Dialogamos con Delia Sisro, profesora de la Universidad de Buenos Aires, quien se refirió a la condena contra un grupo de neonazis de Mar del Plata y a la vida y obra de la célebre filósofa judía Hannah Arendt.
Arendt, Nacida en Alemania en el seno de una familia judía, a sus 27 años huyó de Alemania, cuando Hitler asumió el poder. Se refugió temporalmente en París, donde los franceses la encerraron en un campo de concentración en 1939 por ser judía.
Luego de esto, Arendt se radicó en Estados Unidos, donde realizó numerosos trabajos en torno a sus reflexiones con respecto a la política alemana.
Delia Sisro resaltó que Arendt se hizo famosa por analizar los totalitarismos. “Sobre todo, se dio a conocer tras la publicación de su libro sobre Eichmann. Cambió el paradigma, en vez de hablar del mal radical, ella habla de la “banalidad del mal”. Cuenta que personas como Eichmann, arquitecto del genocidio contra los judíos, llevaban una vida normal. Este hombre manejó la logística de los campos de concentración. Sin embargo, al mismo tiempo logró tener una vida común y corriente”.
Continuó: “Arendt argumenta que el jerarca nazi simplemente era obediente, no era un monstruo. Sus acciones eran guiadas por las leyes y direcciones ordenadas por sus superiores”.
La docente destacó que en aquel momento la gente no estaba preparada para escuchar esto.
Agregó: “De alguna manera tiene lo peor de la parte (lógica) kantiana, el deber ser, sin cuestionarse. De aquí nacieron todas sus ideas políticas. Uno de los puntos fundamentales de la escritora era que el pensamiento debe ser crítico, no puede ser simplemente obediencia a las leyes. El régimen Nazi tenía las leyes bien establecidas, era todo legal. Entonces las personas debemos elegir qué leyes obedecer y cuáles no”.
Sisro explicó: “Ella padeció el régimen Nazi. E incluso tuvo la lucidez mucho antes que la mayoría de las personas de ver lo que realmente estaba ocurriendo. Obviamente siempre fue crítica de la política hitleriana. Arendt no presentaba el auto-odio, que sí se ve en otros intelectuales.
A pesar de esto se enfrentó a muchas personas, como por ejemplo al profesor Gershon Scholem. Él la acusó de no tener amor hacia el pueblo judío. Ante esto ella respondió: “Yo no tengo amor por ningún pueblo ni colectivo. Yo tengo amor por las personas”.
Hannah Arendt todo el tiempo se replanteaba si lo que hacía era lo correcto o si estaba mal. No tiene solamente con el deber ser psicoanalítico, sino que con una postura filosófica”.
Sisro aclaró que la filósofa detestaba las etiquetas. “Ella se enojó muchísimo cuando la clasificaron como “la primer mujer filósofa que hablaba en tal lugar”. Ella argumentaba que uno no debe encriptarse dentro de una etiqueta”.
“Para mí el mejor título que le cabe es ser una pensadora de la época, con una lucidez que tienen pocas personas. Pudo ver lo que sucedía en el momento que ella vivenciaba, se tomaba el tiempo de analizar la realidad de su momento”, aclaró.
Sobre el caso de Eichmann, Sisro explicó que Arendt argumentaba que él era consciente de lo que hacía, no lo declaró inocente.
“Sin embargo, ella también toma en cuenta la cultura de la época. Destaca que muchos judíos que vivían en Alemania querían ser más alemanes que judíos, querían festejar Navidad para estar más integrados. Incluso cuando allí había antisemitismo hacía bastante tiempo. Entonces me parece que para entender el pensamiento (de la filósofa) es fundamental lo que ella decía, que hay que pensar con juicios y no con prejuicios”.
“Creo que este es el problema que tenemos como sociedad en todos los tiempos. Pensar con juicio es muy difícil, uno tiene una formación que limita. Hay que poner todo el tiempo en cuestionamiento lo que hacemos. Si Eichmann si hubiese repreguntado lo que hacía, probablemente no hubiese sido tan eficiente como requería ese gobierno”.
En el día de la fecha se confirmó una sentencia contra un grupo Neonazi, conformado por 6 personas, en Mar del Plata. Repasemos qué era según Arendt “banalizar el mal”
La profesora contestó: “Ella decía que el problema es cuando uno naturaliza y no se cuestiona lo que está haciendo. La banalidad del mal es no cuestionarse lo que uno hace, ni tener idea de para qué lo hace.
Con respecto al grupo neonazi de Mar del Plata, comentó: “De alguna manera hace de cuenta que no hicieron nada, que no tiene implicancias lo que hicieron, creen que no dañan la sociedad”.
“No hacerse preguntas alrededor de esto, es banalizar el mal. Hacen de cuenta que todo está permitido en esta época moderna donde supuestamente todo depende de la opinión. Donde no hay criterio sobre lo que se está haciendo, ahí está el problema.Cuando uno deja de hacerse preguntas, hay un problema. Las preguntas son las únicas que no cambian de lugar. Cuando te parece normal y natural lo que ocurre, lo aceptamos”.
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