El futuro de las economías está signado por la transición energética y las tecnologías digitales, que dependen de las tierras raras para su desarrollo. La escasez de estos recursos y su complejo tratamiento auguran el surgimiento de toda una geopolítica mineral donde las principales potencias aceleren la búsqueda, explotación y acopio de tierras raras.
Desde su descubrimiento a partir del siglo XVIII, se ha dado el nombre de “tierras raras” a un conjunto de 17 elementos químicos: escandio, itrio y otros 15 del grupo de los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometeo, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio).