Una sociedad democrática de ciudadanos temerosos que no se atreven a manifestar sus opiniones está condenada a sucumbir ante los más matones y chillones.
En un sondeo reciente entre 2.000 norteamericanos elaborado por el Cato Institute y YouGov, el 62% de los encuestados dijeron que «el clima político actual les impide decir lo que piensan por si alguien pudiera considerarlo ofensivo». En 2017 eran el 58%. «Una mayoría de demócratas (52%), independientes (59%) y republicanos (77%) convinieron en que tienen opiniones políticas que temen compartir».
Quienes se consideran progresistas fervientes se autocensuran mucho menos:
En cambio, los rotundamente progresistas se mantienen como el único grupo político que siente que puede expresarse.