En términos prácticos, el proyecto turco en Libia se ha topado con un muro en varios aspectos. Ankara ha perdido su apuesta por el GNA, y sus planes, basados en su creencia de que el gobierno de Al-Sarraj duraría más tiempo, ahora parecen redundantes. Las reacciones turcas a la dimisión de Al-Sarraj dan testimonio de ello.
“Un acontecimiento como éste, al escuchar tales noticias, ha sido molesto para nosotros”, dijo el presidente turco Recep Tayyip Erdogan. Esperaba que Al-Sarraj permaneciera en el cargo entre seis meses y un año más, y que pudiera entregar el poder directamente a un gobierno recién elegido en lugar de tener que pasar por otra fase intermedia.










