Parashá Bo

 

Libro Shemot / Éxodo (10:1 a 13:16)

Resumen de la Parashá

Esta parashá comienza con la advertencia de Moshé al Faraón de que caería sobre todo Egipto una plaga de langostas que comerían todo árbol y hierbas, como así invadirían los palacios, y casas de los egipcios.  

Los consejeros del Faraón le exhortaron que dejara salir a los hombres hebreos, únicamente, para que sirvieran al Eterno.  Pero Moshé y Aharón reclamaron que también debían salir las mujeres, niños y el ganado.  Paró, los echó de su presencia.  

Al siguiente día, Moshé extendió su vara y un fuerte viento trajo la plaga de langostas sobre toda la tierra de Egipto, y devoró todo las plantaciones de los egipcios.  El faraón vio la gran destrucción y pidió a Moshé y Aharón que rezaran para que la plaga fuera eliminada.  Pero nuevamente Paró endureció su corazón y no dejó salir al pueblo.

El Eterno ordenó a Moshé extender su mano al cielo y se produjo una densa oscuridad por tres días.  Los egipcios no podían verse ni moverse, a diferencia de los judíos que tenían luz en sus viviendas.  El Faraón accedió parcialmente a que saliera el pueblo, pero sin el ganado para que este fuera garantía de que volverían.  Moshé rechazó esta propuesta y Paró le prohibió volver al palacio. 

Nuevamente el Eterno habló a Moshé y prometió una plaga devastadora, que mataría a todos los primogénitos egipcios.  Así el Todopoderoso le informó que ese mes (Nisán) sería el primero del año, con el que vendría la liberación del pueblo.  El día diez de ese mes, cada jefe de familia tomaría un cordero macho sin defectos y conservarlo hasta la noche del día catorce y entonces sacrificarlo.  La sangre del cordero debía se utilizada para pintar los marcos de las puertas de las casas judías.  Debían esa noche asar el cordero y comerlo con hierbas amargas y pan sin leudar (matzot).  

Ese pan ácimo debían comerlo por siete días.  Tenían que comer rápidamente y prepararse para comenzar un viaje.  Esa noche Hashem extirparía la vida de todos los primogénitos egipcios, sean hombres como animales.  Esa noche sería festividad por siempre y observada y transmitida por los judíos por todas las generaciones. Su nombre, Pésaj (saltó), ya que el Todopoderoso salteó las casas de los hebreos. 

En esa medianoche, el Todopoderoso eliminó a todos los primogénitos.  Ante la gran cantidad de pérdidas de vidas, Paró “pidió” a los hebreos que partieran.

Con toda premura los israelitas partieron en cantidad de seiscientas mil almas.  Llevaron consigo grandes cantidades de oro y plata que les entregaron los egipcios. 

El Eterno ordenó a los judíos que debían cumplir la mitzvá de el uso de los Tefilín (filacterias) como “señal en la mano y recordatorio entre los ojos” para que no olvidaran la salvación de los judíos de la opresión egipcia. 

Todos estos mandatos fueron impartidos por el Todopoderoso a Moshé, en el monte de Sinaí para cumplimiento de los Hijos de Israel


Comentarios por el Rabino Sacks

Para poder vislumbrar la particular lección sobre liderazgo de la parashá de esta semana,  con frecuencia pido a la audiencia que participe en un experimento. Imagina que eres el líder de un pueblo esclavizado y oprimido que ha sufrido el exilio durante más de dos siglos. Ahora, después de una serie de milagros, está por ser liberado. Los reúnes y te diriges a ellos. Están esperando ansiosamente tus palabras. Este es el momento definitorio que ellos nunca olvidarán. De qué hablarás

La mayoría de las personas dicen: de la libertad. Esa fue la decisión de Abraham Lincoln en su discurso de Gettysburg en el que invocó la memoria de “una nueva nación, concebida en libertad” y anhelar un “nuevo nacimiento de la libertad”

Algunos sugieren que inspiraría al pueblo describiendo la tierra de destino “en la que mana leche y miel.” Pero otros dijeron que advertirían al pueblo sobre los peligros y desafíos que encontraría, o lo que Nelson Mandela llamó la larga caminata hacia la libertad

Cualquiera de estos temas podría haber sido el gran discurso de un gran líder. Guiado por Dios, Moshé no enunció nada de eso. Y eso fue lo que lo convirtió en un gran líder. Examinando el texto de la parashá Bo verán que en tres ocasiones se refirió al mismo tema: los niños, la educación y el futuro distante

Y cuando tus hijos te pregunten “¿Qué significa este ritual?” les responderás: “Es el ritual de Pesaj de sacrificio para el Señor, porque Él salteó las casas de los israelitas en Egipto cuando golpeó a los egipcios, pero salvó nuestras casas

Y le explicarás a tu hijo en ese día: “Es por lo que el Señor hizo por mí cuando me liberó de Egipto

Y cuando, en el tiempo en que eso ocurra, tu hijo te pregunte “¿Qué significa esto?” le dirás: “Fue con mano fuerte que el Señor nos sacó de Egipto, de la casa de la esclavitud

Es uno de los actos más inesperados de la historia del liderazgo. Moshé no habló de hoy o de mañana. Habló del futuro distante y del deber de los padres de educar a sus hijos. Hasta insinuó – así lo entendió la tradición judía – que debemos incentivar a los niños a hacer preguntas, de tal manera que el manejo de la herencia judía no sea un aprendizaje de memoria sino que resulte del diálogo activo entre padres e hijos

Por todo esto, el judío fue el único pueblo de la historia que predicó su supervivencia en base a la educación. El deber más sagrado de los padres era enseñar a sus hijos. 

Pesaj se transformó en un seminario continuo en el traspaso de la memoria. El judaísmo se transformó en la religión en la que sus héroes eran maestros y cuya pasión era el estudio y la vida de la mente. 

Los habitantes de la mesopotamia erigieron los zigurats. Los egipcios, las pirámides. Los griegos, el Partenón. Los romanos, el coliseo. Los judíos construyeron escuelas. Es por eso que solo ellos, de todas las civilizaciones del mundo antiguo, aún perduran, vivos y fuertes, continuando con la vocación de sus ancestros, su herencia intacta y sin disminución

La introspección de Moshé fue profunda. Sabía que no se puede cambiar el mundo solo mediante lo externo, como la arquitectura monumental, los ejércitos o los imperios, o el uso de la fuerza o del poder. ¿Cuántos imperios han nacido y han desaparecido, mientras que la condición humana permanece sin transformación ni redención?

Hay una sola manera de cambiar el mundo, y es mediante la educación. Es necesario enseñar a los niños la importancia de la justicia, la rectitud, la bondad y la compasión. 

Debes enseñarles que la libertad solo puede sustentarse por las leyes y la práctica de autocontención. Es necesario recordarles constantemente las lecciones de la historia: “Fuimos esclavos  del Faraón en Egipto” porque los que olvidan la amargura de la esclavitud podrán perder el compromiso y el coraje de luchar por la libertad. 

Y debes estimular a los hijos para que pregunten, desafíen y discutan. Debes respetarlos para que ellos sepan respetar los valores que quieres inculcarles

Esta es una lección que la mayoría de las culturas no ha aprendido después de más de tres mil años. Las revoluciones, protestas y guerras civiles todavía se llevan a cabo, alentando al pueblo a pensar que con remover a un tirano o tener una elección democrática se terminará la corrupción, habrá libertad, y eso conducirá a la justicia y al imperio de la ley – y todavía la gente se sorprende y se decepciona cuando eso no se produce. Lo único que ocurre es un cambio de rostros en los pasillos del poder

En uno de los grandes discursos del siglo XX, un distinguido juez norteamericano, Learned Hand, dijo 

A veces me pregunto si no basamos nuestras esperanzas excesivamente en las constituciones, las leyes y las cortes. Son falsas esperanzas; créanme, esas son falsas esperanzas. La libertad yace en el corazón de los hombres y las mujeres; cuando ahí muere, no hay constitución, ley ni corte que la salve; ninguna constitución, ley, ni corte puede hacer nada, ni aún para salvarla

Lo que Dios le enseñó a Moshé fue que el verdadero desafío no está en lograr la libertad; está en sostenerla, manteniendo vivo el espíritu de libertad en el corazón de las sucesivas generaciones. Esto solo puede lograrse mediante un permanente proceso de educación. Tampoco es algo que pueda delegarse en los maestros, en las escuelas. Una parte debe formularse en la familia, en el hogar, y con la sagrada obligación que proviene del deber religioso

Nadie vio esto con mayor claridad que Moshé, y solo debido a sus enseñanzas es que los judíos y el judaísmo han sobrevivido

Lo que hace a la grandeza de los líderes es que piensan en el más allá, preocupándose no por el mañana ni el año que viene ni la década siguiente ni en la próxima generación. En uno de sus discursos más sutiles, Robert Kennedy habló sobre el poder de los líderes para transformar al mundo cuando tienen una visión clara del futuro posible 

“Algunos piensan que no hay nada que un hombre o una mujer pueda hacer frente a la enormidad de los males que afectan al mundo – la miseria, la ignorancia, la injusticia y la violencia. Pero muchos de los grandes movimientos del mundo del pensamiento y la acción han partido de la iniciativa de un solo hombre. Un joven monje inició la reforma Protestante; un joven general extendió un imperio desde Macedonia hasta los confines de la tierra; y una joven mujer recuperó el territorio de Francia. Fue un joven explorador italiano el que descubrió el Nuevo Mundo, y Thomas Jefferson, a los 32 años, proclamó que todos los hombres fueron creados iguales. ‘Denme un punto fijo para pararme’, dijo Arquímedes, ‘y moveré al mundo.’ Estos hombres movieron al mundo, y nosotros también podemos hacerlo.

El liderazgo visionario constituye el texto y la textura del judaísmo. En el libro de Proverbios se dice que “Sin una visión (jazón) la gente muere.” (Proverbios 29:18). Esa visión en la mente de los Profetas correspondía siempre al futuro a largo plazo. Dios le dijo a Ezequiel que un Profeta es un centinela, que asciende al punto de mayor altura para vislumbrar el peligro a la distancia, antes de cualquiera que esté a nivel de la tierra. (Ezequiel 33:1-6). Los sabios preguntaron “¿Quién es el sabio? El que ve las consecuencias a largo plazo (ha-nolad).” Dos de los grandes líderes del siglo XX, Churchill y Ben Gurion, también fueron distinguidos historiadores. Conociendo el pasado, podían anticipar el futuro. Eran como los grandes maestros de ajedrez quienes, por haber estudiado miles de partidas, advierten casi de inmediato los peligros y las posibilidades según la posición de las piezas en el tablero. Saben lo que ocurrirá si hacen una movida u otra

Si quieres ser un gran líder en cualquier disciplina, desde Primer Ministro hasta padre o madre, es esencial pensar a largo plazo. Nunca elijas la opción más fácil por ser simple o rápida o por dar una satisfacción inmediata. Al final pagarás un precio muy alto 

Moshé fue el líder más grande porque pensó más allá que cualquier otro

Sabía que el verdadero cambio del comportamiento humano requiere del esfuerzo de muchas generaciones. Por eso debemos darle la máxima prioridad a educar a nuestros hijos para que compartan nuestros ideales, y para que lo que nosotros comencemos, ellos lo puedan continuar hasta que el mundo cambie porque nosotros hemos cambiado. Él sabía que si quieres planificar para un año, planta arroz .Para una década, planta un árbol. Si lo quieres para la posteridad, educa a un niño. La lección de Moshé, treinta y tres siglos más tarde, sigue vigente