Los perros de Canaán tuvieron una larga trayectoria histórica a lo largo de miles de años de supervivencia. Sus ancestros habitaban la tierra bíblica de Israel y desde entonces fueron conocidos como perro de Canaán (Kelev Kanani en hebreo) descendiendo de una raza muy antigua llamada Perro Pariah cuyas imágenes han sido encontradas por arqueólogos en las tumbas de Beni Hassan en Egipto (2200-2000 antes de la era común)
Antes de la invasión del Imperio Romano a Israel, el Perro Pariah era muy común y abundaba en las poblaciones judías de la época y se los ocupaba como pastor o guardián pero cuando los romanos destruyeron el país y dispersaron a los hijos de Israel, la mayoría de estos perros quedaron abandonados a su suerte en la zona costera mediterránea y en el desierto del Negev y lograron evitar la extinción volviendo a la vida salvaje en el desierto y así lograr sobrevivir durante siglos.
En los siglos posteriores los beduinos y los drusos capturaban a los cachorros machos del ambiente silvestre para criarlos como perros guardianes y para cuidar el ganado pero su verdadero retorno a la vida con el ser humano comenzó en la década de 1930 cuando los primeros grupos de autodefensa judíos (la Haganah) trataron de desarrollarlos como perros de combate pues las razas tradicionales no eran capaces de adaptarse a la dureza del clima.
El perro Canaán debe su existencia principalmente a los esfuerzos de una prestigiosa académica austriaca y ferviente sionista, la Dra. Rudolphina Menzel quien fue invitada por el comandante de la Haganah Yaakov Pat en el año 1934 para que los ayude a crear una sección canina que luego se convertiría en la prestigiosa Unidad Oketz de las Fuerzas de Defensa de Israel.
La búsqueda del can ideal la llevó a capturar varios perros salvajes autóctonos y comenzar un programa de reproducción y entrenamiento.
Los perros rápidamente demostraron su valía en el área militar sirviendo como perros guardianes, mensajeros, detectores de minas, ayudantes de enfermería y localizadores de soldados heridos y en la vida civil estos perros tuvieron un notable éxito como perro guía para personas no videntes.
El perro de Canaán ha surgido de un entorno desértico donde debió adaptarse a climas extremos que iban desde los días de calor agobiante a las noches de frío intenso por lo que son más activos durante por la mañana y por la noche y se dedica a dormir durante el calor del día adaptados durante siglos a soportar el calor, el frío y la aridez de los desiertos de Medio Oriente.
El perro Canaán es un perro inteligente, fiel, dócil y guardián por naturaleza aunque requiere realizar muchas actividades mentales y físicas pero por sobre todo un dueño paciente y cariñoso pero muy firme a la vez y que se lo respete en su temperamento.
El perro de Canaán es un glorioso sobreviviente de las épocas bíblicas y todo gracias a su confianza en sí mismo, a su capacidad de adaptación y a la decidida ayuda del ser humano.
Cuando los hebreos salían de la esclavitud de Egipto y se dirigían a la libertad los perros los ayudaron: “En cuanto a los israelitas, ni un perro ladrará contra ellos para que entiendas cómo Hashem hace distinción entre Egipto e Israel. (Éxodo 11:7)
Dice el Midrash Mejiltá dice que en reconocimiento a esta buena actitud de los perros fueron recompensados en la Torá.
Esta nota intenta ser un sincero y sentido homenaje personal, pleno de respeto y admiración hacia quienes llamamos el mejor Amigo del Ser Humano.