Apuntes sobre los Episodios en torno la imagen de Anna Frank

Dos episodios simultáneos y aparentemente inconexos en relación a la clásica imagen de la niña Anna Frank han desatado furor y polémica en redes en torno al tema, en especial por parte de personas e instituciones judías. Por un lado, el programa Showmatch en Argentina usa esa imagen como parte de una escenografía en un concurso de talentos, y por otro lado la revista chilena Velvet como imagen de un artículo sobre adolescencia y encierro. En ambos casos las retracciones fueron inmediatas y ambos medios propusieron medios de reparación por el uso inapropiado de la imagen.

Valen algunas reflexiones en relación al asunto, más allá del origen o el fin antisemita de los episodios; en ambos casos es claro que no ha habido posturas antisemitas ni ahora ni antes.

Dicho esto, me resultan llamativos los siguientes fenómenos:

  1. Que la discusión posterior al asunto esté centrada en la “interna” en torno al hecho.
  2. Que el hecho, ajeno al mundo judío, dé pie a seguir profundizando divisiones
  3. Que es evidente que nadie tomó el episodio como una amenaza antisemita; habría unido.
  4. Que el problema no es el antisemitismo, sino la ignorancia.

Por otro lado, en relación al uso de símbolos o signos, vale la pena reflexionar:

  1. Hasta qué punto los iconos se independizan de su contexto como cualquier objeto de arte de su autor. “Guernica”, la obra de Picasso, es sobre lo sucedido en “Guernica” y Ernesto Guevara fue un guerrillero, pero ambos son iconos culturales cuyo significado está en permanente construcción o desconstrucción.
  2. Los judíos hemos hecho una tarea tan profunda y exhaustiva en relación a la memoria que, pasados ochenta años, los símbolos que representaron nuestra tragedia singular, la Shoá, están siendo exportados y usados libremente, con el riesgo de que se usen equivocadamente.
  3. Una vez que la Shoá está instalada (aun entre los negadores) en la percepción de la Humanidad, el siguiente paso será velar por su uso en lugar de su abuso; incluidos nosotros mismos. Que detrás de la imagen venga el relato singularizante.
  4. Que no son los símbolos judíos los únicos abusados. Sucede que el colectivo judío somos muy sensibles a cómo se nos de-nomina, sea en el discurso o en el arte.
  5. Que si como judíos pedimos exactitud y uso respetuoso de símbolos y términos, también nosotros seamos cuidadosos en no abusar y desnaturalizar conceptos: no hay nada “banal” en el mal ni nada “líquido” en el amor u otros sentimientos.

En definitiva: ojo con el “lugar común”, la propia ignorancia, y la auto-simplificación de nuestra compleja naturaleza; y seamos conscientes que la Shoá nos sucedió a nosotros y sólo a nosotros pero como tanto legado judío, su simbolismo es de todos los hombres. No traslademos al uso por parte de terceros nuestro ancestral sentido de la persecución. A veces, simplemente, la gente es ignorante.

Por Ianai Silberstein

 

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