Mish-Mish Effendi, el hermano egipcio de Mickey Mouse





Fotograma de la película Bukra fil Mish Mish

Hace algunos años, descubrí la existencia de Mish-Mish Effendi, protagonista de los primeros dibujos animados egipcios, y a partir de ese momento, comencé a interesarme por encontrar material sobre ese personaje y sus creadores.  Me interesaba poder proyectar en el marco del Festival alguna animación de los hermanos Frenkel, pero no tuve suerte, hasta que, en febrero de este año, recibimos un mail de la distribuidora del documental Bukra Fil Mish-MIsh.

El film cuenta la historia de los hermanos Frenkel, los pioneros de la animación en el mundo árabe y los creadores de Mish-Mish Effendi. Las aventuras de Mish-Mish Effendi comenzaron en los años 30 en Egipto, pero la historia de sus creadores, los hermanos Frenkel, comenzó muchos años antes, en la Rusia zarista.

Basándose en entrevistas a los protagonistas, que aún viven, y en recuerdos y fotos familiares, la directora Tal Michael crea un retrato de las relaciones familiares de los hermanos Frenkel, condicionadas por sus exilios. A su vez, relata el nacimiento de la animación en Egipto y nos da una idea de la vida de los judíos en Egipto durante las primeras décadas del s.XX hasta la independencia del Estado de Israel. Su obra también trata de cómo metros de celuloide olvidados en sus latas en los sótanos de una casa en la campiña francesa son rescatados, restaurados y vuelven a las pantallas, gracias a que el hijo de uno de los hermanos desobedeciera a la última voluntad de su padre y a los deseos de su madre.

La historia de los Frenkel comienza en los pogromos de Bielorrusia a principios del s. XX.  En septiembre de 1906 Betzalel, su esposa Gnissa y su hijo Herschel, huyendo de la persecución, se instalan en Jaffa, Palestina, que todavía estaba bajo el dominio otomano. Allí, Betzalel monta una librería e intenta vivir de la venta e impresión de libros. En noviembre de 1914, los turcos expulsan a todos los judíos rusos de Tel Aviv, bajo sospecha de ser espías enemigos. La familia Frenkel, que ya contaba con seis hijos, es deportada a Alejandría, Egipto. En Alejandría el padre y sus hijos se dedican a la fabricación de muebles, y el éxito de su negocio les permite invertir dinero en su gran pasión: el cine.

A Herschel le entusiasmaban las películas americanas, y era un gran admirador de Chaplin. Su hermano David era mucho más aficionado al cine que él y su idea era crear una productora. Además, poseía un gran talento para la pintura y el dibujo. El hermano Shlomo, en cambio, era un manitas y sabía resolver cuestiones mecánicas y eléctricas con gran facilidad. Cuando los hermanos conocieron en 1930 a Mickey Mouse, decidieron que podían crear un personaje animado y hacerlo tan bien como Walt Disney. Todo el dinero que habían ganado con su negocio de muebles se destinó a ese propósito. 

Durante noches enteras el padre y sus hijos dibujaban, comentaban y trabajaban hasta que nació su primer personaje: “Marco Monkey”. Lo más complicado era darle vida, ya que, para crear una secuencia de movimiento de 10 minutos, hacían falta más de 10.000 dibujos, además de todo lo necesario para crear un film: lentes cámara, sincronización, montaje, fotografía, revelado. Finalmente, el film estaba listo para ser proyectado. Esta primera animación fue muy bien aceptada por los periódicos, a pesar de las críticas por el parecido con Walt Disney. El diario Al Ahram les dio un gran consejo: “En el futuro deberían encontrar su inspiración en la cultura egipcia, las costumbres locales y crear personajes tradicionales”.

Motivados por las críticas, los Frenkel comenzaron a buscar el apoyo financiero necesario. No fue nada fácil y tuvieron que enfrentar muchas respuestas negativas. Un día, después de una reunión con un potencial productor, Herschel les cuenta: “Después de escucharme, el señor X me dijo Mafish faydah (de ninguna de las maneras) y cuando intenté insistir, me contestó: Bukra fil mish-mish! (cuando las vacas vuelen).” 

A pesar de las negativas, su determinación no se vio afectada, sino todo lo contrario, se fortaleció. Al poco tiempo David creó otro personaje, y el nombre surgió de manera espontánea: Mish Mish Effendi (Effendi es un título nobiliario turco).

La película se estrenó el 8 de febrero de 1936 en el cine Cosmograph de El Cairo. Rápidamente se convirtió en un éxito: estuvo en cartel hasta 1939 y la crítica fue excepcional y unánime. ¡Había nacido una estrella! Poco a poco los hermanos Frenkel comenzaron a recibir encargos oficiales. En 1937, el Ministerio de Agricultura les pidió un film didáctico para que los campesinos erradicaran los parásitos del algodón; en 1939 recibieron un encargo del Ministerio de Guerra y también recibieron encargos publicitarios de marcas comerciales e instituciones. 

Entre los años 1946 y 1951, los Frenkel crearon al menos un film al año. Antes de abandonar Egipto los films de Mish-Mish Effendi se convirtieron en auténticos testimonios sociológicos de la vida cosmopolita y la cultura del país, llegando incluso a incluir actores reales en las animaciones, como algunas secuencias en las que Mish-Mish baila frente a la cantante Sabah, o con Taheya Carioca.

Antes de la revolución en Egipto, el clima político se volvió cada vez más tenso y xenófobo. La familia era muy consciente de la situación e incluso consiguieron escapar de una revuelta. Para ellos era ya evidente que se acercaba el momento en el que deberían abandonar el país. La censura egipcia consideró todos sus films como producciones extranjeras, cosa que les permitió llevarse todas las películas y viajar a Francia, donde se instalaron.  

La esposa de Shlomo, Marcel, quería emigrar a Israel, pero los hermanos no estuvieron de acuerdo. A partir de ese momento, y hasta muchos años después, la obra de los hermanos Frenkel desapareció de la historia de Egipto. Ya en Francia, adaptaron el personaje a la cultura gala, pero no consiguieron realizar más que un par de films sin mucho éxito. A pesar del fracaso comercial, los films que realizaron tenían tanta o más calidad artística que los realizados en Egipto.

El documental Bukra Fil Mish- Mish, que se proyectará en la Filmoteca de Catalunya el 13 y el 22 de septiembre bajo el marco del Festival de Cinema Jueu de Barcelona, comienza con Didier, el hijo de Shlomo y Marcel. Didier quiere preservar la obra de su padre y sus tíos, pero su madre no quiere: para ella, esas películas representan la frustración de unos sueños que nunca llegaron a realizarse, sueños que la obligaron a hacerse cargo no solo de su marido y sus hijos, sino también de sus cuñados. Bukra Fil Mish-Mish nos deja la sensación de habernos introducido en un capítulo excepcional y poco conocido de la historia de la animación y del cine egipcio, pero también de la historia judía. 

Si bien el documental ofrece solo unos pequeños destellos de ese mundo glorioso de la animación, el Festival lo compensa con la proyección de unos 10 minutos de los dibujos originales. A pesar de que el trabajo de los hermanos Frenkel, a partir de los años 90, ha recibido un reconocimiento más amplio, incluso en Egipto por su importancia histórica, la inmensa producción de los hermanos todavía es prácticamente inaccesible incluso para los aficionados a la animación. La película de Tal Michael es una gran oportunidad para acercarnos y familiarizarnos con el trabajo y el talento de estos pioneros de la animación.

Daniela Rosenfeld / Mozaika

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