Últimos días en Kabul

Por Ricardo López Göttig

Restan sólo dos días para completar la salida de Kabul, momentos de gran tensión en Afganistán y para los Estados Unidos y sus aliados. Además de la situación desesperada de miles de afganos que quieren huir de su país y que se agolpan en el aeropuerto internacional de Kabul, se suman los ataques contra ellos y las tropas de Estados Unidos, provenientes de otro sector islamista, conocido como el Estado Islámico de Jorasán, o ISIS-K.

En la provincia de Jorasán se formó, ya en 2016, un grupo escindido de los Talibán y que se ha identificado con el llamado “Estado Islámico”, también conocido como ISIS o Daesh, que llegó a controlar grandes regiones de Siria e Irak años atrás, liderado por el autoproclamado califa Al-Baghdadi. Pretende ser una versión más rígida y opresiva que la de los Talibán, y durante estos años ha venido combatiendo tanto contra esta formación islamista, como frente a las tropas de la OTAN y del Estado afgano. Ante el atentado del jueves, que significó la muerte de 170 civiles y 13 soldados estadounidenses, hubo una represalia con drones contra objetivos del ISIS-K en la provincia mencionada, en una región lindera con la República Islámica de Irán. Ayer domingo, se contuvo un atentado con explosivos, y hoy lunes pudo detenerse un ataque con misiles, por los que se responsabilizó al ISIS-K.

Esto puede estar anticipando una guerra civil entre distintas facciones islamistas para el día después, el tan temido 1° de septiembre, cuando ya no haya presencia alguna de Estados Unidos en Kabul. El ISIS-K busca mostrar poder de fuego y presentarse como los que están expulsando a los occidentales y los afganos que colaboraron con ellos, a la vez que muestra sus músculos a los Talibán. Simultáneamente, el vicepresidente de Afganistán, Amrullah Saleh, recluido en la inaccesible región de Panjshir, está reuniendo a funcionarios y soldados del disperso ejército afgano, asumiendo el Poder Ejecutivo y reclamando legitimidad de origen.

Los últimos días en Kabul están dañando la visión que hay sobre Estados Unidos y Occidente en otras regiones, como Bangladesh, Myanmar o el Sahel, en donde actúan formaciones terroristas jihadistas. Las próximas 48 horas pueden ser dramáticas y quedar en el recuerdo por su intensidad, y es lo que pretenden los sectores extremistas del jihadismo local y global.

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