo”). Este grupo fue también responsable de organizar la emigración de judíos que habían sobrevivido al Holocausto en Rumanía, Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia. Una segunda oleada migratoria de unas cincuenta mil personas desde Polonia tuvo lugar durante la apertura del régimen comunista entre 1957 y 1959.

El Bund (Unión General de Trabajadores Judíos de Lituania, Polonia y Rusia) tomó parte en las elecciones legislativas polacas en una alianza con el partido socialista polaco (no comunista) obteniendo un único parlamentario, el primer parlamentario del Bund de toda la historia polaca, y otros tantos en asambleas regionales. Pero este logro hizo que con la presión de las autoridades comunistas los líderes del Bund tuvieran que desmantelar el partido “voluntariamente” entre 1948 y 1949, en contra de la voluntad de casi todos los activistas del partido.

Para aquellos judíos que se quedaron, la reconstrucción de la vida judía en Polonia quedó a cargo del Comité Central de los Judíos Polacos que entre octubre de 1944 y 1950 ofreció ayuda legal, educacional y ayudas para la atención médica a la comunidad judía, además de organizar algunas actividades culturales.

Una comunidad judía religiosa dirigida por Dawid Kahane, que servía como rabino jefe de las fuerzas armadas polacas, funcionó en todo el país entre 1945 y 1948 hasta que fue absorbida por el CKZP (Comité Central de Judíos Polacos). Once partidos políticos judíos independientes, ocho de ellos legales, actuaron hasta su disolución forzosa durante los años 1949 y 1950.

Un buen número de judíos polacos participaron en la implantación del régimen comunista en el país entre 1944 y 1956, ocupando, entre otros, puestos prominentes en el Politburó del Partido Unificado de los Trabajadores Polacos (como Jakub Berman y Hilary Minc, este último responsable del establecimiento de un sistema económico comunista), y en el aparato de seguridad, el Urząd Bezpieczeństwa (de siglas U.B. y que era en realidad un aparato represor). Otros judíos también ocuparon puestos diplomáticos y en la inteligencia, como Marcel-Reich-Ranicki. Después de 1956 durante el proceso de sesestalinización en Polonia bajo el régimen de Władysław Gomułka, numerosos de los oficiales de la Urząd Bezpieczeństwa (Servicio de Seguridad del Ministerio de Asuntos Interiores, también conocida por sus iniciales SB, era el servicio de inteligencia y policía secreta establecida en la República Popular de Polonia en 1956. Era el órgano principal en Polonia responsable de la represión política), entre ellos muchos judíos como Roman Romkowski (nacido como Natan Grunsapau-Kikiel), Jacek Różański (nacido como Jozef Goldberg) y Anatol Fejgin fueron perseguidos y detenidos por haber cometido “abusos de poder”, incluyendo la tortura de varios polacos anticomunistas, entre ellos Witold Pilecki, y fueron condenados a largas condenas de prisión. Un oficial de la U.B. Józef Światło (nacido como Izaak Fleichfarb), después de escapar hacia occidente contó en Radio Europea Libre los métodos de tortura que empleaba la U.B. llevando a ésta a su disolución en 1954.

En esta época se fundaron algunas instituciones culturales judías, incluyendo el Teatro Estatal Idish creado en 1950 y dirigido por Ida Kaminska, el Instituto Histórico Judío, una institución académica especializada en la investigación de la historia y la cultura de los judíos polacos. Asimismo, se fundó un periódico en idish Fołks Sztyme (“La voz del pueblo”).

1967–1989

En 1967, después de la Guerra de los Seis Días que enfrentó a Israel con los países árabes, el Gobierno comunista polaco rompió las relaciones diplomáticas con Israel. En el año 1968 la mayoría de los cuarenta mil judíos que aún quedaban en Polonia estaban fuertemente asimilados en la sociedad polaca, pero durante ese año los judíos fueron víctimas de una campaña organizada por el Estado que partía de la base de que las personas con origen judío eran, con seguridad, simpatizantes del sionismo y, por lo tanto, desleales a Polonia y al comunismo.

En marzo de 1968 sucedieron en Varsovia manifestaciones estudiantiles causadas por el descontento de la población con el régimen comunista (La Crisis Política Polaca de 1968) que dio al gobierno de Gomułka una oportunidad para desviar el sentimiento antigubernamental de la población.

De esta manera el jefe de seguridad, Mieczysław Moczar, aprovechó la situación para desatar una campaña estatal antisemita en la prensa (aunque se usaba oficialmente el término “sionista”). Esta campaña estatal “antisionista” derivó en la expulsión de los judíos del Partido Obrero Unificado Polaco (el partido único) y de los pocos catedráticos o profesores judíos que quedaban en los colegios y en las universidades. Debido a todas estas presiones, 25.000 judíos se vieron forzados a emigrar entre 1968 y 1970. Esta campaña, aunque estuvo desde un principio dirigida a los judíos que habían colaborado con la administración estalinista y sus familias, afectó a la gran mayoría de los judíos que quedaban en Polonia, fueran cuales fueran sus orígenes.

La Crisis Política Polaca de 1968 trajo muchas consecuencias, los hechos y la campaña antisemita posterior dañaron mucho la reputación de Polonia en el extranjero, sobre todo en los Estados Unidos. Numerosos intelectuales polacos se opusieron a la campaña antisemita del Estado. Muchas de las personas que emigraron desde Polonia hacia los países capitalistas en esta época (judíos y no judíos) fundaron organizaciones políticas de oposición al régimen comunista polaco, que además dieron fuerza a la oposición dentro del país.

Durante la década de los setenta muchos activistas judíos se unieron a la oposición clandestina anticomunista. El más destacado entre ellos fue Adam Michnik (fundador de la Gazeta Wyborcza), uno de los fundadores del Comité de Defensa de los Obreros (KOR). Cuando el régimen comunista en Polonia cayó en 1989, solo quedaban en Polonia entre cinco y diez mil judíos, muchos de los cuales ocultaban sus orígenes.

Desde 1989

Marcha de la vida, Auschwitz, año 2000 – Foto: Wikipedia – CC BY-SA 3.0

Desde la caída del comunismo en Polonia, la vida cultural social y religiosa judía ha ido renaciendo poco a poco. Muchos acontecimientos históricos relacionados con la Segunda Guerra Mundial y con la época comunista que habían sido ocultados por la censura soviética, han sido desvelados y estudiados públicamente (como la Masacre de Jedwabne, la Masacre de Koniuchy, el Pogromo de Kielce y las relaciones entre polacos y judíos durante la guerra en general).

De acuerdo con un foro que lucha contra el antisemitismo, ha habido 18 incidentes antisemitas en Polonia desde enero de 2001 hasta noviembre de 2005 sin demasiada importancia, y de hecho el último fue en el 2003. De todas formas, según una encuesta del año 2005 en la cual los polacos fueron consultados sobre su relación con otras naciones, la proporción de la población con formas de pensar antisemitas es bastante mayor que en otros países europeos. El 45 % de los encuestados decía sentir antipatía hacia los judíos, el 18 % simpatía, el 29 % indiferencia y el 8 % restante no lo tenía claro. Otra encuesta de enero del año 2004 indica que el 40 % de los polacos creían que su país con una población judía de menos de 300.000 personas sobre 39 millones de población total está “siendo gobernado por judíos”.

La vida religiosa judía ha ido reviviendo con la ayuda de la Fundación Ronald Lauder, la comunidad judía polaca emplea dos rabinos, dirige una pequeña red de colegios judíos y campamentos de verano y sostiene algunas publicaciones periódicas a la vez que organiza varios eventos culturales. En 1993 se creó la Unión de Comunidades Religiosas Judías de Polonia con la intención de organizar la vida religiosa de los miembros de las comunidades del país.

También se han establecido programas de estudios de judaísmo en la Universidad de Varsovia y en la Universidad Jaguelónica de Cracovia, que tratan temas sobre la cultura y la historia judía, dirigidos a un alumnado casi totalmente católico. Además, el gobierno polaco va a financiar la construcción de un museo sobre la historia de los judíos polacos en la ciudad de Varsovia.

De entre los países del Bloque comunista que habían roto sus relaciones diplomáticas con Israel en 1967 a consecuencia de la Guerra de los Seis Días (todos los países comunistas excepto Rumanía), Polonia fue el primero en reanudarlas en 1986 y en recomponerlas totalmente en 1990. Las relaciones gubernamentales entre Polonia e Israel han ido mejorando paulatinamente como resultado de visitas mutuas de los presidentes y de los ministros de Exteriores de ambos países.

Ha habido un gran número de acontecimientos para recordar el Holocausto en Polonia en los últimos años. En septiembre del año 2000 gobernantes de Polonia, Israel, Estados Unidos y otros muchos países (incluyendo, por ejemplo, el príncipe Hassan de Jordania) se reunieron en la ciudad de Oświęcim (al lado del emplazamiento del campo de concentración de Auschwitz) para celebrar la apertura de la reconstruida Sinagoga Chevra Lomdei Mishnayot y el Centro Judío de Auschwitz. La sinagoga, que fue la única de Oświęcim en sobrevivir a la guerra (paradójicamente en la ciudad de Oswiecim habitaba antes de la guerra una comunidad judía de ocho mil personas que fueron masacradas como todos los judíos de Polonia) junto con el centro cultural y educacional otorgan a los visitantes judíos de todo el mundo un lugar donde rezar y conocer cómo se desarrollaba la vida de la comunidad judía de la ciudad. Esta sinagoga fue la primera propiedad comunitaria en ser devuelta a la comunidad judía en todo el país gracias a una ley de 1997 que permite la devolución de las propiedades judías a la comunidad. Adicionalmente desde 1997 se viene celebrando todos los años la Marcha de la vida, una caminata desde Auschwitz hasta Birkenau para honrar y recordar a todas las víctimas del Holocausto y en la que suelen participar jóvenes polacos, católicos y judíos, y jóvenes judíos de todo el mundo, sobre todo de Israel y de los Estados Unidos. También hay actividades más generales, como el Festival de Cultura Judía de Cracovia, que se celebra todos los años.

En el año 2000 se estima que la población judía de Polonia contaba con unos ocho a doce mil miembros, la mayoría de ellos viven en Varsovia, Wrocław y Bielsko-Biała. De todas maneras, se trata de un tema polémico, puesto que no hay datos en el censo que puedan ofrecer un número exacto. De acuerdo con algunas instituciones judías de Polonia, como el Centro Moses Schorr, esto puede representar una subestimación del verdadero número. Esta organización estima que hay aproximadamente 100.000 judíos en Polonia (o parcialmente judíos) aunque no sean religiosos, de los cuales entre treinta y cuarenta mil tienen alguna conexión directa, por pequeña que sea, con la comunidad judía, ya sea a nivel cultural o religioso. En 2017 se ha denunciado que el antisemitismo crece en Polonia alimentado por la crisis de los refugiados que vive Europa y por la actitud de políticos locales y medios de comunicación.

Fuente: Wikipedia

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