En un evento interreligioso, la organización Bnei Brit International de Portugal y el Observatorio Internacional de Derechos Humanos recordaron la bondad de una monja que recitó el kadish para un judío de Oporto, cuando no había otra persona que lo hiciera, y honró al obispo de esa ciudad, Manuel Linda, para recordar los actos individuales de bondad de los católicos en Portugal hacia los judíos.
En 1982, la comunidad judía de Oporto se redujo a una veintena de judíos muy divididos entre ellos, cuando el refugiado alemán Emil Oppenheim falleció. El funeral no estuvo a la altura de las circunstancias, lo cual molestó a dos monjas católicas que lo habían cuidado durante sus últimos años de su vida.
