Había una vez.

Había una vez un país que recibió un atentado terrorista contra una sede diplomática. Fue posible probablemente porque las fuerzas de seguridad y servicios de inteligencia del país donde se realizó el atentado no tomaron los lógicos recaudos y prevenciones para evitar el mismo. Aunque rápidamente se organizó una pulcra y profunda investigación que incluyó a fuerzas de seguridad idóneas, profesionales y honestas que instruidas por una justicia proba e independiente llegó con velocidad a la verdad y juzgó a los culpables.

Asimismo, las autoridades gubernamentales junto con los servicios de inteligencia y las fuerzas de seguridad tomaron en consideración las motivaciones que generaron el atentado terrorista, realizaron una extensa autocrítica y evaluaron las debilidades de seguridad del país; también establecieron y ejecutaron un plan de trabajo que posibilitó, desde ese momento hasta la fecha que nunca más se lleve adelante ningún atentado terrorista en su territorio.

ESE PAÍS NO ES LA ARGENTINA.

El atentado a la AMIA y su falta de justicia y verdad es el síntoma de un país con un estado enfermo.

Cuando no se puede o no se quiere aprender, en el sentido hondo del término, la historia tiende a repetirse. Es el eterno retorno de lo mismo…

Ale Kladniew.
Shabat Shalom.

SEGUIREMOS EXIGIENDO JUSTICIA.

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