ANA FRANK

Hace 75 años Ana Frank y su familia fueron descubiertos en el escondite donde vivieron más de dos años. La familia Frank —compuesta por el matrimonio de Otto y Edith Hollander; y las niñas Margot y Ana— vivió en Alemania hasta 1933, año en que comenzó la persecución nazi contra los judíos, y se instalaron en Ámsterdam donde Otto fundó una empresa. En poco tiempo hicieron de Holanda su lugar. Las niñas tenían la vida normal de las chicas de su edad.

Cuando inició la década de 1940  Margot cursaba sus estudios secundarios, salía de paseo con sus amigas y Ana hacía amistades con facilidad y no le faltaban pretendientes. En los días previos a cumplir 13 años le mostró a su padre un cuaderno forrado en tela cuadrillé en tonos rojos con una pequeña cerradura, ese fue uno de los regalos de cumpleaños que recibió el 12 de junio de 1942.

El cuaderno tenía el destino marcado: sería su diario íntimo y pasaría a ocupar el lugar de “mejor amiga” que tanto añoraba. Unas semanas después,  el 5 de julio, Edith recibió una notificación oficial que avisaba que Margot, de 16 años, debía partir a uno de los campos nazis. La mujer, asustada por saber el significado de esa citación, avisó a su marido.

Conocedor de lo que pasaba, el señor Frank había dispuesto unos meses antes un espacio contiguo al edificio de su empresa y lo estaba armando para ocultar a su familia en caso de que el ejército alemán invadiera Holanda. La partida, prevista para el 16 de julio, se adelantó una semana tras la citación.

Otto dejó en la casa una nota en la que avisaba a sus amigos que la familia huía a Suiza, para despistar. Desde el 9 de julio de 1942 hasta el 4 de agosto de 1944 la familia Frank vivió en el refugio que Ana llamó “la Casa de atrás”. Días después llegó la familia Van Pels (Van Dann en el libro) y entre ellos Peter, un muchacho de 16 años con el que Ana tendría un despertar amoroso. En noviembre de ese año se sumó el odontólogo Fritz Pfeffer. Annelies Marie Frank (conocida en español como Ana Frank) contó en primera persona la invasión alemana en Holanda durante la Segunda Guerra Mundial.

A través de sus escritos (un diario íntimo, algunos cuadernos y varias hojas sueltas) se conocieron detalles de la persecución nazi hacia los judíos, pero también se dejó conocer como una niña curiosa por la vida, ansiosa de conocer el mundo y la naturaleza. “Espero poder confiarte todo, ya que nunca se lo he hecho a nadie, y espero que seas de gran ayuda para mí”. Ana Frank, 12 de junio de 1942.

Aquel diario, bautizado “Kitty”, se convirtió en indispensable en la vida de Ana: describió muchos de los días del cautiverio, contó cómo vivían en el refugio, detalló el miedo que sentía ante cada explosión de las bombas que destruían el mundo que conocía y contaba el temor a ser descubiertos que la invadía.

También relató el floreciente amor correspondido de su compañero de escondite, Peter. El martes 1 de agosto de 1944 Ana escribió por última vez. Tres días después a su último relato fueron encontrados y deportados al campo de tránsito de Westerbork y un mes después, tras 3 días de viajar hacinados en un tren, llegaron a  Auschwitz. Víctima del tifus, Ana murió en el campo Bergen-Belsen en marzo de 1945 a los pocos días de que muriera su hermana Margot. Al terminar la guerra, Otto regresó a Ámsterdam donde se reencontró con Miep Gies y Bep Voskuijil, dos de las personas que les colaboraron y los protegieron en los tiempos del cautiverio.

Volvió sabiendo que su esposa Edith ya no regresaría, pero dudaba sobre el paradero de sus hijas. Tiempo después supo que ellas no habían logrado sobrevivir. Derrumbado por la noticia compartió su pena con Bep y Miep quien, a modo de consuelo, le entregó el diario de Ana y todos sus escritos. Éstos habían sido recuperados por las mujeres minutos después del arresto y Miep prometió: “Es el diario de Ana y lo guardaré para dárselo cuando regrese”.

Al no regresar se lo dio a Otto quien al leerlo recién descubrió los sentimientos de su hija. En 1947, Otto Frank publicó el diario de su hija Ana: “Het Achterhuis” (La casa de atrás). Desde entonces se ha traducido a más de 70 idiomas. Los manuscritos originales fueron donados por Otto Frank a la Casa que lleva el nombre de su hija en Ámsterdam. Ese relato representa desde entonces uno de los documentos históricos más valiosos que describen la Segunda Guerra y el Holocausto. Lo último que escribió Ana Frank en su diario íntimo. “Espero poder confiarte todo, ya que nunca se lo he hecho a nadie, y espero que seas de gran ayuda para mí”. Ana Frank, 12 de junio de 1942. El Diario fue best seller en muchos países y hasta el día de hoy es lectura obligatoria en miles de escuelas del mundo. En Buenos Aires existe un Museo Ana Frank que contiene una réplica del escondite en Ámsterdam.

Queda en la calle Superí 2647, teléfono: 3533-8505. Está abierto de martes a sábado de 14 a 19. A lo largo del año recibe a cientos de estudiantes de escuelas públicas y privadas a quienes se les cuenta la historia con el fin de que la historia no se vuelva a repetir

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