LOS PIONEROS EN LA PLANTACION DE MANZANAS Y FRUTALES EN DICHA PROVINCIA
Este es el relato de una epopeya que comienza en 1906. Cuenta el viaje de Isaac Locev desde su pueblo natal Shumyachi, en Rusia, a Londres y luego a Buenos Aires. Desde ahí a Gral. Roca, provincia de Río Negro, Argentina. Los jóvenes rusos judíos de Shumyachi (Rusia) y de aldeas cercanas se juntaban en 1905 para analizar posibles lugares para emigrar. Vivían en la “Zona de Residencia”, región según una ley de 1791 dictada por Catalina II, emperatriz de Rusia, donde podían vivir los judíos, que ocupaba mayormente la parte occidental del Imperio. La situación económica y los “pogromos”, acciones violentas con asesinatos y violaciones que se sufría, les llevaba a buscar nuevos horizontes, y algún lugar donde poder cultivar la tierra. Firmaron un acta donde más de cien familias estaban dispuestas a emigrar, y juntaron dinero para solventar el viaje de quien eligieron como su representante, Isaac Locev. Locev se reunió con dirigentes de la comunidad judía, en Vítebsk (Bielorrusia) con el Dr. Bruk, en Vilna (Lituania) con Levin, en Varsovia (Polonia) con Sokolov, donde recibe información a través de un representante argentino sobre la política de colonización del país. Les escribió a los de su pueblo sobre 3l plan y decidió, “no regresar al pueblo, porque mi segunda despedida iba a ser más dolorosa aún”. Partió del puerto de Liepaja (Libave, Letonia) rumbo a Londres (Inglaterra), en los cuatro días del viaje en barco conoce a Note (Natán) Kaspin, en sus memorias lo describe como un anciano judío de porte majestuoso, allí nace una amistad y deciden viajar juntos a Buenos Aires. Conoce a Schuster, ruso judío, que llevaba a Argentina una suma importante de dinero para comprar tierras y hacerlas trabajar con colonos judíos, hace un acuerdo con él para la búsqueda de las tierras. Los llevan en una embarcación cruzando el Canal de la Mancha hasta Cherburgo (Francia), de donde parten con el vapor “Nilo” rumbo a Argentina. Isaac Locev durante el viaje a Buenos Aires estudia el español con un texto comprado en Vilna, y comenta: “sabía leer español y hablar un poco”. El viaje de Cherburgo a Buenos Aires duró 21 días, llega el 06 de abril de 1906. Con Kaspin se instalan en el Hotel de los Inmigrantes. Era la pascua judía y buscan un lugar donde comer, les recomiendan la “Fonda Rumana”, en la calle Lavalle al 1200; y asisten a la Sinagoga Dr. Teodor Hertzl en Talcahuano 1300. A través del Sr. Kaplan, originario de Grodno (Rusia) se conectan con el abogado Beccar Varela, con ello se inicia la tramitación de las tierras ante el gobierno argentino. Cuatro personas, incluido Isaac Locev, con pases en ferrocarril otorgados por el Estado Nacional y válidos por un mes, viajan a la Provincia de San Luis, luego se dirigen a Fortín Uno, en carro hasta el río Colorado, lo cruzan en balsa, visitan Choele Choel, de ahí a General Roca, donde toman conocimiento de la obra de regadío que se estaba construyendo. Concluye, luego de muchas vicisitudes, con la publicación en el Boletín Oficial del 17 de agosto de 1906 del decreto del otorgamiento de las tierras a un precio de $ 2,50 la hectárea en la colonia General Roca. Así nace la llamada Colonia Rusa. Esta colonia independiente surgió a partir de la iniciativa de un grupo de estas familias judías inmigrantes lideradas por Itzoj Losef (o Isaac Loev), quien junto a otros emprendedores llevó a cabo arduas gestiones ante el Ministerio de Agricultura hasta logar la compra a plazos de tierras ubicadas en las cercanías de General Roca, localidad situada al norte del, en ese entonces, Territorio Nacional del Río Negro.
Aquel grupo pionero estaba conformado por un centenar de personas provenientes del pueblo ruso Shiumiachi que, con gran esfuerzo, construyeron sus casas, desmontaron y emparejaron el terreno, incorporaron sistemas de riego y se iniciaron en el cultivo de la alfalfa, la horticultura, los viñedos y los frutales. Junto con otros colonos de origen español e italiano, crearon un modelo de producción y comercialización agrícola basado en los principios del cooperativismo. Colonia Rusa resultó un foco de atracción para otros inmigrantes judíos interesados en instalarse en la promisoria Patagonia. Algunos eran colonos de la Jewish Colonization Association que preferían independizarse de la compañía. Otros, comerciantes y profesionales decididos a probar suerte en la pujante ciudad de General Roca, donde hacia la década de 1940 había ciento treinta familias judías nucleadas en torno de la Asociación Israelita de Río Negro y Neuquén (rebautizada, desde 1971, como Asociación Israelita de General Roca). En dicha institución, cuya propiedad fuera donada por algunas de las familias pioneras de Colonia Rusa, funcionaban la escuela y la sinagoga. Esta última permanece en actividad hasta el día de hoy, al igual que el cementerio. Con el tiempo, los descendientes de aquellos colonos patagónicos se reubicaron en diferentes asentamientos rurales y urbanos del Alto Valle, o bien emigraron a Buenos Aires, Israel y otras latitudes. RAUL VOSKOVOINIK