Parashat Vaiakel

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Vaiakel

Vamos a comenzar con un entretenido acertijo: Nosotros realizamos algunas mitzvot por medio de la comida (por ejemplo, comer matzá en Pesaj), mientras que otras mitzvot las realizamos por medio del intelecto (por ejemplo, estudiar Torá). 

Hacemos otras mitzvot por medio del habla (por ejemplo, recitar el Shemá), mientras que otras las hacemos por medio de la audición (por ejemplo escuchar el shofar en Rosh Hashaná). Pero hay otras mitzvot que sólo podemos realizar sumergiéndonos totalmente en ellas – es decir, que nuestro cuerpo está completamente rodeado por la mitzvá. Trata de adivinar cuales son antes de seguir leyendo…

Cuatro inmersiones

Hay cuatro mitzvot que implican la inmersión completa del cuerpo:

1) Sucá – en la festividad de sucot, la mitzvá es estar inmerso en la Sucá y habitar en ella.

2) Mikve – en los momentos apropiados, nos sumergimos completamente en las purificadas aguas de la Mikve.

3) La Tierra de Israel – es una mitzvá estar físicamente en la Tierra de Israel.

Estas tres mitzvot tienen algo en común, la inmersión es en un lugar físico en particular.

Pero, ¿cuál es la cuarta mitzvá?… La respuesta es: ¡Shabat!

Cuando llega Shabat, nos sumergimos en una nueva dimensión, una dimensión paralela en el tiempo. En este aspecto, Shabat es cualitativamente diferente. En vez de ser un lugar sagrado al cual tenemos que viajar, Shabat es una santidad que viene hacia nosotros, una vez a la semana, todas las semanas. Y mientras que, podemos salir de la Sucá o podemos dejar la tierra de Israel, Shabat en cambio, tiene una estabilidad y una permanencia que trasciende las limitaciones del espacio. Shabat existe en cualquier lugar del mundo, es una pequeña vacación libre de gastos. ¡Y no requiere de ninguna agencia de viajes!

Sustancia santa

Pero, ¿qué es la «santidad» en realidad? En hebreo, la palabra Kedushá connota algo separado y distinto. Nosotros hacemos Kidush los viernes en la noche para distinguir entre el Shabat y los otros días. Y el matrimonio en hebreo, Kidushin, se llama así porque la persona con la que yo decida casarme estará separada para mí, será distinta a cualquier otra persona en el mundo.

La santidad, sin importar la forma que adopte, es una sustancia metafísica que nuestras almas pueden percibir. Un par de años atrás, recién volvía a Israel de un viaje de dos meses por Estados Unidos. Llegué a Israel un miércoles y unos cuantos minutos después de bajar del avión vi a alguien sacar un lápiz y escribir. Instintivamente me dije a mí mismo, «¡Hey, nosotros no escribimos en Shabat!». Después me di cuenta que era miércoles.

Confundido, llegué a comprender que la experiencia de volver a Israel había provocado un aumento de santidad – y yo lo había asociado intuitivamente con la sensación de Shabat. La forma puede haber sido distinta, pero la sustancia era la misma. Así como Israel es santidad en el espacio, Shabat es santidad en el tiempo.

Shabat y el Tabernáculo

Al principio de la Parashá de esta semana, Moisés reúne («Vayakel») al pueblo judío y les dice lo siguiente:

«Pueden hacer melajot (labores) durante los 6 primeros días, pero el séptimo día será santo para ustedes… No enciendan fuego en sus hogares en l día de Shabat» (Éxodo 35:2-3).

Inmediatamente después, la Torá describe las tareas necesarias para construir el tabernáculo – el lugar físico más santo en el judaísmo. De hecho, aproximadamente los 100 versículos siguientes de la Parashá son un lento proceso, una descripción detallada de la construcción del tabernáculo. ¿Por qué la Torá yuxtapone bruscamente la construcción del tabernáculo con la mitzvá de observar el Shabat?

¡Porque Shabat y el Tabernáculo son uno y el mismo! Ambos son enlaces a una dimensión trascendente. Durante 2000 años de exilio, después de la destrucción del Sagrado Templo de Jerusalem, Shabat ha sido nuestro santuario dentro de un mundo hostil, el lugar para refrescarnos y enfocarnos en los valores de la Torá. Como dicen: «Mientras los judíos cuiden el Shabat, el Shabat cuidará de los judíos».

El microcosmos de la creación

Pero la conexión entre Shabat y el Templo es mucho más profunda. En los versos citados anteriormente, la Torá prohíbe hacer «melajot» ya que esto representa una violación de Shabat. Es confuso, porque además de la instrucción de no encender fuego, en ninguna otra parte de la Torá aparece la definición de «melajá». Imagina que Moisés baja del monte Sinai y le dice a la gente que no realicen melajot – y que la persona que realice una melajá en Shabat recibirá pena de muerte. Lo primero que me gustaría saber es: ¡¿Qué rayos es una melajá?!

El Talmud (Shabat 73a) explica: la Torá yuxtapone Shabat y el Tabernáculo para enseñarnos que las labores necesarias para construir el Tabernáculo, son exactamente las mismas actividades que están prohibidas en Shabat. Por ejemplo, para construir el Tabernáculo había que coser, nosotros no cosemos en Shabat; también había que cocinar, nosotros no cocinamos en Shabat.

¿Suena arbitrario? ¡Difícilmente! Los Cabalistas explican la conexión de la siguiente manera:

Así como Dios creó el mundo en seis días y descansó en el séptimo, en nuestro esfuerzo por emular a Dios también debemos descansar en el séptimo día. Pero, ¿qué significa que Dios descansó en el séptimo día? Primero debemos conocer los actos creativos que realizó durante los seis primeros días.

Acá esta la clave del Tabernáculo: El Tabernáculo representa un microcosmos del universo – una destilación de todas las energías, patrones y recursos encontrados en el mundo material. Betzalel, el arquitecto jefe del Tabernáculo, entendió como tenía que ser la construcción sólo porque entendió el código de la creación. De hecho el nombre Betzalel significa «a la sombra de Dios».

Por lo tanto, siendo el microcosmos de la creación, las labores realizadas en la construcción del Tabernáculo son paralelas exactamente a los actos realizados por Dios (por así decirlo) en la creación del mundo. Por ejemplo, construir el Tabernáculo implica escribir, por lo tanto, nosotros emulamos el descanso de Dios absteniéndonos de escribir en Shabat.

Las actividades prohibidas en Shabat – «melajot» – son diferentes a la definición secular de «trabajo». Porque en Shabat nosotros no dejamos de lado todas las «actividades», sólo dejamos de realizar «actos creativos». Por ejemplo, en Shabat puede estar permitido cargar una caja pesada desde el sótano hasta el ático, pero al mismo tiempo esta prohibido prender un fósforo. Mover una caja no implica un cambio en el estado creativo del objeto, mientras que prender un fósforo claramente sí implica un cambio.

Paz y armonía

El efecto es profundo. En Shabat, como dejamos de crear, también dejamos de sentir la necesidad de competir con el mundo a nuestro alrededor.

La Torá específicamente elige «encender fuego» como un ejemplo de melajá, porque ejemplifica los tipos de energías que nosotros tratamos de evitar en Shabat. El fuego es agresivo, consume. Durante Shabat en cambio, en vez de imponer nuestra voluntad sobre el mundo, estamos en armonía con él. No manejamos vehículos, no hacemos trabajar a los animales, incluso no arrancamos hojas de los árboles.

En Shabat, todos somos reyes. Tomamos ventaja de la espiritualidad extra del día de Shabat para enfocarnos en nuestras metas espirituales. Metas que expresamos a través de las plegarias, el estudio de Torá, las comidas festivas y el tiempo con la familia y los amigos. Es por eso que nuestra Parashá se llama «Vayakel» que significa reunir. Porque durante este día no hay competencia.

Tomando un descanso

Aparte de una paz comunitaria, Shabat también brinda una paz personal. Seis días a la semana, el hombre moderno está atrapado en un ciclo de teléfonos celulares, buscapersonas, correos y faxes. Shabat es nuestra oportunidad para dar un paso atrás y momentáneamente liberarnos de la máquina.

Muchos años atrás, estaba entrevistando a una famosa estrella de rock en la cima de su carrera. (Lo siento, sin nombres). «¿Cuál es la mejor parte de ser una estrella de rock?, le pregunté. ¿La fama? ¿El dinero? ¿Los viajes por el mundo?».

El pensó por un momento y respondió, «La mejor parte de ser una estrella de rock es estar en el escenario».

Muy profundo, pensé. «Pero, ¿cuál es la mejor parte de estar en el escenario?, le pregunté. ¿Es la gente que te adora? ¿La música estremecedora y las luces fuertes? ¿La increíble atmósfera?

Con toda sinceridad, me miró y me dijo, «La mejor parte de estar en el escenario es que nadie me molesta por teléfono».

Acá hay un hombre que lo tiene todo – dinero, fama, honor. Y todo lo que quiere es un descanso.

Para los judíos, Shabat es un descanso. Nos da poder – no para descartar al mundo – sino que para retener nuestra independencia y ser capaces de vivir sin cosas mundanas. Shabat aporta balance y perspectiva a nuestras vidas y a nuestra semana. Así como un cubo de seis lados posee un centro, así también, los seis días de la semana tienen un centro, Shabat, la dimensión interna.

Atrayendo la redención

Shabat es lo que sostiene la llave del futuro judío.

El Talmud (Shabat 118b) reporta: «Si todos los judíos observaran solamente dos Shabat seguidos, la redención final ocurriría».

¿Por qué es necesario cuidar dos Shabat apropiadamente? ¿Por qué no basta con uno?

¡Hay un mundo de diferencia entre el primer Shabat y el Segundo! Un Shabat cuidado aisladamente seguro que es bueno espiritualmente, pero no es el tipo de Shabat que nos llevará a la redención. Más que un sólo día, Shabat debe «influenciar» toda la semana, elevando todas nuestras acciones y nuestros pensamientos.

Shabat no es el final de nuestra semana, sino que es el comienzo y la fuente de energía. El segundo Shabat, después de una semana de esta influencia, es completamente diferente. Marca una cúspide espiritual, no un descanso espiritual. Este es el tipo de Shabat que traerá la redención. Este es el Shabat de una semana y de un mundo elevado. (Ver Kedushat HaLevi, Ki Tisá 31:13).

Y esta es la paz permanente que nuestra gente añora.

Este viernes, cuando caiga el sol, tómate un minuto e intenta el siguiente ejercicio práctico: Aprieta tus puños muy fuerte durante 60 segundos. ¡Después suéltalos! Sentirás un alivio inmenso. Eso amigos míos, es Shabat.

Shabat Shalom,
Rav Shraga Simmons

 

La parashá

En este Shabat se leerá la Parashah Tetzave. Que relata que Hashem le dice a Moshe que reciba a los hijos de Israel aceite de oliva puro para que la llama eterna de la menora que Aarón deberá encender todos los días desde la tarde hasta la mañana.
También son descriptas las ropas sacerdotales que deberán ser vestidas por los cohanim ( sacerdotes) mientras realizan su servicio en el santuario. Todos los cohanim vestían: 
1) Ketonet una túnica larga de lino.
2) Mijnasaim pantalones de lino. 
3) Mitzvefet  o Mijbaat un turbante de lino .
4)Avnet un cinturón largo alrededor de las caderas. Además el Cohen Gadol ( sumo sacerdote) vestía Efod una especie de delantal hecho de lana teñida de colores azul, púrpura y rojo. También vestía Joshen una placa que iba pegada al pecho donde había incrustada dice piedras preciosas grabadas con los nombres de las doce tribus de Israel. Miel una túnica de lana azul con campanas y granadas de oro que se colocaba en el borde inferior. Tzitz una placa de oro que se colocaba en la frente con la inscripción “ Santo para D’s”.
Esta sección de la Parashah también incluye las instrucciones detalladas de Hashem para los 7 días de iniciación de Aarón y sus cuatro hijos Nadav, Avihu, Eliazar, e Itamar en el sacerdocio y para la confección del altar de oro donde el Ketoret ( incienso) era quemado .
Desde el libro de Shmot ( éxodo) hasta   Casi la última Parashah de la Tora se nombra a Moshe. Porque casi? Porque en esta Parashah es la única que a Moshe no se lo nombra. El porque tiene su respuesta. Cuando Moshe baja del Minte Sinaí con las Tablas de la Ley se encuentra con el pueblo estaba rindiendo culto al becerro de oro y en ese momento Hashem le dice a Moshe que va a destruir a todo el pueblo y va a surgir a través de Moshe un nuevo pueblo. Moshe le suplica a Hashem bórrame de tu libro y perdona a este pueblo. Cómo la palabra de un Tzadik se mantiene firme Hashem cumplió y no lo escribió en esta Parashah 
Shabat Shalom Umeboraj

Por Marcelo Mann

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