Las haftarot que son leídas en los shabatot posteriores al 17 de Tamuz y hasta después de Iom Kipur, no fueron seleccionadas por tener alguna relación con la parashá de la semana, sino que tienen una relación con la época del año en la cual nos encontramos.
Este cambio de criterio en la elección de las haftarot está legislado en el Shulján Aruj y nos enseña que en los tres sábados que hay entre el ayuno 17 de Tamuz hasta el día del 9 de Av deben ser leídas tres haftarot cuya temática sean las advertencias de desgracia y destrucción de Jerusalem a causa de los pecados del pueblo de Israel. Luego, desde el 9 de Av hasta Rosh Hashaná deben ser leídas siete haftarot de consuelo para el pueblo de Israel, y por último después de Rosh Hashaná deben ser leídas dos haftarot de arrepentimiento.
Esta semana leemos el libro del Profeta Jeremías. Jeremías vivió en Judea entre los años 650 y 585 AEC. Profetizó sobre la destrucción del templo y se enojó con el pueblo de Israel por alejarse de D´s.
Los acusa con una analogía muy actual diciendo: “Se alejaron de Di-s, fuente de agua viva, para cavar cisternas para sí, cisternas rotas que no retienen agua”.
Esta cuarentena que estamos viviendo por el Coronavirus nos limita a hacer muchas cosas y eso nos pone de mal humor. Pero también esto nos debería enseñar lo que realmente es esencial y cuánto tiempo pasábamos buscando y haciendo cosas que no son importantes.
Nos tiene que servir para darnos cuenta que podemos vivir sin mucho de lo que considerábamos imprescindible. Tenemos que aprender a valorar las cosas cotidianas y ahora que tenemos tiempo, poder usarlo en lo que realmente importa.
La cuarentena se va a terminar en algún momento, pero no tenemos que olvidar el reproche de Jeremías que sigue vigente y nos pide replantear nuestras prioridades y que dejemos de cavar cisternas que están rotas y no retienen agua
Fabian Holcman