HAFTARÁ MASEI – JEREMÍAS 2:4-28; 3:4

HAFTARÁ MASEI – JEREMÍAS 2:4-28; 3:4

Este Shabat, en nuestra lectura de la Torá, nos ocuparemos de leer dos parashiot juntas como a veces suele suceder para poder amoldarnos a la cantidad de shabatot que tenemos en nuestro calendario.

La Haftará que las acompaña cuando esto sucede es MASEI, con las profecías de Jeremías.
Este es el profeta que nos habla en estas tres semanas que estamos transcurriendo desde el 17 de Tamuz al 9 de Av.
Estas semanas son conocidas como Bein Hametzarim, las semanas de la angustia, de la estrechez, porque hacen alusión al momento del sitio inicial de la antigua Jerusalem hasta que ocurrió su destrucción y la destrucción del templo.
Se considera que las dos veces que esto ocurrió, tanto con el primero, como con el segundo templo, se trató de la misma fecha.
En ambos momentos tuvimos que dirigirnos de un lugar, el nuestro, al destierro.
Sin embargo, no se trata de un lugar, de un espacio que se estrecha Hametzarim, Mitzraim, de la angustia que conlleva.
No se trata del espacio, sino del tiempo.
De un tiempo que se unifica, el mismo tiempo del derrumbe de los dos templos es el tiempo en que Moshé rompe las tablas, en que se coloca un ídolo en el lugar más sagrado del templo y de las tantas veces en que fuimos expulsados de España, de Inglaterra, de Portugal, de Francia…
Así como Purim es el tiempo de nuestra alegría, estas tres semanas que nos llevarán al 9 de Av son el tiempo de nuestro duelo nacional.

Nuestro profeta, Jeremías, exhorta al pueblo de Israel a que oiga a D’s, que no olvide sus preceptos, que se aleje de la idolatría, que recuerde los portentos que D’s a realizado para salvarlos, que no se aleje del Pacto del Sinaí.
Y como tantas veces compara al pueblo de Israel con una prostituta que se ha entregado a los ídolos, a los fetiches.
“ Dicen al madero: “mi padre eres tú”…
Impactante esta frase porque históricamente así ocurrió.

¿Con qué nos encontramos exactamente?

Con que D’s ha brindado lo mejor para seguir un camino que resulte en que seamos “Un faro para las naciones”.
Una Torá, una enseñanza, donde nos ha entregado todo su amor, un código para vivir bien los unos con los otros y no supimos salir de un espacio que es tiempo para alcanzar la Tierra Prometida.

¿Es esta una enseñanza de vida, qué es lo que nos ha faltado? Y la respuesta nos la da nuestro profeta: Ingratos hemos sido.
No hemos sabido ser agradecidos, hemos creído que nosotros podemos poner las reglas y que vale vivir de cualquier manera.

Quizás ser agradecidos en la vida, a D’s, a nuestros semejantes sea lo único que nos pueda devolver a un tiempo de alegría, a conservar lo que podemos construir, a ser creativos, a entrar en ese tiempo que llamamos la Tierra Prometida, que es un tiempo más que un espacio.

Que sea éste el momento de la decisión, los tiempos buenos o malos, angostos o de consolación dependen en gran parte de nosotros mismos, con la ayuda de D’s.

Norma Dembo

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