Desde el capítulo 40 de su libro, Isaías, nuestro profeta, se ha caracterizado por sus profecías de nejamá, consuelo.
En los peores momentos, donde todo parece perdido Isaías rescata desde lo más profundo esa especial unión de D’s con nuestro pueblo, esa pareja amorosa que constituimos los bnei Israel con D’s.
Unión tan divina como humana, con sus desavenencias y sus reencuentros.
Esta Haftará marca una bisagra fundamental, un antes y después.
Las “aguas de Noaj” marcan una profunda diferencia.
D’s nos promete nunca más un diluvio.