El presidente estadounidense Joe Biden, dejó claro desde su primer día que simplemente no hay tiempo que perder para abordar la lista de tareas pendientes de su administración y el Congreso.
Unir a una nación ferozmente dividida, enfrentar el cambio climático, hacer frente a una larga historia de injusticia racial y ayudar al país a recuperarse de una pandemia mundial que se ha cobrado más de 400.000 vidas se encuentran entre las principales prioridades.
Múltiples encuestas previas a las elecciones confirmaron que las principales preocupaciones de los votantes judíos reflejaban las de otros estadounidenses: economía, empleo, seguridad social, atención médica y la respuesta COVID-19.
Pero cuando los judíos estadounidenses perciben el peligro, las prioridades nacionales se equilibran con preocupaciones más parroquiales, que es el caso ahora en medio de una nueva ola de odio y prejuicio. El Informe sobre el estado del antisemitismo publicado en octubre por el Comité Judío Estadounidense (AJC) indicó que el 82% de los judíos estadounidenses cree que el antisemitismo ha aumentado en los últimos cinco años. En otra encuesta previa a las elecciones, AJC descubrió que el 75% de los votantes judíos creían que Biden era el candidato que podía abordar mejor el flagelo.
Con información de Algemeiner.