Durante las últimas semanas en los Estados Unidos, la terrible logística del coronavirus parecía haberse disipado. Las tiendas y restaurantes reabrieron. Los manifestantes acudieron en masa a las calles. Algunas personas volvieron a su vida cotidiana, y mientras muchos llevaban máscaras, otros no.
Sin embargo, los casos continuaron disminuyendo. Aunque los Estados Unidos no habían adoptado ni los rigurosos cierres ni las estrategias de rastreo y aislamiento que se observaban en otros países, su número de casos confirmados de COVID-19 se redujo lentamente. La semana pasada, el Vicepresidente Mike Pence se jactó de que el país había hecho “grandes progresos” contra la enfermedad, destacando que el número medio de nuevos casos diarios había disminuido a 25.000 en mayo, y a 20.000 en lo que va de junio.… Leer más