por: Jonathan S.Tobin
Fuente: JNS.org
Durante veinte años sembró impunemente el terror y la confusión por todo Oriente Medio. Como comandante de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), Qasem Soleimani fue el cerebro del máximo patrocinador estatal del terrorismo, además del segundo individuo más poderoso en esa opresiva teocracia islamista.
No importaba cuánto caos provocara; se creía intocable. Y tres Administraciones estadounidenses, tanto demócratas como republicanas, validaron esa creencia dejando pasar las oportunidades que se les presentaron de matar a un hombre con las manos empapadas de sangre; sangre de numerosos estadounidenses e incontables sirios, libaneses, israelíes, etc.