HAFTARAH BEJOKOTAI
La historia del pueblo de Israel no finaliza con la conquista y el exilio. Estas son meras digresiones. Por más alejados que parezcamos del escenario central de la historia, Hashem nos ha prometido que sobreviviremos y triunfaremos.
Este tema aparece ilustrado en la Haftará de esta semana: la parashá habla de la venta y la redención de la tierra. Del mismo modo, en la Haftará, Hashem le ordena al profeta Yirmiyahu, inclusive cuando éste se encuentra en la cárcel, que redima una propiedad familiar.
Yirmiyahu sabía que todo Eretz Israel estaba a punto de caer presa de los babilonios. ¿Qué necesidad había de redimir una propiedad que estaba a punto de ser capturada?
Hashem le dijo a Yirmiyahu que por más grande que fuera la tragedia, por más largo que fuera el exilio, Hashem finalmente redimiría a Su pueblo. La redención de esta propiedad no era algo meramente simbólico, pues con el tiempo el pueblo judío retornaría a su tierra para habitar en ella en paz. Inclusive cuando nos enfrentamos a la catástrofe, debemos conducirnos sin olvidar que Hashem está dirigiendo el mundo y llevando a cabo todos los preparativos correspondientes.
“Grande en consejo y poderoso en acto, Cuyos ojos son conocedores de todo el camino de la humanidad, para darle a cada hombre de acuerdo con su camino y el fruto de sus actos”. (32:19)
Cuando una persona es juzgada y se dictamina que merece la pena de muerte en el tribunal Celestial, Hashem pone en la balanza la tremenda pena que habrán de sufrir sus inocentes padres, mujer e hijos, en caso de que la sentencia llegue a ejecutarse.
Por eso, Hashem no castiga a nadie hasta que también haga el cálculo de si esto habrá de causar un castigo no merecido a uno de sus familiares. Eso es lo que significa el versículo: “Grande en consejo y poderoso en acto”. Unicamente Hashem es capaz de calcular el grado preciso de la deuda de cada persona, para que solamente tenga que responder “de acuerdo con su camino y el fruto de sus actos”.
Este tema aparece ilustrado en la Haftará de esta semana: la parashá habla de la venta y la redención de la tierra. Del mismo modo, en la Haftará, Hashem le ordena al profeta Yirmiyahu, inclusive cuando éste se encuentra en la cárcel, que redima una propiedad familiar.
Yirmiyahu sabía que todo Eretz Israel estaba a punto de caer presa de los babilonios. ¿Qué necesidad había de redimir una propiedad que estaba a punto de ser capturada?
Hashem le dijo a Yirmiyahu que por más grande que fuera la tragedia, por más largo que fuera el exilio, Hashem finalmente redimiría a Su pueblo. La redención de esta propiedad no era algo meramente simbólico, pues con el tiempo el pueblo judío retornaría a su tierra para habitar en ella en paz. Inclusive cuando nos enfrentamos a la catástrofe, debemos conducirnos sin olvidar que Hashem está dirigiendo el mundo y llevando a cabo todos los preparativos correspondientes.
“Grande en consejo y poderoso en acto, Cuyos ojos son conocedores de todo el camino de la humanidad, para darle a cada hombre de acuerdo con su camino y el fruto de sus actos”. (32:19)
Cuando una persona es juzgada y se dictamina que merece la pena de muerte en el tribunal Celestial, Hashem pone en la balanza la tremenda pena que habrán de sufrir sus inocentes padres, mujer e hijos, en caso de que la sentencia llegue a ejecutarse.
Por eso, Hashem no castiga a nadie hasta que también haga el cálculo de si esto habrá de causar un castigo no merecido a uno de sus familiares. Eso es lo que significa el versículo: “Grande en consejo y poderoso en acto”. Unicamente Hashem es capaz de calcular el grado preciso de la deuda de cada persona, para que solamente tenga que responder “de acuerdo con su camino y el fruto de sus actos”.
Fuentes: Rabí Zev Leff, Outlooks and Insights
Kometz ha Minjá en Maianá shel Torá
Shem Mi Shmuel
Rabí Mahar”a Itzjaki
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