Parashat Pekudei con comentario del Rabino Jonathan Sacks

pekudei

Pekudei

En este próximo Shabat se leerá de la Tora la Parashah Pekudei. Moshe hace un recuento de Oro, Plata y Cobre donado por el pueblo para la construcción del Mishkan. Betzalel y Ahaliav y sus asistentes confeccionan las ocho vestimentas sacerdotales. 

El Mishkan es completado junto a todos sus componentes y traído frente a Moshe quien bendice al pueblo. El versículo no explica cuál fue la bendición que Moshe les dió, pero Rashi lo aclara que Moshe les dijo: Sea su voluntad que la Shejina ( Presencia de D’s) repose sobre la obra de sus manos. Que la amabilidad de Hashem nuestro D’s este sobre nosotros y la obra de nuestras manos la establezcan. En otras palabras Moshe bendijo al pueblo judío pidiéndole a D’s que la Shejina , la presencia divina morara en la obra de sus manos.

Luego erige y unge con aceite de unción e inicia Aarón junto con sus cuatro hijos en el sacerdocio. Una nube blanca aparece sobre el Mishkan significando que la presencia divina vino a morar en él. Hashem habla con Moshe y le dice que el Mishkan debe ser establecido el primer día del mes de Nisan. Cada vez que la nube se aleja del Mishkan los hijos de Israel van tras ella. De noche la nube es reemplazada por una Columna de Fuego.
Shabat Shalom Umeboraj y Jodesh Tov

Por Marcelo Mann

Integridad en la vida pública
Por el Rabino Jonathan Sacks Z´L 

Traductor: Carlos BeteshEditor: Abraham Maravankin
Hay un versículo que nos resulta tan familiar que frecuentemente no nos detenemos a reflexionar qué significa. Es el comienzo del primer párrafo de la Shemá: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y todo tu me’od.” Esta última palabra ha sido traducida como “fuerza” o “poder”. Pero Rashi, siguiendo el Midrash y el Targum, lo traduce como “con toda tu riqueza.”
Si fuera así, el versículo parecería incomprensible, por lo menos en el orden en el que está escrito. “Con todo tu alma” fue entendido por los sabios como “con tu vida” si fuera necesario. Hay momentos, afortunadamente muy escasos, en los que estamos obligados a entregar la vida antes de cometer un crimen o un pecado. Si fuera ese el caso, no es necesario remarcar que deberíamos amar a Dios con toda nuestra riqueza, es decir, si requiere un gran sacrificio financiero. Sin embargo Rashi y los sabios dicen que esa frase está dirigida a aquellos para los que “la riqueza significa más que la vida misma.”
Naturalmente, la vida es más importante que la riqueza. Pero los sabios también sabían que, en sus palabras, Adam bahul al mammono, o sea, las personas hacen cosas extrañas, intempestivas, impulsivas e irracionales cuando el dinero está en juego. (Shabbat 117b) El beneficio financiero puede ser una gran tentación, llevándonos a realizar actos que pueden resultar dañinos para el otro, y a la larga para nosotros mismos. Por lo tanto, cuando se trata de temas financieros, especialmente cuando se trata de fondos públicos, no debe haber lugar para la tentación, ningún espacio para la duda acerca del fin para el cual los fondos fueron donados. Debe haber un escrupuloso control y transparencia. Sin esto, existe un riesgo moral: la tentación máxima combinada con la máxima oportunidad.
De ahí la parashá Pekudei, con el detalle minucioso de cómo fueron usadas las donaciones para la construcción del Mishkan:
“Estas son las cantidades utilizadas para el Tabernáculo, el Tabernáculo del Testimonio, que fueron registrados por orden de Moshé por los levitas bajo la dirección de Itamar, hijo de Aarón el sacerdote.” (Éxodo 38:21)
A este pasaje sigue la lista exacta de la cantidad de oro, plata y bronce recolectados y la finalidad a la que estarían destinados. ¿Por qué hizo esto Moshé? Un Midrash sugiere una respuesta:
“Observaron fijamente a Moshé” (Éxodo 33:8) – El pueblo criticó a Moshé. Se decían uno al otro: “Mira ese cuello. Mira esas piernas. Moshé está comiendo y bebiendo lo que nos pertenece a nosotros.  Todo lo que él posee nos pertenece.” El otro le contestaría: “La persona que está a cargo de la construcción del Santuario – ¿qué esperas? ¿que no se vuelva rico?” Apenas escuchó esto Moshé, contestó: “Por tu vida, apenas esté completado el Santuario haré un detalle de las cuentas contigo.” [1]
Moshé elaboró un minucioso registro para evitar entrar bajo la sospecha de que él se había apropiado de una parte del dinero donado. Observen el énfasis en que  que el control  sería llevado a cabo, no por Moshé, sino por “los levitas bajo la dirección de Itamar,” en otras palabras, bajo una auditoría independiente.
No hay ningún indicio de estas acusaciones en el texto en sí, pero el midrash pudo haber estado basado en el comentario que hizo Moshé durante la rebelión de Koraj:
“ No he tomado siquiera un asno de ellos, ni he perjudicado a ninguno de ellos.” (Números 16:15)
Acusaciones de corrupción y enriquecimiento personal de los líderes son  frecuentes, con o sin justificación. Podemos pensar que como Dios ve todo lo que hacemos, eso sería suficiente para impedir que hagamos algún mal. Pero el judaísmo no dice eso. El Talmud registra una escena en el lecho de muerte de Rabán Yojanán ben Zakkai, rodeado por sus discípulos:  
Le dijeron, “Maestro nuestro, bendícenos.” Él les dijo. “Que sea la voluntad de Dios que el temor al cielo sea tal sobre vosotros como el temor a la carne y la sangre.” Sus discípulos le preguntaron, “¿Eso es todo?” Él contestó: “¡Que no tengan nada menos que ese temor! Pueden ver ustedes mismos la verdad de lo que he dicho: cuando un hombre está por cometer una trasgresión, dice, espero que ninguna persona me vea.” (Berajot 28b)
Cuando los seres humanos cometen un pecado, están preocupados de que nadie los vea. Se olvidan de que Dios ciertamente los ve. La tentación ofusca la mente y nadie debe pensar que está libre de ello. 
Un pasaje posterior del Tanaj parece indicar que el control de Moshé no fue estrictamente necesario. El Libro de Reyes relata un episodio en el que, durante el reinado del rey Yehoash, fue recolectando dinero para la restauración del Templo.
“No requirieron el control de los que recibieron el dinero para pagar a los operarios, porque actuaron con total honestidad.” (2 Reyes 12: 16) Moshé, hombre de honestidad total, puede haber actuado entonces “más allá del estricto requerimiento de la ley.” [2]
Es precisamente el hecho de que Moshé no estaba obligado a hacer lo que hizo que le da a este pasaje su fuerza. Debe haber transparencia y control cuando se trata de fondos públicos aun cuando las personas involucradas tuvieran antecedentes impecables. Las personas en puestos de confianza deben ser,  y deben ser vistos como  individuos de integridad moral. Itró, el suegro de Moshé ya lo había dicho cuando le sugirió a Moshé nombrar subordinados para asistirlo en la tarea de conducción del pueblo. Deben ser, le dijo,“Hombres que teman a Dios, personas de confianza que aborrezcan la ganancia deshonesta.” (Éxodo 18: 21) 
Sin la reputación de honestidad e incorruptibilidad, los jueces no pueden asegurar que la justicia será honrada. Los sabios derivaron este principio general del episodio del Libro de Números cuando los descendientes de las tribus de Gad y de Reuben expresaron su deseo de llegar a un acuerdo sobre el lado oriental del Jordán que proporcionaba buena pastura para su ganado (Números 32:1-33). Moshé les dijo que si lo hacían, desmoralizarían al resto de la nación. Habrían dado la impresión de no estar decididos a luchar junto a sus hermanos en la conquista de la tierra.
Los hijos  de Gad y Reuben aclararon que estaban dispuestos a liderar la vanguardia de las tropas, y que retornarían al otro lado del Jordán una vez que la tierra hubiera sido conquistada completamente. Moshé aceptó la propuesta diciendo que si cumplen con su palabra serán “claros (veheyitem neki’im) ante el Señor y ante Israel.” (Números 32:22) Esta frase ingresó a la ley judía como principio de que “el individuo se debe exculpar ante sus semejantes además de ante Dios.” [3] No es suficiente hacer las cosas bien. También  se nos debe ver hacerlo, sobre todo cuando existe la posibilidad de rumor o sospecha. Hay varias instancias en la literatura rabínica temprana en las cuales esta regla fue aplicada. Por ejemplo, cuando las personas fueron a tomar monedas para los sacrificios en la Cámara de los Shekel del templo, el lugar en el que se guardaba el dinero:
No entraban en la cámara vistiendo sacos bordados, zapatos, sandalias, tefilin o amuletos por si empobrecieran, la gente podría pensar que fue por alguna transgresión cometida en la cámara; o si enriquecieran y la gente sospechara que fue porque se apropiaron del dinero de la cámara. Ya que es un deber de la persona estar libre de culpa tanto ante los hombres como ante Dios, como está dicho: “Y sé claro ante el Señor y ante Israel.” (Números 32:22) y también dice “Así hallarás favor y buen entendimiento ante la vista de Dios y del hombre” (Proverbios 3:4). [4] 
Los que entraban en la cámara tenían prohibido utilizar cualquier vestimenta en la que podrían esconder o hurtar monedas. De la misma forma, cuando los encargados de las donaciones tenían un sobrante de fondos, no les estaba permitido cambiar monedas de cobre por otras de plata de su propiedad: debían hacer el cambio con un tercero. A los encargados de olla popular no se les permitía comprar cantidad adicional de comida si no había necesitados a quien dársela. Los sobrantes debían ser vendidos a terceros para evitar que se sospechara que los encargados estuvieran lucrando con fondos públicos. (Pesajim 13a)
Las reglas del Shuljan Aruj indican que la recolección de donaciones debe hacerse con un mínimo de dos personas, para que cada uno pueda ver lo que hace el otro. [5] Hay diferencias de opinión entre el Rabino Iosef Caro y Rabino Moshé Isserles acerca de la necesidad de cuentas detalladas. El Rab Caro dictamina en base al pasaje de 2 Reyes: – “No requirieron control sobre el dinero para pagar a los operarios porque actuaron con total honestidad” (2 Reyes 12: 15) – o sea que ningún control formal sería necesario para las personas con honestidad indiscutible. Sin embargo el Rab Isseres dice que corresponde hacerlo por el principio  “Sé claro ante Dios y ante Israel.” [6]
La confianza es la esencia de la vida pública. Una nación que tiene sospechas de corrupción de sus líderes no puede funcionar en forma efectiva como sociedad libre, justa y abierta. Es un indicador de buena sociedad cuando el liderazgo público es considerado ser más una modalidad de servicio que de poder, tan fácilmente propenso al abuso. El Tanaj es un tutorial continuo acerca de la importancia de los altos niveles de honestidad en la vida pública.
Los profetas fueron los primeros críticos sociales del mundo, enviados por Dios para transmitir la verdad al poder y para desafiar a los líderes corruptos. El desafío de Elijah al Rey Ahab y las protestas de Amós, Oseas, Isaías y Jeremías contra las prácticas no éticas de sus días, constituyen textos clásicos en esta tradición, estableciendo los ideales de equidad, justicia, honestidad e integridad para todos los tiempos. Una sociedad libre está construida sobre bases morales, las que deben ser incólumes.
Moshé es el ejemplo perfecto al proporcionar el detalle de los fondos recibidos para el primer proyecto colectivo del pueblo judío, sentando ese precedente para todos los tiempos.

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