Para un idioma revivido que tiene apenas una pequeña cantidad de palabras en comparación con los idiomas romances o el inglés, el hebreo cuenta con una buena cantidad de jerga callejera.
Ser testigos en la calle de una conversación entre dos amigos se siente como un juego de ping-pong verbal compuesto por frases coloquiales y al menos algunos golpes y sutilezas informales.
Por ejemplo, es posible notas que los israelíes tienen un ritual de charla trivial. Unos a otros se preguntan “¿cómo estás?” o “¿qué tal?” en algunas formas diferentes antes de profundizar en una conversación más profunda.