EL MOISES DE MIGUEL ANGEL

PARLA MOSÉ

El Moisés (Mosè en el italiano original) es una escultura de mármol blanco encargada en 1505, realizada en 1513-1515, y retocada en 1542, obra de Miguel Ángel (1475-1564), centrada en la figura bíblica de Moisés. Originariamente concebida para la tumba del papa Julio II en la basílica de San Pedro, el Moisés y la tumba se colocaron finalmente en la iglesia menor de San Pietro in Vincoli, en la zona del Esquilino, tras la muerte del papa. 
La familia della Rovere, de la que el papa procedía, fueron los mecenas de esta iglesia, y el mismo papa había sido cardenal titular antes de su nombramiento al frente de la Santa Sede.
La estatua se representa con cuernos en su cabeza.
Se cree que esta característica procede de un error en la traducción por parte de San Jerónimo del capítulo del Éxodo 34,29-35.En este texto, Moisés se caracteriza por tener karan ohr panav («un rostro del que emanaban rayos de luz»), lo que San Jerónimo en la Vulgata tradujo por cornuta esset facies sua («su rostro era cornudo»). El error en la traducción es posible debido a que la raíz trilítera hebrea krn (en hebreo las vocales no se escriben) puede ser interpretada «karan», luminosidad, resplandor, o «keren», cuerno. 
Cuando Miguel Ángel esculpió el Moisés el error de traducción había sido advertido, y los artistas de la época había sustituido, en la representación de Moisés, los cuernos por dos rayos de luz. No obstante Miguel Ángel prefirió mantener la iconografía anterior.La tumba de Julio II, una estructura colosal que debía dar a Miguel Ángel el suficiente espacio para sus seres superhumanos y trágicos, se convirtió en una de las grandes decepciones de la vida del artista cuando el papa, sin ofrecer explicación alguna, interrumpió las donaciones, posiblemente desviando dichos fondos a la reconstrucción de San Pedro por parte de Donato Bramante. 
El proyecto original estaba formado por una estructura independiente, sin apoyo, de tres niveles, con aproximadamente 40 estatuas. Tras la muerte del papa en 1513, la escala del proyecto se redujo paulatinamente hasta que, en 1542, un contrato final especificó una tumba con un muro sencillo y con menos de un tercio de las figuras incluidas en el proyecto original.
El espíritu de la obra, sin embargo, se puede observar en la figura del Moisés, finalizado durante una de las reanudaciones del trabajo en 1513. Diseñado para ser visto desde abajo, y equilibrado por otras siete enormes formas de temática similar, el Moisés actual, en su contexto irrisorio comparado con el proyecto original, difícilmente puede tener el impacto deseado por el artista. El líder de Israel se presenta sentado, con las Tablas de la Ley debajo del brazo, mientras que con la otra mano acaricia los rizos de su barba.
La imaginación puede situar esta representación de Moisés en el pasaje de éxtasis tras recibir los Mandamientos en el Monte Sinaí, mientras que, en el valle al pie del monte, el pueblo de Israel se entrega una vez más a la idolatría. De nuevo, Miguel Ángel utiliza una cabeza vuelta, concentrando una expresión de tremenda ira que se refleja también en la poderosa constitución de la estatua y a sus ojos.

La relevancia de los detalles del cuerpo y de los pliegues de los ropajes, que provocan cierta tensión psíquica, se puede apreciar estudiando minuciosamente la escultura: la protuberancia de los músculos, la hinchazón de las venas, las grandes piernas, pesadas al empezar a moverse. Tal y como afirma un escritor, si este titán se levantara, el mundo se rompería en pedazos. Miguel Ángel lleva la cólera sagrada de Moisés hasta su punto más álgido. Sin embargo, la contiene, puesto que los pasionales seres del artista tienen prohibida la liberación de sus energías. 
Es una representación neoplatónica, la parte derecha está estable, es la parte divina, por donde le viene la inspiración, en contraposición la parte izquierda es la parte por donde le viene el peligro y el mal. Está tenso, viendo como su pueblo ha caído en la idolatría. Tiene cuatro elementos neoplatónicos, la tierra, representada en la pierna con los pliegues de la ropa a modo de cueva. El aire cuando respira, se percibe en las aletas de su nariz, que se expanden. El agua representada en sus barbas a modo de cascada. El fuego representados con esos «cuernos» (en pintura era fácil de representar, con una luz detrás del personaje, pero en escultura tuvo que emplear este artificio). La sangre fluye de manera contenida, parece que está a punto de estallar y empezar a gritar, frunce el ceño, su psique se puede captar a través de su gesto y su mirada,podemos ver su pensamiento, es un trabajo psicológico muy estudiado.

El trabajo de Miguel Ángel fue realmente sublime y de una belleza incomparable a tal punto que cuenta la leyenda que una vez finalizada su magnífica obra, Miguel Ángel no podía creer lo que había logrado y de un martillazo en la rodilla y mirándolo fijo gritó “Parla Mose” o “Habla Moises”
No es para menos…

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