Genesis


Después de crear los animales, dijo D’s: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre toda la tierra y cuantos animales se mueven sobre ella”.

Entonces tomó barro y limo de la tierra, y con él formó el cuerpo del primer hombre; luego inspiró en su rostro un soplo de vida, es decir le dio un alma inmortal y racional. El primer hombre se llamó Adán, que quiere decir hecho de la tierra roja. D’s hizo al hombre de la materia creada en la tierra, nos dice Moisés, es decir no es un extraterrestre sino que proviene por evolución de la propia tierra y, una vez formado, D’s le dio un alma inmortal y racional, dotada de memoria, entendimiento y voluntad, lo que le hizo ser semejante al Creador.

Después de haber creado todos los animales de la tierra y todas las aves del cielo los puso ante Adán, para que viese cómo había de llamarlos, y Adán dio a cada uno de ellos un nombre, que designaba su naturaleza y sus propiedades. Con esto el Génesis nos quiere decir, que todos los animales de la tierra y las aves del cielo fueron creados para el hombre, para que este disfrutara de ellos y los dominara. Dar nombre a un ser es, de alguna manera, conocerlo, dominarlo y así queda expresado en este relato del libro sagrado escrito por Moisés.

Hasta entonces Adán era el único ser de la tierra creado a imagen de D’s. Dijo, pues, el Señor: “No es bueno que el hombre esté sólo, démosle una ayuda semejante a él.

Produjo en Adán un sueño misterioso durante el cual le sacó una costilla, y de ella formó la primera mujer, dándole un alma semejante a la de Adán. D’s quería crear el linaje humano y quiso revelarnos la identidad e igualdad entre el hombre y la mujer. De ahí el relato, de que del mismo cuerpo del hombre se forma la mujer, siendo así una misma carne y, otorgándole un alma, que constituía también a la mujer a imagen y semejanza de D’s.

Al despertar éste y ver a la mujer, dijo: “¡Esto si que es ya hueso de mi hueso y carne de mi carne! Enseguida D’s la entregó a Adán por compañera, y este la llamó “Eva, por ser madre de todos los vivientes”. El Señor les dio su bendición y dijo: “Creced y multiplicaos, llenad la tierra, y dominad en ella”. Continúa el relato bíblico revelándonos el natural destino del hombre y la mujer.

Por último, nos dice el Génesis que fijó D’s su mirada en los seres que acababa de crear y vio que todo era bueno. Es decir, que todos los seres creados por Él, poseían las cualidades especiales convenientes a su destino.

Al séptimo día, después de haber creado todas las cosas, D’s “descansó”. Dios por ser omnipotente, no puede cansarse como nosotros nos cansamos en el trabajo o en el deporte. Esta palabra descansó, quiere decir que dejó de producir o crear seres. El séptimo día ha sido hecho para descansar, para poder así dedicarnos mas y mejor a darle a Dios el culto que le debemos

https://youtu.be/rULl3NA23mY

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