Parashat Koraj

koraj

La Parashá
(relato los hechos antes del estudio posterior)

Basado en el comentario del Rab. Mansour

“ No es de mi corazón “- La Tora es de D’s.
La Parashá de esta semana, Parashá Koraj, describe la revolución liberada por Koraj y sus seguidores, contra Moshé Rabeinu, Koraj le dice a Moshé: “ Porque te elevas por encima de la congregación del Señor?”

Acusa a Moshé Rabeinu, que la Torá ( Bamidbar 13:3 ) describe como “humilde”, como arrogante, manteniéndose por encima del resto de la gente y toma el poder y el liderazgo por sí mismo.

Curiosamente, después del pecado del Becerro de Oro, así como después de otros pecados cometidos por el pueblo de Judío, Moshé Rabeinu defendió al pueblo judío.

Aquí, sin embargo, Moshé le ruega a D’s que no “ tenga en cuenta su ofrenda “. Incluso la nación se sorprende por la reacción de Moshé después de que las personas son castigadas, se quejan y acusan a Moshé y Aarón de “ Traer la muerte sobre el pueblo del Señor”.

Este es el único caso en la Torá en que Moshé en realidad le desea el mal al pueblo judío.

Por que esa reacción es tan severa?

Además, uno podría preguntar porqué la Torá incluso registra este incidente. La Torá no se relaciona con cada episodio. De hecho, la parashá de la próxima semana ocurre en el cuadragésimo año. La Torá omite los eventos de más de treinta y ocho años, hasta el cuadragésimo año.

Entonces cual es la lección de esta parashá?
Me gustaría sugerir que esta parashá, Parashá Koraj, es la parashá más importante de la Torá. El Rambam, en su comentario a la Mishná ( capítulo 10 del Sanedrim), enumera los Trece Principios de la Fe. Insiste en que uno debe “ Conocerlos y revisarlos muchas veces.”

Escribe que, mientras uno es castigado, aquel que no cree en uno de los Trece Principios pierde su parte en el Mundo Venidero.

El Rambam presenta el octavo principio de la Fe. El octavo principio es que la Torá es del Cielo.

Debe creerse que la misma Torá que está hoy en nuestras manos es la Torá que fue traída por Moshé, ya que todo proviene de D’s.

De manera similar, su interpretación tal como se ha transmitido también es “ de la boca de el Poderoso “. Lo que observamos hoy, como la forma del Sukka, el Lulav, el Sofar, el Sisit, el Tefilim y otras formas semejantes, son las formas reales que D’s le dijo a Moshé y que él nos dijo que hiciéramos.

Continúa afirmando que todos los versículos tienen el mismo valor, ya que todos fueron dados a Moshé por D’s. Es por eso que, de acuerdo con nuestra tradición ( basada en la práctica de Rambam), no estamos de pie cuando los Diez Mandamientos son leídos en voz alta de la Torá. Dado que todos los versículos son de igual importancia, porque deberíamos representar algunos versículos y no otros?
El Rambam deriva este principio de un versículo en la parashá de esta semana.
El versículo en base al cual está atestiguado este octavo principio es el suyo ( es decir de Moshé ) que dice:
“ En esto, sabrán que el Señor me ha enviado a hacer todas estas cosas. porque no es de mi corazón.” ( Bamidbar 16:18 )

En otras palabras, Moshé Rabeinu afirma que todas sus acciones se basan en las palabras de D’s. De esto el Rambam deriva que la Torá, tal como lo transmitió Moshé Rabeinu, es un fiel reflejo de las palabras de D’s. Si es así, podríamos sugerir que Koraj no desafió el liderazgo de Moshé; desafió si Moshé realmente estaba transmitiendo la Torá con precisión. El negó la veracidad y el origen de la Torá. Moshé comprendió inmediatamente que en el corazón de la rebelión de Koraj estaba la negación del origen divino de la Torá. Si es así, Moshé Rabeinu no solo negó esto, diciendo que la Torá “ no viene de mi corazón,” sino que se dio cuenta de que, a diferencia de otros pecados, esto merecía un castigo rápido y definitivo.

Por esta razón, Parashá Koraj, es tan importante. Fue escrito para enfatizar la centralidad del Octavo Principio de la Fe del Rambam, el origen divino de la Torá. Es por eso que debemos ser muy cuidadosos cuando alguien viene a cambiar una tradición de la Torá. Discrepar con Moshé es estar en desacuerdo con D’s.
Leer la Parashá Koraj debería llevarnos a comprometernos con el Octavo Principio del Rambam.
Necesitamos aceptar toda la Torá, incluidas aquellas partes que no entendemos. Los Principios de la Fe no son negociables.
Hay muchos “ Koraj” en nuestra generación, como dice el versículo, “ y los hijos de Koraj no murieron”, y rezamos para que el Hakadosh Baruj Hu nos dé la fuerza para no ser engañados por aquellos que nos presentan falsedades. Si D’s quiere, aquellos que defiendan este principio merecerán una porción en el Mundo Venidero.

Shabat Shalom Umeboraj

Marcelo Mann

 


Estudiando la Parashá

Rabino Jonathan Sacks

Koraj fue tragado por la tierra pero su espíritu sigue bien vivo y en los lugares más improbables: las universidades de Estados Unidos e Inglaterra.
 
Koraj fue la personificación de lo que los Sabios denominaron no discutir por el bien del cielo. Lo contrastaron con las escuelas de Hillel y Shamai, que sí discutían por el bien del cielo.[1] La diferencia entre ellos, según Bartenura, es que la discusión por el bien del cielo es una discusión por la verdad. La que no es por el bien del cielo es una discusión por la victoria y el poder, que son cosas completamente distintas.
 
Koraj y sus seguidores venían de tres grupos diferentes. Koraj era de la tribu de Leví. Datán y Aviram de la tribu de Rubén. Y había 250 líderes de distintas tribus. Cada uno tenía un reclamo específico.[2] Los 250 dirigentes estaban resentidos por el hecho de que les habían retirado sus roles de liderazgo luego del pecado del Becerro de Oro y fueron otorgados a la tribu de Leví. Datan y Aviram se sentían agraviados porque su tribu – descendientes del primogénito de Yaakov – no recibió ningún status especial. La respuesta de Moshé a Koraj – “Ahora tú también quieres obtener el sacerdocio… ¿Quién es Aarón que vas a quejarte contra él?” – deja en claro que Koraj quería ser Cohen, y probablemente Cohen Gadol, en lugar de Aarón.
 
Los tres grupos no tenían nada en común salvo eso, que querían ser líderes. Cada uno de ellos aspiraba a una posición de mayor envergadura o de prestigio que la que tenían en ese momento. Era una discusión que no era por el bien del cielo.
 
El texto nos brinda una imagen clara de lo que entendían los rebeldes por liderazgo. La protesta ante Moshé y Aarón era “¿Por qué se colocan ustedes por encima del resto de la Asamblea del Señor?” Más adelante Datan y Aviram expresaron a Moshé: “¡Ahora también a nosotros nos quieres dominar!”
 
Como regla general, si quieres comprender los motivos del resentimiento, escucha las acusaciones que plantean a otra gente y comprenderás lo que quieren. Por ejemplo, por muchos siglos varios imperios acusaron a los judíos de querer dominar el mundo. Los judíos nunca quisieron hacerlo. A diferencia de casi cualquier otra civilización extendida a lo largo del tiempo, los judíos nunca crearon ni quisieron crear un imperio. Pero los que acusaron a los judíos de hacerlo pertenecían a imperios que estaban comenzando a decaer. Querían dominar el mundo pero sabían que no les sería posible, y entonces atribuyeron su deseo a los judíos (proceso psicológico conocido como división-y- proyección, el fenómeno singular más importante para comprender el antisemitismo).[3] Fue ahí que crearon mitos antisemitas, cuyo ejemplo más clásico es el de los Protocolos de los Sabios de Sión, inventado por escritores o propagandistas de la Rusia zarista durante la última etapa de su derrumbe.
 
Los rebeldes aspiraban a lo que ellos atribuyeron a Moshé y Aarón: ejercer una forma de liderazgo desconocida en la Torá y radicalmente incompatible con el valor que Moshé representaba: la humildad. Ellos querían colocarse “por sobre la asamblea” del Señor y “dominar” al pueblo. Querían el poder.
 
¿Qué se hace entonces cuando lo que se desea es el poder y no la verdad? Se ataca no el mensaje sino al mensajero. Se intenta destruir el prestigio y la credibilidad de los oponentes. Se intenta acallarlos. Eso es lo que intentaron Koraj y sus acólitos rebeldes.
Lo que hicieron explícitamente fue acusar a Moshé de colocarse por encima de la congregación y de transformar el liderazgo en dominación.
 
Presentaron otras demandas, como inferimos por la respuesta de Moshé. Dijo: “No he tomado ni siquiera un asno de ellos ni los he perjudicado de forma alguna,” dando a entender que lo acusaban de aprovechar su posición en beneficio propio, tomando propiedad ajena. Él dijo: “De esta manera sabrán que el Señor me ha enviado para hacer todas estas cosas y que esta no es idea mía,” implicando que lo acusaban de atribuir a Dios ciertas instrucciones y órdenes cuando en realidad eran sus propios deseos.
Lo más indignante es la acusación hecha por Datan y Aviram: “¿No alcanza con que nos hayas traído de una tierra en la que manaba leche y miel para matarnos en el desierto?” Este es un adelanto de los conceptos de nuestro tiempo: noticias falsas (fake news), hechos alternativos, post verdad. Estas eran mentiras obvias, pero sabían que si se repiten innumerables veces y en los tiempos apropiados, alguien lo creerá.
 
No tuvieron el más mínimo interés en plantear los temas de fondo: la estructura de liderazgo que ocasionó gran descontento entre las tribus de Leví, Rubén y otros jefes tribales; que una generación había perdido toda posibilidad de llegar a la tierra prometida; y cualquier otra cosa que estaba preocupando al pueblo. Esos eran problemas verdaderos, pero a los rebeldes no les interesaba la verdad. Querían el poder.
Su objetivo, a juzgar por el texto, era  desacreditar a Moshé, dañar su credibilidad, crear dudas en el pueblo acerca de si realmente recibía instrucciones de Dios y de tal forma insinuar que no tendría el temple necesario para conducirlos en el futuro, o por lo menos estar forzado a capitular ante las demandas rebeldes. Cuando la discusión es por el poder, la verdad no juega ningún papel.
 
La discusión que no es por el bien del cielo ha reaparecido en nuestros tiempos bajo la forma de la cultura de “cancelación” o “denuncia” en las redes sociales para transformar a las personas en no-personas cuando se considera que han cometido alguna transgresión – a veces genuinamente (como en casos de acoso sexual por ejemplo), otras veces simplemente por ir en contra de la tendencia moral del momento. Es especialmente preocupante la práctica creciente de negar o retirar de una plataforma universitaria a alguna persona cuyas ideas son consideradas ofensivas para algunos grupos (frecuentemente minoritarios)
 
Son las instancias contemporáneas de la discusión que no es por el bien del cielo. Son ejemplos del abandono de la búsqueda de la verdad a favor de la de la victoria y el poder. Se trata de desacreditar y acallar – “bloquear” – al individuo. La universidad es, o debería ser, el hogar de la discusión por el bien del cielo. Es el lugar al que vamos para participar en la búsqueda colaborativa de la verdad. Escuchamos posturas opuestas a la nuestra. Aprendemos a defender nuestras creencias. Profundizamos nuestra comprensión y crecemos intelectualmente. Aprendemos lo que significa interesarnos por la verdad. La búsqueda del poder tiene su lugar, pero no en el hogar de la verdad.
 
Es por eso que los Sabios confrontaron a Koraj y sus socios rebeldes con las escuelas de Hillel y Shamai:
 
Durante tres años hubo una disputa entre las escuelas de Hillel y Shamai. El primero planteó: ‘La ley concuerda con nuestros puntos de vista,’ y el segundo insistió ‘La ley concuerda con los nuestros.’ Entonces una Voz de los cielos (bat kol) proclamó: ‘Esas y estas son las palabras del Dios viviente, pero la ley acuerda con la escuela de Hillel.’
Siendo que en ambos ‘esas y estas son las palabras del Dios viviente’, ¿por qué fue acordada la determinación de las decisiones de la ley a la escuela de Hillel? Porque sus integrantes eran amables y modestos, y porque estudiaban la ley de tanto según sus decisiones como las de la escuela de Shamai, y porque tuvieron la humildad de mencionar las enseñanzas de Shamai antes que las propias.[4]
 
Este es un hermoso retrato del ideal rabínico: aprendemos escuchando la opinión de nuestros oponentes, a veces antes que las propias. Yo creo que lo que está ocurriendo en las universidades, cambiando la búsqueda de la verdad por la del poder, demonizando y sacando de plataforma a los que no están de acuerdo, es el fenómeno de Koraj de nuestro tiempo, y es ciertamente muy peligroso. Un antiguo dicho del latín dice que para asegurar justicia, audi alteram partem, “escucha a la otra parte.” Es escuchando a la otra parte que transitamos por el camino de la verdad.
Fuentes
[1] Mishná Avot 5:17
[2] Esto es una combinación de las visiones de Ibn Ezra y Ramban.
[3] Ver The Need to have Enemies and Allies (1988) de Vamik Volkan
[4] Talmud de Babilonia: Eruvin 13b
 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *