La Torá de Moisés. Reflexión.

Dr. Natalio Daitch

Un bien común.

La definición de bien común, es todo aquello que nos influye para bien a todos los ciudadanos y comunidad. De tal manera, que en el último capítulo (Vezot Haberajá-Esta es la bendición) del Deuteronomio, el último libro del Pentateuco, queda claro que la Torá es un bien común para herencia de todo el Pueblo de Israel sin distinción.

Los límites.

No cabe duda, y es sorprendente, la Torá se explica a sí misma. Si bien nos ha sido entregada al conjunto de todos los iehudim, y no pertenece a nadie en particular, y aún teniendo libre albedrío de aceptarla o no, o de cumplirla o no, ella misma nos advierte de no modificarla sea restarle o agregarle cosas, según nuestro particular parecer.

Si bien en ciertos asuntos puede haber matices, la receta debe ser cumplida al pie de la letra, obvio, con la explicación de la Ley Oral y de los exégetas que con su Jojma o sabiduría nos la tratan de explicar al vulgo o común de la gente.

La Torá es profunda, y de lo textual uno puede ir tallando más a fondo, y encontrado un nuevo manto o capa que subyace a la superior, y de esta forma sucesivamente. Y el ejemplo clásico sería las capas de una cebolla, que uno va encontrando al querer cortarla.

Condición y el vínculo.

Al ir al cierre de un ciclo, otro nuevo se inicia, ya que la vida y la existencia no se detiene. Solo continuamos, progresando o evolucionando o no. De acuerdo a las decisiones tomadas y al plan divino.

La condición de judío no se pierde nunca, si es persona nacida de madre judía, el problema radica en la forma en que nos vinculamos con nuestro judaísmo y la Torá.

Entrega y recepción. Final.

Filetear el texto, en trozos mas pequeños para poder desglosarlo es parte de nuestra tarea. Igualmente, el Idishkait ortodoxo siempre pone énfasis en la acción. El pensamiento y lo emocional es un requerimiento previo, necesario, mas no suficiente desde la óptica hebrea.

D’os entregó la Torá a todo Am Israel, y todos tienen la misma oportunidad de desarrollarse y mejorar, pero la recepción y lo que hacemos con esa masa es decisión individual por lo menos en la edad adulta.

Ayer encontré una hermosa explicación donde la Torá es como la hija de Hashem y se compara a la matriarca Rajel, y cuando sus hijos se olvidan de estudiarla y de ocuparse de ella, entonces Rajel Imenu llora por sus hijos.

Para concluir, nunca un bien tan preciado, fue dado en un combo de jesed o bondad, que se combina con la responsabilidad colectiva y la libertad individual de cada ser humano. Solo para su bien y el de su entorno cercano y aún lejano. Todo se asemeja a los mensajes de vida (consejos) que cualquier padre o madre que aman a sus hijos les legan para su vida. Una herencia profunda y total que nunca puede perderse, a diferencia de cualquier billete o ladrillo que pueden esfumarse en cualquier circunstancia o viento o evento desfavorable o infortunio que pueda suceder como algo inesperado e impensado y no calculado.

La entrega ya fue dada, la recepción se encuentra en nuestras manos.

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