LA PARASHAT DE LA SEMANA

PALABRAS DEL RABINO

PARASHAT BEJUKOTAIפרשת בחקתי

Esta es la última lectura del libro de Vaicrá y habla acerca de la recompensa y castigos frente al cumplimiento o no de los mandamientos y preceptos.
Al vivir del campo, los hebreos conocían la importancia de la tierra, de la lluvia, del calor y del frío que afectarían para bien o para mal la producción, y eso determinaría la suerte de cada hebreo durante el año.
Por eso la Torá dice: “Si en mis leyes anduviereis y cumplireis Mis preceptos os brindaré lluvias en su tiempo y la tierra dará su producto y el árbol del campo dará su fruto y vuestra trilla se prolongará hasta la vendimia y la vendimia hasta la siembra y comeréis vuestro pan hasta saciaros y moraréis con tranquilidad en vuestra tierra. “ (Levítico 26:3-4)
Estas son parte de las recompensas o bendiciones y asimismo habría castigos o maldiciones por el incumplimiento de los preceptos. La gravedad de los castigos es tan fuerte que al leer estas oraciones en la Torá se lo hace de un modo rápido y “fuera de micrófono” a fin de escuchar lo menos posible.
La parashá enfatiza el concepto de libre albedrío que ya había sido dado por D´s al comienzo de la Creación y las consecuencias de las distintas elecciones.
El Rabino Avi Weiss que dirige el Instituto Hebreo de Riverdale, y quien viniera hace algunos años a la Argentina se preguntó la razón por la que hay más castigos que recompensas en este texto. Su comentario es muy esclarecedor y por ello quería compartirlo con los lectores del Besorot.
“Pero es extraño porque el largo de las maldiciones es mucho mayor que el de las bendiciones ¿Por qué son tantas más las maldiciones? Casi tres a una. Varias respuestas han sido dadas.Ibn Ezra sugiere que aunque las bendiciones son menos en cantidad de oraciones, en realidad son más numerosas porque a diferencia de las maldiciones, están escritas en categorías generales. En este sentido abarcan mucho más.Biur (Naftalí Hertz Weisel) lo enfoca desde otro punto de vista. Las bendiciones, argumenta, son más dominantes porque nos llegan todas juntas en toda su extensión. Éste no es el caso de las maldiciones. La Torá insiste en que sobrevendrán gradualmente porque son un testimonio de la resistencia de Dios a castigar a Su pueblo. En efecto, una rápida revisión del texto indica que las amonestaciones están arregladas en cuatro versículos pareados, cuya severidad va en aumento. Comienzan con enfermedades y después continúan con hambruna, sitio y exilio. Cada uno de estos grupos comienza con las palabras “Mas si no me [a Dios] escucháis ni cumplís todos estos mandamientos,” indicando como cada paso sigue a un nuevo rechazo de la Torá de Dios. (Lev. 26:14, 18., 23, 27)Se me ocurre otra idea. Quizás, en realidad, las maldiciones son más largas porque la Torá habla en el lenguaje de la gente. Cuando no nos sentimos bien, a menudo describimos nuestro mal. El lenguaje que usamos suena más o menos así “me duele el estómago” o “me duele la cabeza” o “tengo un dolor en las piernas.” En cambio, cuando nos sentimos bien, nunca decimos “mi estómago marcha bárbaro” o “mi cabeza está funcionando bien” o “hoy mis piernas se mueven perfectamente bien.” Lo que decimos en general es “me siento bien.” En otras palabras, no ponemos énfasis en lo bueno que recibimos en la misma forma en que reconocemos las luchas que tenemos que enfrentar.Por esta razón, la Torá, reflejando la forma de pensar de los seres humanos, habla detenidamente de las maldiciones. Al igual que los seres humanos acentuamos nuestro sufrimiento, la Torá también describe con muchos detalles las maldiciones. Las bendiciones están descritas brevemente porque la gente habla de lo positivo que sucede en la vida en forma abreviada.

RABINO AVI WEISS

Fuente: www.hir.org/a_weekly_gallery/weekly_gallery_5766.html

De este modo termina el libro de Vaicrá cuya lectura nos acompañó durante las últimas diez semanas.
Shabat Shalom

RAB RUBEN SAFERSTEIN

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