WILHELM LOEWENTHAL Y LA J.C.A

EL INSPIRADOR DEL BARON HIRSCH
Wilhelm Loewenthal fue la persona que pensó en la idea de organizar colonias agrícolas judías en la Argentina para ayudar a los refugiados judíos que necesitaban escapar de Europa Oriental. Desde el principio su proyecto aclaraba que no era la idea dar caridad o beneficencia sino generar fuentes laborales autosustentables. Se encontró con el Barón Maurice de Hirsch, lo convenció de financiar el proyecto y fue designado como primer Director de la Jewish Colonization Association (JCA). Nació en Rumania el 15 de febrero de 1850. Se doctoró en Medicina en la Universidad de Berlín y ejerció su profesión en el Cáucaso, donde realizó investigaciones científicas. Radicado luego en Berlín se especializó en bacteriología e higiene escolar, vinculándose a los círculos científicos más calificados de Europa y ejerciendo ocasionalmente el periodismo en Francia y en Alemania.  Loewenthal fue contratado por el gobierno argentino para realizar tareas de higiene en el norte de nuestro país.  En 1889 zarparon de Rusia los dos barcos en los que viajaron hacinados más de ochocientos judíos de distintos países de Europa del Este. Dejaban atrás la persecución y el hambre de los pogromos (matanza en las juderías) y se encaminaban hacia la “tierra prometida”.  Apenas desembarcados se enteraron que las tierras que habían adquirido no estaban disponibles. En el transcurso del largo viaje el precio de la tierra había aumentado a más del doble, por lo cual a los propietarios no les convenía entregar las tierras señadas y no cumplieron con el contrato.  El rabino de la incipiente comunidad israelita de Buenos Aires, Henry Joseph, contactó entonces a Pedro Palacios, asesor letrado de la Congregación Israelita y poseedor de extensas tierras en la Provincia de Santa Fé, quien se ofreció a colonizarlos en tierras de su propiedad. La propuesta fue aceptada y a fines de agosto se firmaron los respectivos boletos de compra-venta y a los pocos días viajaron al lugar. La primera impresión que recogieron fue desoladora, las familias fueron alojadas en vagones de carga estacionados al borde de la línea férrea en un galpón. Inútilmente los inmigrantes esperaron que se les trasladara a sus campos y que se les entregara animales y elementos de trabajo, como estaban incluidos en el boleto de compra-venta.  Se cuenta que los obreros que trabajaban en la línea del tren distribuían comida entre los niños hambrientos; desgraciadamente una epidemia de tifus, favorecida por la falta de higiene, cobró la vida de 60 de ellos. Es así como entra en escena Wilhelm Loewenthal, quien visitó la Estación Palacios, comprobó la miseria en la que vivían los inmigrantes del Weser y su afán de hacerse agricultores a pesar de tantas adversidades, y en un informe que realizó al Ministro de Relaciones Exteriores, Estanislao Zeballos, dedicó un capítulo al llamado Affaire des Inmigrantes Ruses reiterando que hacía seis semanas que permanecían en la Estación Palacios, no teniendo muchas veces para comer más que un pedazo de galleta por persona durante 48 horas. A su vez Loewenthal entrevistó a Palacios exigiéndole el cumplimiento de sus obligaciones.  De regreso a París, Loewenthal expuso por escrito al Gran Rabino Zadoc-Kahn un proyecto de colonización agrícola de familias judías en la Argentina, el cual habría de beneficiar en primer término a los colonos de Palacios. En sus palabras sostiene que “la ayuda a los judíos perseguidos no debe revestir carácter de dádiva, y que lo más constructivo sería brindarles la posibilidad de consagrarse al trabajo de campo, fundando a este efecto colonias agrícolas.” El proyecto sugiere la constitución de una Sociedad Colonizadora y detalla la superficie a asignar por grupo familiar, cantidad de implementos, forma de capitalización, reintegros, etc.  Propone que se entregue a cada familia una chacra de 50 a 100 hectáreas, e indica que con 1.000.000 de francos sería factible colonizar anualmente a no menos de 100 familias, integradas por unas mil personas. Loewenthal considera que lo ideal sería disponer de 50.000.000 de francos para poder colonizar en el corto plazo a 5.000 familias. Es en ese momento que Loewenthal recuerda que dos años atrás el Barón de Hirsch había intentado invertir precisamente esa cifra en la creación de escuelas técnicas y agrícolas en la Zona de Residencia, por ello piensa en él para financiarlo.  Fue en ese entonces que el Dr. Loewenthal, le sugirió al Barón de Hirsch la idea de fundar una colonia en Argentina. El 20 de Agosto de 1890 se celebró una reunión en la residencia del Barón de Hirsch en París.
BARON MAURICE HIRSCH Se encontraban presentes Isidore Loeb, Michel Erlanger, Dr. W. Loewenthal, C. Cullen, Colonel Vanvinkeroy y Dr. E. Schwarzfeld. C. Cullen, Dr. Loewenthal y Colonel Vanvinkeroy quienes formaron una comisión para visitar la Argentina.  Seis meses más tarde entregaron un reporte favorable y el Dr. Loewenthal fue enviado a la Argentina como Director de la Jewish Colonization Association, con plenos poderes para realizar los preparativos para el arribo de los futuros colonos judíos.  Las tierras compradas por el Barón fueron las de los alrededores de lo que hoy es el partido de Carlos Casares: Algarrobos, Moctezuma, Smith y Esperanza.Dijo el Barón de Hirsch “Estoy de acuerdo con la propuesta de crear un programa de asentamiento en gran escala en la Argentina y en invertir considerables sumas de dinero y tengo la idea de crear algo duradero y permanente.  En lo que a mí respecta, no hay ninguna razón para no comenzar ahora mismo con la creación de grandes colonias en la Argentina, las cuales, en un futuro próximo, podrían servir como lugares de refugio para aquellos judíos que están dispuestos a buscar un nuevo hogar en tierras lejanas, y allí reconstruir sus vidas, libres del miedo y la persecución.”  Es por ello que el escritor Boleslao Lewin califica a “Guillermo Loewenthal como el inspirador del Barón de Hirsch”
Loewenthal se estableció en Moisés Ville, la primera colonia de la JCA pero luego de tan sólo un año las diferencias de puntos de vista entre Loewenthal y el barón Hirsch fueron tan grandes que acordaron separarse en noviembre de 1891.  Actualmente en una de las colonias, la calle principal lleva el nombre de Lowenthal. Murió el 22 de abril de 1894 en Berlín

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