HAFTARA HAJODESH – IEJEZKEL 45:16 46:18

Esta semana leemos la cuarta y última de las parashot especiales que se deben leer en el mes de Adar, “Parashat Hajódesh”, y es por eso no se leerá la haftará semanal, sino la haftará correspondiente a shabat Hajódesh, que ha sido seleccionada del libro del profeta Iejezkel.

En Parashat Hajódesh se lee acerca del sacrificio de Pesaj que debieron comer los hijos de Israel en la tierra de Egipto y en nuestra haftará leeremos un tema parecido a ese.

En los capítulos anteriores al del fragmento que leemos hoy, el profeta Iejezkel nos había descripto con lujo de detalles cómo será el tercer y definitivo Templo de Jerusalem, y en los capítulos 45 y 46 nos describe cómo serán efectuadas algunas de las ofrendas y los sacrificios a través del “nasí (príncipe, representante, dirigente).

Respecto de la identidad de este nasí hay distintas opiniones: algunos comentaristas sostienen que el nasí es el Cohén Gadol (Sumo Sacerdote) que dirigirá todo el servicio a D’os en el tercer Templo, mientras que otros comentaristas opinan que es el Mélej Hamashíaj (el Mesías).

Me resulta muy inspirador poder imaginar un tercer Beit Hamikdash en este siglo XXI. Pensar en un “Gran Templo” que nos pueda albergar a los quince millones de judíos esparcidos por todos los confines de la tierra.

Pero antes de poder llegar a pensar en ese objetivo final, es mucho más importante, todo lo que debería ocurrir antes, para que ese tercer Templo sea posible.

Estamos a un poco más de dos semanas de nuevamente festejar Pesaj esa fiesta en que conmemoramos la salida de la esclavitud de Egipto y sobre todo el nacimiento del pueblo judío, y desde aquí comenzamos a transitar el camino que nos llevará en cincuenta días más tarde, a recibir la Torah.  Todos reunidos debajo de ese gran monte, todos unidos diciendo “Kol asher diber Ad-nai nahase”( Shmot 19:8) Todo lo que dijo ´D´os haremos.

La verdad una hermosa imagen todos junto repitiendo “Am ejad be lev ejad” (como un pueblo con un solo corazón). 

Como decía al comienzo si queremos poder imaginar un tercer templo majestuoso con todo el pueblo unido y cantando al unísono, primero debemos solucionar los pequeños conflictos familiares.

Recién cuando hayamos podido unirnos de verdad, podríamos pensar en objetivos más grandes. Como, el tercer Beit Hamikdash que nos relata el profeta. Va a poder llegar seguro.

Pero primero vamos por lo pequeño, para luego poder ir por lo grande. Por eso estimados amigos lo que verdaderamente deseo en este Shabat Hajodesh es que sin importar qué nos separa de nuestros vecinos, pensemos que es lo que nos puede unir a ellos y realmente trabajar por esa unión de todos.

Y sin lugar a duda en un futuro cercano podremos conocer al Mashiaj ben David y el tercer Beit Hamikdash.

Ari A. Alster

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