Una nave espacial de la NASA, si todo va bien, pronto aterrizará brevemente en un asteroide del tamaño de un rascacielos a 200 millones de millas de distancia, con el fin de recoger una pequeña cantidad de roca y polvo que luego podrá ser devuelta a la Tierra.
La sonda, llamada OSIRIS-REx, es tan grande como una camioneta de 15 pasajeros, y necesita aterrizar por sólo 5 a 10 segundos en un lugar específico dentro de un cráter lleno de rocas. La maniobra del martes será difícil y llena de peligros, ya que la nave espacial trata de llegar a un área segura que sólo tiene el tamaño de unos pocos espacios de estacionamiento.