A 30 años de la reunificación alemana.
Al decidir regresar a Berlín sin el Muro, mi esposo y yo, quisimos volver para ver lo que había quedado.
A la mayor parte la habían destruido, hecho boquetes, robado partes como recuerdo, en fin resabios de su nefasta existencia.
Las pinturas que quedaron estaban desintegradas y las inscripciones debían ser asociadas con mucha imaginación.
En parte habían quedado como monumentos y en parte como vías de caminos de acceso hacia el otro lado. En Berlín Oriental los edificios más importantes y los nuevos totalitarios como la Casa del Pueblo que había sido clausurada por haber sido construida con asbesto, material muy tóxico.