HAFTARÁ EMOR. EZEQUIEL 44:15-31
En esta Haftará que acompaña a nuestra parashá, Ezequiel profetiza acerca de las reglas que los sacerdotes deberán cumplir al inaugurarse en una era futura, apocalíptica, el tercer templo.
Especifica las prendas que deberán usar, cómo deberán llevar su cabello. No les estará permitido beber vino mientras estén oficiando, les estará prohibido casarse con una mujer divorciada o viuda, salvo en este último caso que ésta hubiera estado casada con un sacerdote anteriormente.
Serán los continuadores de los sacerdotes llamados Zadok, aquellos que estaban presentes al caer el segundo templo, aquellos de la época del rey Salomón.
Deberán ser maestros para su pueblo, enseñarán a separar lo profano de lo sagrado, lo impuro de lo puro.
Actuarán como jueces para su pueblo acorde a las leyes de la Torá.
Les estará prohibido acercarse a un cadáver salvo que se trate de un familiar directo.
D’s estipuló que no tendrán tierra en Israel, D’s es su parte, y se beneficiarán con los sacrificios y otras ofrendas.
Como habitualmente ocurre, vemos una directa conexión entre la Parashá y la Haftará.
En nuestra parashá, Moshé explica las reglas para los sacerdotes dictadas directamente por D’s.
En la Haftará es Ezequiel el que funciona como un mensajero entre D’s y la gente. No tiene contacto directo con D’s más que a través de sus visones y sueños. Y también nos dicta las leyes para los sacerdotes en un futuro.
Esto enfatiza, una vez más, la idea de continuidad desde los tiempos de la Torá hasta nuestros últimos profetas.
Pero llevemos esto al presente, seamos como D’s nos imagina, un posible pueblo de sacerdotes.
Todos nosotros, todos intentando cumplir las mitzvot, las que nuestra Torá nos dicta, las que nuestros profetas nos refrescan.
Que ese futuro promisorio sea hoy, hoy mismo, el tercer templo está en nuestros actos de cada día, cada cosa que hacemos significa una piedra más o una menos…
Nuestras acciones construyen el tercer templo. Nuestras palabras buenas hacen, las malas deshacen.
Nuestro buen trato con nuestro prójimo construye. El lashón hará destruye.
Cada cosa que sembramos, cada día que contamos como en nuestra cuenta del Omer, cuenta.
El futuro es hoy, de otro no sabemos más que proféticamente.
Para que se cumpla hay que actuar ya!
Norma Dembo