Muchas universidades actuales siguen convencidas de que el futuro les pertenece por inercia. Ofrecen carreras rígidas, planes de estudio que envejecen más rápido que sus comisiones académicas, aulas donde la teoría se acumula pero la práctica escasea, y exámenes muy convencionales. Venden seguridad burocrática envuelta en un diploma estatal. Pero el mercado laboral de hoy ya no compra diplomas: compra habilidades verificables. Y la ley universitaria rígida y altamente reguladora nutre la obsolescencia
Mientras muchas universidades tradicionales se aferran a su modelo centenario, aparece un competidor sin campus, sin rector, sin facultades ni semestres: la Universidad I.A.… Leer más
