La Noche de las Vidas Rotas








La expresión alemana de Kristallnacht, como La Noche de los Cristales Rotos, no hace en absoluto justicia a los hechos acontecidos durante la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, en Alemania y Austria.

¿Se puede definir Kristallnacht como meramente una noche donde se rompieron algunos cristales? Me temo que la propia expresión trata de diluir, o incluso esconder, la inhumana persecución mortal que en esa noche se desarrolló contra los judíos.

La brutalidad con que las tropas de asalto de la SS, y la población civil, trataron a los judíos no se puede definir meramente como una noche donde algunos exaltados rompieron algunos cristales ¿Te imaginas que tus vecinos te acusaran de ser judío y te delataran a las hordas nazis para que te apresaran? Pues eso también pasó en esa noche, y en otras noches, en la Alemania nazi. Con el tiempo también pasó, en toda Europa.

El saldo no se puede cuantificar ya que la vida humana es de un valor incalculable, pero los fríos datos de la historia nos dicen que: “Al menos 91 ciudadanos judíos fueron asesinados durante los ataques y otros 30.000 fueron detenidos y posteriormente deportados en masa a los campos de concentración de Sachsenhausen, Buchenwald y Dachau. Las casas de la población judía, así como sus hospitales y sus escuelas, fueron saqueadas y destruidas por los atacantes, demoliéndolas con mazos. Más de 1.000 sinagogas fueron quemadas, 95 solo en Viena, y más de 7.000 tiendas de propiedad de judíos fueron destruidas o seriamente dañadas” ¿Se podría definir este pogromo cómo una noche de cristales rotos? La expresión alemana de Kristallnacht opaca la realidad de lo que sucedió esa aciaga noche.

Un dato de crucial importancia para entender en parte lo que sucedió es saber que la noche elegida del 9 al 10 de noviembre no fue un hecho casual, sino que la noche fue elegida exprofeso, para conmemorar al nacimiento del insigne reformador alemán Martín Lutero. El azar no jugó ningún papel en esa noche. La elección estaba premeditada para dar honor a uno de los más feroces, no el único, perseguidores antisemitas de todos los tiempos ¿Exagerado? El resultado de los escritos antijudíos de Martín Lutero excluye toda exageración de las consecuencias históricas que sus diatribas contra los judíos produjeron.

Los nazis no tuvieron que forzar a los alemanes a odiar a los judíos. La población alemana estaba preparada por siglos de inducción al odio a muerte contra el Judaísmo, como fe, y contra los judíos en general. No resultó complicado a los nazis reforzar el antisemitismo que ya había anidado por siglos en la mente y en el corazón de una inmensa mayoría, de la población civil alemana. El encender los fuegos del odio, léase hornos crematorios, no requería más que poner dentro a sus víctimas.

El reconocido Martín Lutero se había encargado de dejar bien claro su testamento vital de odio contra los judíos y su Judaísmo. En el año 1543, Lutero escribió de puño y letra el mayor tratado antisemita de la historia de la humanidad titulado “Sobre los Judíos y sus Mentiras” Von den Jüden und iren Lügen. Un documento que los nazis usaron, como una especie de libro de texto con tintes religiosos y políticos, para justificar y fomentar las políticas salvajes de persecución y exterminio contra la población judía en Alemania y Austria y el resto de Europa. Los estudiosos hablan de 65.000 palabras envenenadas de odio mortal contra los judíos que Lutero escribió que contaminó a su generación y al resto que habría de venir hasta nuestros días. Un libro de maldiciones inimaginables que poco después de ser escrito causó la muerte a su autor. Una historia que deberíamos conocer todos y que dejo para otra ocasión.

En el Juicio de Núremberg, los jerarcas nazis se justificaron diciendo que ellos solo habían hecho lo que Martín Lutero había enseñado sobre los judíos. La inducción al odio contra los judíos que por siglos ha soportado Alemania, y sigue soportando, tiene un destacado responsable llamado Martín Lutero. Las modernas generaciones de alemanes han sido inducidas a odiar a los judíos desde su más tierna infancia, por medio de estos y otros tratados antisemitas, que circulan en las redes sociales como si fueran tratados científicos.

Los valientes alemanes que se enfrentaron al Nazismo deberían ser tratados como héroes que pudieron resistirse tanta influencia diabólica y fueron capaces de compadecerse e incluso proteger a algunos de sus vecinos judíos. El inductor ideológico al exterminio de los judíos viene firmado con sangre por el propio Martín Lutero ¿No sería más preciso llamar a Kristallnacht, La Noche de las Vidas Rotas? Unas vidas rotas que Lutero sentenció a muerte, muchos siglos atrás, con sus escritos antijudíos. La respuesta está en el viento de la historia y en nuestro corazón. No olvidemos nunca que los responsables del antisemitismo no son solo aquellos que atacan a los judíos sino también sus ideólogos e inductores al odio, contra el Judaísmo y los judíos ¿Kristallnacht, La Noche de los Cristales Rotos? Piénsalo.

Por José Ignacio Rodríguez / Unidos con Israel

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