Parashat Tetzavé

Belleza interna y externa. Las grandes ciudades frente a los pequeños pueblos.

El gran sabio Rabí Iehoshúa era el epítome de sabiduría y amabilidad. Por esa razón, una condesa romana se sorprendió muchísimo al conocerlo y descubrir que físicamente era tan poco atractivo. La condesa hizo un comentario sobre el tremendo contraste entre su interior y su exterior. En respuesta, Rabí Iehoshúa sugirió que ella vertiera un poco de su vino más valioso en un recipiente de oro. Ella lo hizo, y unos pocos días después descubrió (para su horror), que el vino se había podrido.

Rabí Iehoshúa explicó que su intención fue demostrar que a veces la belleza exterior puede arruinar un aspecto más importante del interior. La condesa protestó y respondió que conocía muchos hombres apuestos que también eran buenos y sabios. Rabí Iehoshúa le respondió que si esos hombres no hubiesen sido apuestos, habrían sido aún más sabios y amables.

Si bien Rabí Iehoshúa dejó en claro su opinión, el tema es, por supuesto, mucho más complejo. Por ejemplo, la Torá misma comenta sobre la belleza física de los patriarcas y las matriarcas. ¡Sin ninguna duda que la Torá no nos quiere decir con esto que hayan tenido una grandeza limitada! Más aún, de acuerdo con el misticismo judío, la belleza física se considera un reflejo de la composición espiritual profunda

Al igual que con tantas otras cosas, la belleza es una espada de doble filo. En manos de personas tan elevadas como los Patriarcas y las Matriarcas, era una herramienta para ayudarlos a atraer a otros a aprender sobre Dios. Pero en manos de personas menos elevadas, puede ser un obstáculo que impida el crecimiento espiritual. Por ejemplo, si una joven crece escuchando constantemente alabanzas sobre sus características físicas, quizás no se sienta tan motivada a desarrollar aspectos interiores de su personalidad.

El Rey Salomón dijo: “La gracia es una mentira, y la belleza es vana; la mujer que teme a Dios es loable” (Proverbios 31:30). Sobre este versículo, el Gaón de Vilna (siglo XVIII, Lituania), explica: “La gracia es una mentira y la belleza es vana” cuando no hay nada más, nada substancial que la respalde. ¡Pero cuando el “temor a Dios” también está presente, hasta la belleza es loable!

El tema de la belleza es central en la parashá de esta semana, Tetzavé, que describe las prendas sacerdotales utilizadas en el Templo Sagrado. La Torá nota que las prendas especiales del Cohén Gadol eran para “honor y esplendor”. Najmánides dice que eran similares a las prendas vestidas por un rey.

El Séfer HaJinuj explica que la magnificencia y la belleza del Templo servían para inspirar reverencia en los corazones de los que lo visitaban, y eso los acercaba a Dios. En una atmósfera así, todo lo que sea menos que hermoso estaría fuera de lugar y devaluaría lo que lo rodeaba. Esto ayuda a explicar la razón por la que la ley judía requiere que cuando la ropa de los cohanim se ensuciaba no fuera lavada y reutilizada, sino que era reemplazada por prendas nuevas.

La Torá también dice que está prohibido que un cohén (sacerdote) que tiene ciertos defectos sirva en el Templo Sagrado. ¿Esto se debe a que por tener esos defectos es menos amado por Dios?

Por supuesto que no. La razón por la que un cohén con una imperfección física no tenía permitido servir en el Templo era porque los visitantes podían perder el respeto por el Templo al verse distraídos por el defecto en el cohén. Dios no respeta menos al cohén que tiene una imperfección. Por el contrario, la Torá consideró la naturaleza imperfecta de las personas y advirtió que no era realista esperar que cada visitante que llegara al Templo se enfocara sólo en el alma del cohén que tenía el defecto, incluso cuando esa es la manera adecuada de ver a una persona.

Extraído de Aishlatino

La parashá

En este Shabat se leerá la Parashah Tetzave. Que relata que Hashem le dice a Moshe que reciba a los hijos de Israel aceite de oliva puro para que la llama eterna de la menora que Aarón deberá encender todos los días desde la tarde hasta la mañana.
También son descriptas las ropas sacerdotales que deberán ser vestidas por los cohanim ( sacerdotes) mientras realizan su servicio en el santuario. Todos los cohanim vestían: 
1) Ketonet una túnica larga de lino.
2) Mijnasaim pantalones de lino. 
3) Mitzvefet  o Mijbaat un turbante de lino .
4)Avnet un cinturón largo alrededor de las caderas. Además el Cohen Gadol ( sumo sacerdote) vestía Efod una especie de delantal hecho de lana teñida de colores azul, púrpura y rojo. También vestía Joshen una placa que iba pegada al pecho donde había incrustada dice piedras preciosas grabadas con los nombres de las doce tribus de Israel. Miel una túnica de lana azul con campanas y granadas de oro que se colocaba en el borde inferior. Tzitz una placa de oro que se colocaba en la frente con la inscripción “ Santo para D’s”.
Esta sección de la Parashah también incluye las instrucciones detalladas de Hashem para los 7 días de iniciación de Aarón y sus cuatro hijos Nadav, Avihu, Eliazar, e Itamar en el sacerdocio y para la confección del altar de oro donde el Ketoret ( incienso) era quemado .
Desde el libro de Shmot ( éxodo) hasta   Casi la última Parashah de la Tora se nombra a Moshe. Porque casi? Porque en esta Parashah es la única que a Moshe no se lo nombra. El porque tiene su respuesta. Cuando Moshe baja del Minte Sinaí con las Tablas de la Ley se encuentra con el pueblo estaba rindiendo culto al becerro de oro y en ese momento Hashem le dice a Moshe que va a destruir a todo el pueblo y va a surgir a través de Moshe un nuevo pueblo. Moshe le suplica a Hashem bórrame de tu libro y perdona a este pueblo. Cómo la palabra de un Tzadik se mantiene firme Hashem cumplió y no lo escribió en esta Parashah 
Shabat Shalom Umeboraj

Por Marcelo Mann

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