Por Ella Rosenberg
La revelación de su flota fantasma no es una señal de rendición ni de capitulación, sino un punto de inflexión estratégico que ilustra la sofisticación del juego geopolítico del régimen iraní.
La repentina y generalizada reactivación del Sistema de Identificación Automática (SIA) en aproximadamente el 80% de la tristemente célebre “flota fantasma” de Irán hace unos días fue más que un simple fallo técnico; fue un acontecimiento sísmico en el mundo de la inteligencia marítima y las maniobras geopolíticas.
Durante años, estos buques tanque, el sustento del comercio petrolero de la República Islámica que evade las sanciones, operaron en un estado persistente de oscuridad digital, apagando sistemáticamente sus transpondedores para ocultar sus orígenes, destinos y los compradores finales de su crudo.… Leer más
