El Ayuno del 10 de Tevet y un estudio sobre el significado del Kadish

“Hermanos de la Casa de Israel, oigan, el ayuno del décimo mes, será el día martes y el Santo Bendito lo convertirá en gozo y alegría, tal como está escrito: “Así ha dicho H’ de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes, y el ayuno del quinto, y el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo, se tornarán a la casa de Yehudá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades. Amad pues verdad y paz”.

Invierno en Israel y en el hemisferio norte. Noches largas y frías en las que se puede estudiar un poco más. “De las largas noches de tevet, salieron muchos sabios.” Son éstos, días breves en Israel y en el Hemisferio Norte. Y enseguida comenzarán a alargarse como simbolizando que se acerca una nueva luz, la de la redención. Es un consuelo. Salimos de Janucá y ya nos encontramos envueltos en el ayuno del 10 de Tevet.

Emergemos de Janucá, con el sentimiento que no hemos aprovechado la fiesta hasta el fin. Salida difícil, porque la razón del festejo, aún se encuentra en nosotros. Todavía nos hace falta. Nos enfrenta a dilemas, como si debemos iluminar únicamente nuestra casa, o si debemos sacar la luz extramuros e intentar después de reforzar nuestro particularismo para que se eleve y se convierta en parte de un mensaje universal. Después de la primera vela habíamos comenzado, un “crescendo” que se interrumpió abruptamente con la última vela. Como que necesitábamos un Janucá mucho más largo… Como que nuestros exilios y dolores, sirvieron, desde siempre para alimentar al otro con nuestra propia luz, a un precio demasiado elevado. Pero, ¿acaso se puede lograr algo sin pagar por ello?

Y en este sábado nos enfrentamos con el fiel cumplimiento de la profecía revelada a Abraham, cuando le dijeron que debía saber que sus hijos serían esclavizados. Para ello era necesario que abandonen sus casas y su tierra y se dirijan a la ajenidad. Es en Egipto, donde Iosef, asimilado al régimen que servía después de haber sido acusado y encarcelado, y haber salvado su economía, se encuentra al fin y revela su identidad a sus hermanos.

Sólo después, y con 22 años por medio se reencuentra con el padre que lo había preferido y que, en su predilección por él, lo hace víctima de los celos de sus hermanos que casi le cuestan la vida.

La parashá nos trae el intento de Iosef de establecer una reforma agraria en Egipto, que quizás iría acompañada con una reforma espiritual en las relaciones entre los propios residentes que se encontraban bajo los designios de Faraón y de una burocracia sacerdotal que les impedía ser libres. Sin embargo, la reforma queda incompleta y quizás por ello, los descendientes de Iaacov quedan esclavizados. Pese al poder omnímodo de Faraón y la jerarquía de Iosef, su reforma no llega hasta el final dejando una clase de privilegiados que luego no renunciarían a sus prerrogativas: “De esta manera Iosef adquirió para Faraón todas las tierras de Egipto, porque los egipcios, obligados por el hambre, le vendieron todos sus terrenos. Fue así como todo el país llegó a ser propiedad de Faraón, y todos en Egipto quedaron reducidos a la esclavitud. Los únicos terrenos que Iosef no compró fueron los que pertenecían a los sacerdotes. Éstos no tuvieron que vender sus terrenos porque recibían una ración de alimento de parte de Faraón. Luego Iosef le informó al pueblo: -Desde ahora ustedes y sus tierras pertenecen a Faraón, porque yo los he comprado. Aquí tienen semilla. Siembren la tierra. Cuando llegue la cosecha, deberán entregarle a Faraón la quinta parte de lo cosechado. Las otras cuatro partes serán para la siembra de los campos, y para alimentarlos a ustedes, a sus hijos y a sus familiares. – ¡Usted nos ha salvado la vida, y hemos contado con su favor! – respondieron ellos-. ¡Seremos esclavos de Faraón! Iosef estableció esta ley en toda la tierra de Egipto, que hasta el día de hoy sigue vigente: la quinta parte de la cosecha le pertenece a Faraón. Sólo las tierras de los sacerdotes no llegaron a ser de Faraón” (Bereshit 47: 20-26).

Reformas a medias, inevitablemente, crean problemas. Pero, ya vimos en nuestro comentario de las semanas anteriores que sólo a través de perspectiva histórica alcanzamos a comprender el devenir de los acontecimientos y su causalidad. Nunca como en estos días del año, en los que salimos de Janucá, y nos adentramos en tevet ello es más actual, y la lectura semanal nos deja impresas pautas de interpretación que durante muchos años fueron indescifrables en su relación.

La primera y traumática destrucción de Jerusalén se produjo por medio de Nabucodonosor el rey de Babilonia en el año 3338 de la Creación, a los 422 años AEC y la segunda destrucción alrededor de 200 años después que Matitiahu y sus hijos consiguieron devolver el reinado independiente a Israel. El ocho de tevet fue finalizada la traducción de la Torá al griego, versión conocida como la Biblia de los Setenta, también llamada Septuaginta, o Alejandrina, que es la principal versión en idioma griego por su antigüedad y autoridad. Su redacción se inició en el siglo III AEC (c. 250 AEC) y se concluyó a finales del siglo II AEC (c. 150 AEC), y fue considerada como una ruptura con el consenso que las Sagradas Escrituras debían quedar exclusivamente en su idioma original aun cuando durante algunos años e incluso siglos, en muchos países, el idioma sagrado no fuera dominado por el pueblo del Libro. El nueve murieron Ezra y Nejemia. El diez, Nabucodonosor comenzó la conquista de Jerusalén, sitiándola durante tres años, luego de los cuales las murallas fueron perforadas, en el mes de tamuz. “En el año noveno del reinado [de Tzidkiahu], a los diez días del mes décimo, Nabucodonosor, rey de Babilonia, marchó con todo su ejército y atacó a Jerusalén. Acampó frente a la ciudad y construyó una rampa de asalto a su alrededor. La ciudad estuvo sitiada hasta el año undécimo del reinado de Tzidkiahu. A los nueve días del mes cuarto, cuando el hambre se agravó en la ciudad, y no había más alimento para el pueblo, se abrió una brecha en el muro de la ciudad, de modo que, aunque los babilonios la tenían cercada, todo el ejército se escapó de noche por la puerta que estaba entre los dos muros, junto al jardín real. Huyeron

camino a la Aravá, pero el ejército babilonio persiguió a Tzidkiahu hasta alcanzarlo en la llanura de Yerijó. Sus soldados se dispersaron, abandonándolo, y los babilonios lo capturaron. Entonces lo llevaron ante el rey de Babilonia, que estaba en Riblá. Allí Tzidkiahu recibió su sentencia. Ante sus propios ojos degollaron a sus hijos, y después le sacaron los ojos, lo ataron con cadenas de bronce y lo llevaron a Babilonia” (II Melajim 25:1-7).

En nuestra época se decidió que el ayuno del 10 de tevet sea el día del Kadish general por las víctimas del Holocausto cuya fecha de desaparición es desconocida, uniendo en la historia fragmentos del destino de nuestro pueblo.

“De las largas noches de tevet, salieron muchos sabios”, dijeron jaza”l, refiriéndose a la mayor disponibilidad de horas para abrir los textos y estudiarlos. En las noches largas del dolor, debemos aprender la periodicidad de nuestra propia historia, de nuestra vida, que aún espera la redención, en los días en los que se cumplan las profecías y los días de duelo se tornen a la casa de Yehudá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades. Para que amemos verdad y paz.

Día de Kadish general

El Gran Rabinato de Israel declaró el 10 de Tevet como “día de Kadish general” (Yom Hakadish Haclalí) para permitir a los familiares de las víctimas del Holocausto, y cuyos yahrtzeits (aniversarios de sus muertes) se desconoce, observar las prácticas tradicionales de Yahrzeit para el difunto, incluyendo encender una vela conmemorativa, aprender mishnayot y recitar el Kadish. Según la política del Gran Rabinato de Israel, la oración conmemorativa también se recita en las sinagogas, después de la lectura de la Torá en los servicios matutinos.

Para algunos judíos, este día es preferible como día de recuerdo a Yom Hashoá, ya que este último tiene lugar en el mes de Nisán, en el que tradicionalmente está prohibido el luto [Shuljan Aruj, Oraj Jayim 429:2].

Kadish

“Consumirá a la muerte definitivamente. Enjugará A. E-lohim las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra, porque El Eterno mismo lo ha dicho” (Yeshayahu 25:8).

El Kadish, una de las invocaciones más trascendentes y populares del Sidur, tiene aristas relativamente poco divulgadas. Es importante conocer su origen, los distintos tipos de textos llamados con el mismo nombre, sus usos, y su traducción.

Contar con la letra traducida al idioma que se comprende ayuda sin duda a concentrarse mejor en su significado, y poder recitarlo con la intención y la emoción que provoca cuando es entendido en su totalidad. Conocer sus orígenes y sus aplicaciones, permitirá desgajar algunas narraciones que todos sin excepción recibimos del conocimiento popular y que no siempre van acompañadas por fuentes en las que se puedan basar como verdades.

¿QUÉ ES KADISH?

Kadish es una alabanza al Todopoderoso, una doxología, que encarna la santificación, consagración, y glorificación del nombre del Eterno.

Quienes lo recitan, sean el jazán, una persona del público, un doliente, una persona que homenajea a los difuntos cercanos en el aniversario de su desaparición o quien cobra un salario de parte de la Comunidad o de los familiares de las personas desaparecidas para recitarlo, se unen a la exaltación al Eterno por medio de una oración que afirma públicamente su bondad y santidad. Esa unión se produce cuando los oyentes de las palabras del enaltecimiento responden Amén o se unen al recitante en fragmentos del texto particularmente al decir Yehé Shemé Rabá.

VERSIÓN LIBRE DE ALGUNOS TEXTOS DE KADISH

[Existen variaciones del texto entre las distintas comunidades]

Itgadál veitkadásh shméh rabá. (Amén) Bealmá di vrá jirutéh veiamlíj maljutéh, veiatzmáj purkanéh vikarév meshijéh. (Amén) Bejaiejón uveiomejón uvjaiéi dejól béit Israel, baagalá uvizmán karív veimrú Amén. Iehé shméh rabá mevaráj lealám ulealméi almaiá: Itbaráj, veishtabáj, veitpaár, veitromám, veitnasé, veithadár, veitalé, veithalál, shméh dekudshá bríj hu. (Amén) Leelá min kol birjatá shiratá, tushbejatá venejematá, daamirán bealmá, veimrú Amén: Iehe shlamá rabá min shemaiá, jaim vesabáh, vishuhá venejamá veshezabá, urfuá, ugulhá, uslijá vejapará, verevaj veatzalá; lanu ulejol amó Israel veimrú, Amén. Osé shalóm (en los Diez Días de Teshuvá sustitúyase por: hashalóm) bimromav, hu berajamav iahasé shalóm aléinu veál kol amó Israel; veimrú Amén.

Traducción:

Ensalzado y santificado sea Su gran Nombre (Amén) en el mundo que Él ha creado según Su voluntad. Que Él establezca Su reinado, haga florecer Su redención, y aproxime la venida de Su Mashíaj (Amén) durante vuestras vidas y vuestros días, durante las vidas de toda la Casa de Israel, rápidamente y en una época cercana; y decid Amén. Sea Su gran Nombre bendecido para siempre y por toda la eternidad. Bendito y alabado, glorificado, ensalzado y enaltecido, honrado, adorado y loado sea el Nombre Santo, bendito sea, (Amén) más allá de todas las bendiciones, himnos, alabanzas y consuelos que son expresados en el mundo; y decid Amén. Sea enviada desde los cielos una extensa paz, vida, abundancia, salvación y consuelo, libertad y curación, holgura y prosperidad a nosotros y a todo su pueblo Israel y decid, Amén. El que hace paz (en los Diez Días de Teshuvá sustitúyase por: la paz) en Sus cielos haga la Paz sobre nosotros y sobre todo Israel; y decid Amén.

“Enaltecido y santificado sea Su gran Nombre en el mundo que Él ha creado según Su omnímoda voluntad. Que establezca Su reinado, haga florecer Su redención, y aproxime la venida de Su Mashíaj durante vuestras vidas y vuestros días, durante las vidas de toda la Casa de Israel, rápidamente y en una época cercana; y decid Amén.

Loado sea su glorioso nombre, bendecido para siempre y por toda la eternidad. Bendecido, loado, gloriado, enaltecido, exaltado, encarecido y alabado, sea el Nombre Santo, bendito sea, más allá de todas las bendiciones, himnos, alabanzas y consuelos que son expresados en el mundo; y decid Amén. Sea enviada desde los cielos una extensa paz, vida, abundancia, salvación y consuelo, libertad y curación, holgura y prosperidad a nosotros y a todo su pueblo Israel y decid, Amén. El que hace paz (en los Diez Días de Teshuvá sustitúyase por: la paz) en Sus cielos haga la Paz sobre nosotros y sobre todo Israel; y decid Amén”.

El texto que se agrega en el Kadish de Estudio o Rabanán es: “Por Israel y por sus ilustres maestros, por sus discípulos y por todos los discípulos de sus discípulos, y por todos los que se consagran al estudio de la Torá, ya sea aquí y ya sea en cualquier otra parte, séanos dado a nosotros y a ellos de paz en profusión, gracia, favor y misericordia, longevidad y sustento decoroso, y redención del Padre Celestial y dígase: Amén.”

Una versión del Kadish recitado después del entierro dice lo siguiente: “Magnificado y santificado sea Su magno nombre en el mundo que se va a crear de nuevo cuando Él resucitará a los muertos, para elevarlos a la vida eterna, y cuando Él reconstruirá la ciudad de Jerusalén y establecerá Su Templo en medio de ella, y arrancará de raíz toda falsa adoración de la tierra, y restaurará el culto del verdadero al Eterno. ¡Que el Santo, bendito sea, reine en Su soberanía y gloria durante su vida y en sus días, y en los días de toda la casa de Israel, de forma rápida y en un momento próximo! Así decid: ¡Amén!”

Dado que el núcleo de la oración es una afirmación pública de la bondad del Eterno, se expresa sólo en presencia de un minián (quórum de oraciones de diez hombres mayores de trece años como mínimo) y no por personas que están orando a solas.

 ¿EXISTEN REFERENCIAS BÍBLICAS AL KADISH?

No hay en el texto bíblico ninguna mención explícita de la obligación de recitar el Kadish. Sin embargo, implícitamente, encontramos alusiones inspiradoras, por ejemplo, en el versículo de Vayikrá 22.32: “seré santificado entre los hijos de Israel; yo soy el Señor que os santifico “.

Como se puede apreciar, también en relación a esta oración se produce un desarrollo aplicado al pensamiento que todas las oraciones que decimos en nuestros días han sido inspiradas por nuestros patriarcas, nuestros prohombres o por el mismo Eterno.

Esa búsqueda de continuidad filosófica y espiritual inspiró sin duda a los poetas que escribieron los textos que ingresaron al devocionario después de haber sido aceptados por las comunidades o sus autoridades.

Quien hoy día recita Kadish puede sentir que lo hace siguiendo el mandamiento nombrado y no se sentirá defraudado, pese a que el texto del Kadish no es de la época bíblica, sino que se trata de un texto y de una costumbre litúrgica muy posterior.

Hay antecedentes que ya en el Primer Templo la multitud respondía las bendiciones y plegarias, con las palabras hebreas “Bendito sea el Nombre de Su glorioso Reinado por siempre jamás”, similares a la locución central aramea del Kadish: –Yehé Shemé Rabá mevaraj lealam ulealmei almaiá-. Según la mayoría de los estudiosos, el Kadish, ha tenido su origen en la época del Talmud. El pasaje “Bendito sea el Nombre de Su glorioso Reinado por siempre jamás”, y la palabra Amén – que es una expresión de anuencia a lo expresado y de reafirmación de la fe, vienen a ser la respuesta al final de las bendiciones, y marcan la conclusión de ciertas secciones de las plegarias.

En esa época no había ninguna indicación que el Kadish, en algunas de sus versiones, se convertiría posteriormente en oración de homenaje a los difuntos.

El texto Yehé Shemé Rabá que traducimos “Alabado sea por siempre el nombre de El Eterno” ya aparece en boca de Daniel en Babilonia, (ver Daniel 2:) “Daniel recibió en una visión la respuesta al misterio. Entonces alabó al Eterno del cielo 20 y dijo: «¡Alabado sea por siempre el nombre del Eterno!” …

Texto no menos inspirador encontramos en los Salmos del Rey David, 113: 1

¡Aleluya! ¡Alabado sea el Eterno! Alaben, siervos del SEÑOR, alaben el nombre del Eterno. 2 Bendito sea el nombre del Eterno, desde ahora y para siempre.

El énfasis puesto por los sabios de Israel en la respuesta de la congregación: “¡Que Su Gran Nombre sea alabado por toda la eternidad!” (Ver Sifre, Deuteronomio 306), es más fuerte que el dado al resto de los textos.

Tan grande era el valor que se asigna a esta respuesta que estudiamos en el Talmud (Sota 49a): “Desde la destrucción del Templo, el mundo ha sido sostenido por la santidad de la liturgia y del Yehé Shemé Rabá [la respuesta congregacional al Kadish] del discurso agádico”.

Otra cita es: “La unión en voz alta y al unísono de la congregación en la respuesta Yehé Shemé Rabá tiene el poder de influir en el decreto celestial en favor de uno o de obtener un perdón”.

“Afirmó el rabí Yehoshúa ben Levi -en Shabat 119 b-, al que contesta con todas sus fuerzas: Amén, bendito sea su gran nombre, se le rompe la sentencia desfavorable que hubiere merecido del cielo, como dice lo escrito: “Por haberse deprimido la revuelta en Israel, por haberse ofrecido voluntariamente el pueblo, bendecid al Eterno (Shoftim 5:2). ¿Por qué fue abatida la revuelta? Porque bendijeron al Señor. Dijo el rabí Jiya bar Aba en nombre del rabí Yojanán, aunque tenga una mácula de idolatría, se le perdona, porque aquí dice por haberse abatido la revuelta (bifroa peraot), y allí dice (el pueblo) estaba revuelto (parúa) (Éxodo 32:25), en referencia a la adoración de becerro de oro).

Dijo Reish Lakish al que contesta amén con todas sus fuerzas se le abren las puertas del paraíso porque dice lo escrito: “Abrid las puertas para que ingrese la gente justa, guardadora de verdades (Yeshayahu 26:2) no leamos ‘guardadora de verdades’ (Shomer emunim) sino los que dicen Amén. ¿Qué significa Amén? Dijo el rabí Janina “E-l melej neemán” (el Eterno rey leal)”.

En el tomo Berajot (3 a) del Talmud de Babilonia, aprendemos que se enseñó en una Beraita que: “Dijo rabí Yosi, cierta vez andaba por el camino, y entré en un lugar en ruinas de la ciudad de Jerusalén para orar, mientras rezaba llegó Eliyahu el profeta, y me esperó en la entrada hasta que finalicé mis plegarias. Después de ello me expresó: Shalom Aleja, mi maestro, y le contesté: Shalom Aleja mi maestro y mi rav. El profeta me preguntó: ¿Hijo, por qué ingresaste a este lugar en ruinas? Le dije: para rezar. -Me dijo, debiste haber orado en el camino en lugar de ingresar a un lugar en ruinas. -Le respondí: no recé en el camino porque temí que iba a ser interrumpido por otros viajeros. -Me dijo: si es así debiste haber rezado una versión más breve… -Rabí Yosi continúa el relato y dice que el profeta le expresó: En el momento en que los hombres del pueblo de Israel ingresan a las sinagogas y a las casas de estudio y contestan (en el Kadish) “que sea su gran nombre bendecido”, el Santo Bendito mueve su cabeza y exclama: Enaltecido es el rey al que alaban en su casa de esta manera” Rabí Jiya bar Aba dijo, en nombre de Rabí Jonatán: “Aun cuando haya cometido acciones de idolatría, es perdonado” (Shabat 119 b). Según Rabá, “el mundo se mantiene por el mérito proveniente de la recitación de Yehé Shemé Rabá” (Sota 49 a). “El que responde Yehé Shemé Rabá…se asegura ser merecedor del mundo venidero” (Berajot 57 a).

KADISH SE RECITA EN ARAMEO Y NO EN HEBREO

El texto de la oración Kadish está en arameo, no en hebreo, a excepción de la última frase. Esto se debe a que proviene de una época de la historia (el período del Segundo Templo en Jerusalén, 516 a.e.c. hasta el año 70 d.e.c.), cuando muchos judíos utilizaban el arameo como su lengua cotidiana en lugar de hebreo. Para el oído no entrenado, puede ser difícil de distinguir los dos idiomas ya que se relacionan y comparten características comunes, incluyendo gran parte del vocabulario, pero sin embargo son lenguas diferentes y cada uno tiene un sistema separado de gramática, incluyendo conjugaciones verbales diferentes. Los redactores del texto deseaban que cada palabra fuera comprendida también por los judíos de escasa formación. En nuestros días, muchas personas que hablan el hebreo a la perfección no pueden comprender el texto arameo, pero la tradición indica que debe recitarse en ese idioma. Por ello es importante que tanto jazanim, como dolientes y el público en general encuentre traducciones y las conozca para que pueda tener coherencia entre lo que sus labios pronuncian y lo que sienten sus corazones.

¿EN QUÉ OCASIONES SE DICE KADISH?

El Talmud, hace frecuentes reseñas sobre el Kadish como respuesta ritual que no sólo era usada después de las plegarias, para indicar la finalización de las diferentes secciones, sino también era y es recitada a la conclusión de las clases, discursos y sermones.

El Kadish era un himno sagrado recitado por maestros u oradores al final de los discursos y sermones y lo es también en nuestros días, particularmente el Kadish de los estudiosos –llamado popularmente Kadish Derabanán.

Kadish aparece en Masejet Sofrim, “El tratado de los Escribas” que es un texto talmúdico no canonizado como parte integral del Talmud, que trata especialmente las normas relativas a la preparación de los libros sagrados, así como a las disposiciones para la lectura de la ley.

Allí trata acerca de un menor que no sube a Barjú, ni a la lectura de la Torá ni a Kadish hasta que cumpla los 13 años (ver capítulo 16 y fines del 19), dándonos a entender que ya en esa época se recitaba. Sin embargo nadie pue afirmar con exactitud la fecha de la redacción de este tratado. Hay quienes se inclinan que recién fue escrito a mediados del siglo octavo, un supuesto que es apoyado por la declaración de Rabí Asher (c. 1300, en el libro Hiljot Sefer Torá).

Maimónides en su libro de plegarias, estableció que el “Sheliaj Tzibur, dice Kadish antes y después de cada tefilá. Después del Orden del Día, implorará un tanto y dirá Kadish y cuando finalice la lectura de la Torá.

Cada vez que diga súplicas de confesión por los pecados, dirá Kadish.

Todo Kadish que diga el Sheliaj Tzibur después de la finalización de la Tefilá, cuando ya no hay plegarias y quien lo oiga sale y se aparta, se acostumbró agregar dentro del Kadish el texto Titkabal Tzelotohon” … (agregando un texto cuya continuación hoy no es usada por la mayoría de las congregaciones). Y, agrega Rambam: “todo grupo de por lo menos diez israelitas o más que estuvieron estudiando Torá oral, así (más no sea) Midrashim o Agadot, cuando finalizan uno de ellos dice Kadish de pie”.

PARTICULARIDADES DEL KADISH

El Kadish no fue compuesto deliberadamente como oración para la sinagoga sino como un derivado de las súplicas informales recitadas en el Bet Hamidrash (Casa de

Estudios). En su texto no aparece el nombre del Eterno – En lugar de ello hallamos allí denominaciones menos formales que fueron utilizadas ampliamente en el idioma diario y que pueden pronunciarse fuera del contexto de una bendición consecuente, tales como: Kudshá Berij Hu (El Santo, Bendito Sea) y Avuhun DeBishmaya (El Padre en los Cielos). Incluso la denominación El Eterno aparece en el Kadish bajo la forma: Shmei (Su Nombre).

La primera parte del Kadish como la conocemos hoy en día, que comienza con las palabras Itgadal Veitkadash, parece basarse en las profecías de Ezequiel (38): 23 “De esta manera mostraré mi grandeza y mi santidad, y me daré a conocer ante muchas naciones. Entonces sabrán que yo soy el SEÑOR”, (véase también Ezequiel 36:23) “Daré a conocer la grandeza de mi santo nombre, el cual ha sido profanado entre las naciones, el mismo que ustedes han profanado entre ellas. Cuando dé a conocer mi santidad entre ustedes, las naciones sabrán que yo soy el Señor. Lo afirma el Señor omnipotente”.

Kadish fue designado con ese nombre recién después de ser establecido por los Sabios de la Magna Asamblea.

 

VARIADAS FORMAS DEL KADISH

Existen distintas formas de Kadish que son recitadas en el curso de las tefilot.

JJatzi Kadish (חצי קדיש) – Literalmente “La mitad del Kadish”, a veces .)קדיש לעלא( conocido como Kadish corto o Kadish Leela

Kadish Yatom (קדיש יתום) – literalmente “Kadish de los huérfanos”, se refiere a menudo como Kadish Avelim –de los dolientes. (קדיש אבלים), o Kadish

o Yehé Shelama Rabá (קדיש יהא שלמא רבא). Según algunas fuentes (Taná Debe Eliyahu, Or Zarúa, Avodá Zará, Hiljot Shabat) el rezo de Kadish pronunciado por el huérfano redime a sus padres de sus penas.

Kadish Shalem (קדיש שלם) – Literalmente, “Kadish completa”, también )קדיש תתקבל( llamado “Kadish del oficiante” o Kadish Titkabal

Kadish de Rabanán (קדיש דרבנן) – Literalmente “Kadish de los rabinos o al (קדיש על ישראלIsrael (Kadish ajar Hakevurá (קדיש אחר הקבורה) – Literalmente “Kadish después del sepelio”, también llamado Kadish de Itjadata (קדיש דאתחדתא) porque אתחדתא es una de las primeras palabras de esta variante.

No está muy claro cuándo apareció la costumbre de que los deudos reciten el Kadish, y todo hace indicar que esta variante fue ingresando lentamente en el ritual después que ya existieran y fueran conocidas otras de sus variantes no relacionadas con el duelo.

KADISH DE DUELO

En nuestros días el Kadish es más conocido como oración por los difuntos, ya que es recitada por los dolientes en homenaje a sus familiares fallecidos, pero ésta es sólo una de las formas en las que se utiliza la oración.

Este Kadish no hace mención alguna a la muerte o a alguien que haya fallecido. Es una oración que alaba y ensalza al Eterno y expresa la espera y el anhelo por la llegada de la era mesiánica.

La primera mención de la costumbre de que los dolientes digan el Kadish al final de los servicios aparece en Or Zarúa, una obra halájica del siglo XIII.

En el siglo XVI Rabí Moshe Iserles reconocido talmudista askenazí y uno de los primeros Ajaronim habla de la “costumbre de recitar el Kadish por un periodo de once meses después de la muerte del padre o de la madre (Yoré Deá 376:4; Rabí Moshe Iserles).

El Kadish que se dice después de Aleinu, la última oración del servicio, fue designado específicamente como Kadish Yatom, Kadish de los Afligidos, o en traducción literal Kadish del Huérfano.

EL KADISH NACIÓ PARA INDICAR EL FIN DE UNA CLASE DE LA TORÁ ORAL

Originalmente Kadish era dicho por los rabinos cuando finalizaban una clase o un sermón. Luego, fue adoptado como texto de demarcación de las distintas secciones de un servicio de oración, por lo tanto, hoy en día el Kadish se dice varias veces durante un servicio de oración, y sobre todo después de las principales oraciones por el jazán aun cuando no esté de duelo y aun si sus padres viven.

ALGUNAS REGLAS PARA RECITAR EL KADISH

Se puede decir el Kadish después de una tefilá, o después de estudiar.

Cuando se estudia “Torá shebijtav” -Torá escrita-, se recitará un Kadish regular, sin la parte textual de “Titkabel”. Así, al recitar una de las Meguilot (Pergaminos con los respectivos libros de Cantar de los Cantares – Shir Hashirim, Rut, Qohelet – Eclesiastés, etc.), en Yom Tov, el Kadish que se dice, es del tipo que denominamos “Kadish de duelo”, que es un Kadish completo, sin el texto de “Titkabel Tzelotohon de…”, que se dice después de la Amidá.Este Kadish, pudiere ser dicho también, por alguien que no está de duelo, aunque la costumbre imperante, es que sea recitado por las personas que están de luto.

Luego de estudiar “Torá shebealpé ” –Torá oral-, se recitará un Kadish de Rabanán. El Maguén Abraham, establece para esta última halajá, que el Kadish de Rabanán, sólo sea recitado, después de haber dicho también, un “Devar Hagadá” (una enseñanza alegórica, metafórica u homilética). Por ello se impuso la costumbre de recitar “Rabí Jananiá Ben Akashia…, después de estudiar la Mishná de Pirké Avot, y también el viernes por la noche, después de leer la Mishná de Bamé Madlikin.

El Shuljan Aruj Harav, al final de éste Simán, agrega que después de recitar “Eizehu Mekoman”, y la beraita de Rabí Ishmael, no es necesario decir “Rabí Janania Ben Akashia”…, debido a que se lee una pequeña oración, formulada como “Iehí Ratzón…Sheibané Bet Hamikdash…”, pronunciada antes de recitar el Kadish De Rabanán.

Para decir el Kadish posterior al estudio, tiene que haber por lo menos diez adultos presentes, de los cuales, dos o tres estudiaron un mínimo de tres psukim, u otra parte de la “Torá shebealpé”. En ese caso, cualquiera de las personas, podrá recitar el Kadish, inclusive si no hubiese estudiado.

En nuestros días es habitual que todos los dolientes de la congregación reciten Kadish al unísono, pero hay diversas normas comunitarias para la manera de decirlo, y cada comunidad establece las propias. Dada la importancia del Kadish es importante que la manera de ser dicho en público no provoque conflictos entre los dolientes, para determinar su preeminencia y entre el público que desee preferir otra.

Un niño menor de trece años puede decir Kadish de duelo si ha perdido a uno de sus padres.

Numerosas autoridades religiosas de nuestro tiempo permiten que una hija pueda decir Kadish, aunque ella no tiene la obligación religiosa para hacerlo. Hay otras que no desean que las hijas concurran a la sinagoga para el Kadish o que lo digan en voz alta frente a la congregación.

Una persona puede decir Kadish no sólo por los padres, sino también por un hijo, hermano o cuñado.

Un hijo adoptivo debe decir Kadish por los padres adoptivos que lo criaron aún si los padres biológicos están en vida.

El Kadish Rabínico, el Medio Kadish y Kadish Shalem o entero, pueden decirse por cualquier persona que tiene sus dos padres vivos, sin trasgredir la costumbre de amplios sectores de diversas comunidades que no desean que sus hijos digan el Kadish mientras viven porque interpretan que si lo hijos que tienen a sus padres en vida lo pronuncian, les pueden dañar cuando ensalzan y enaltecen el nombre del Eterno.

Un nieto puede decir Kadish de duelo por su abuelo en vida de sus padres, si estos no expresan oposición a su recitado. Si el hijo del difunto no desea decir Kadish, y no se opone, muchos ven con muy buenos ojos que el nieto, aún en vida de sus padres, rinda ese homenaje a sus abuelos si no hubiera otro familiar más cercano (como un hermano) que la haga. En ese caso que un nieto recuerde de esta manera a alguno de sus abuelos es visto por la mayoría de los rabinos como una bendición. Los rabinos discuten si un padre tiene derecho a prohibir a su hijo a decir Kadish por su madre, temeroso del mal de ojo o de alguna maldición, o que se piense que está muerto, o que ese Kadish le pudiere dañar en su salud, que en medios populares se asocian con el recitado del Kadish por un hijo en vida de su padre, y la mayoría absoluta considera que el padre no puede prohibir a su hijo a decir Kadish por su madre.

Si después de Alenu Leshabeaj no hubiere en la sinagoga ninguna persona huérfana, cualquier feligrés podrá recitar Kadish aún en presencia de sus padres.

Cualquier persona puede decir el Kadish después de la lectura de la Torá en días de semana y en Shabat, después del estudio de la Torá, para interrumpir entre los siete

que subieron al sefer y el Maftir y en los lugares que se estila entre el Maftir y la Haftará, por considerarse como parte de la misma oración o de la lectura de la Torá. Lo puede decir el lector de la Torá, el jazán, la persona que está cerca del sefer o cualquier miembro del Kehal, pese a que se acostumbra invitar algún doliente para subir al sefer en ese lugar y recitar el Kadish.