En los dos primeros meses de 2020 el Presidente Vladimir Putin de Rusia y el Primer Ministro de Israel Benjamín Netanyahu ya se han reunido dos veces, con una semana de diferencia. Mientras el líder ruso estaba en Israel para asistir a los actos relacionados con la conmemoración del 75º aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, Netanyahu visitó Moscú en ruta desde Washington, donde el presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, anunció su plan para un acuerdo de paz general entre Israel y la Autoridad Palestina. El Primer Ministro señaló que su visita no anunciada el 30 de enero era una señal de confianza mutua entre ambas partes, ya que Rusia era su primera parada el día después de que se revelara el plan estadounidense, antes de su regreso a Israel.
En los últimos años, ha habido un marcado aumento en las visitas bilaterales al más alto nivel entre los dos países. De hecho, el líder israelí ha visitado Moscú once veces en su cuarto mandato, incluyendo la reunión de enero de 2020, mientras que Putin ha visitado Tel Aviv dos veces entre 2012 y 2020.
Dos acontecimientos clave tuvieron lugar durante la visita de Netanyahu a Moscú. El primero fue la liberación de la ciudadana israelí Naama Issachar, que fue indultada por el presidente ruso en un gesto de buena voluntad, después de haber estado detenida en Rusia desde abril de 2019 por cargos de drogas. El caso se había seguido de cerca en Israel y su liberación se consideró una señal positiva para la relación bilateral, así como una victoria para Netanyahu antes de las elecciones generales de marzo. El segundo fue el debate sobre el plan de paz de Trump para el Oriente Medio.
Rusia ha criticado el plan de los EE.UU., pidiendo en cambio negociaciones directas entre Israel y la Autoridad Palestina y el apoyo internacional para el proceso. Ha argumentado que todas las facciones en pugna deben estar en la mesa de negociaciones para cualquier progreso en el proceso de paz.
Rusia, que mantiene contactos regulares con todas las facciones palestinas, incluido Hamas, se ha interesado en desempeñar el papel de intermediario del poder. De hecho, la visita de Putin a Israel el 23 de enero de este año fue seguida por una visita a la Autoridad Palestina, donde se reunió con el presidente palestino Mahmoud Abbas, discutiendo el anticipado plan de paz de EE.UU. además de los asuntos bilaterales. La Autoridad Palestina quiere que Rusia juegue un papel más importante en el proceso de paz, ya que el déficit de confianza con los EE.UU. ha crecido después de que EE.UU. reconoció Jerusalem como la capital de Israel y decidió trasladar su embajada desde Tel Aviv. De hecho, después del anuncio de los EE.UU. en 2017, Moscú siguió siendo crítico con el traslado y se aferró a su posición de Jerusalem Oriental como capital de un futuro Estado palestino.
Desde el anuncio del plan Trump, el presidente Mahmoud Abbas ha declarado que la Autoridad Palestina está cortando todos los lazos con EE.UU. e Israel. También afirmó que los palestinos se abstendrían de participar en un proceso de paz liderado por EE.UU. y preferirían uno multilateral.
En cuanto al papel de Moscú en el proceso de paz, existe la opinión de que su estrecha relación con otros Estados árabes podría ayudar a romper el estancamiento, ya que se mantiene en buenos términos con todas las partes interesadas y creen que Moscú podría liderar una solución amistosa de la controversia con un enfoque bipartidista. Mientras tanto, como miembro del cuarteto de Oriente Medio y del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Rusia ha tratado de desempeñar su papel intentando mantener conversaciones entre Israel y la Autoridad Palestina, pero sin mucho éxito.
Además del resurgimiento de la relación política, Rusia e Israel también han decidido mejorar sus lazos económicos. Hasta ahora, el volumen de comercio sigue siendo modesto. Las exportaciones rusas a Israel fueron de 1.900 millones de dólares en 2018. Exporta una serie de productos a Israel, incluyendo petróleo crudo, metales y piedras preciosas, productos alimenticios, productos químicos, etc. Las importaciones rusas de Israel ascendieron a 764 millones de dólares en 2018 con productos como maquinaria y equipo eléctrico, verduras comestibles, pesticidas, plásticos, etc. Existe la posibilidad de aumentar aún más el comercio entre los dos países.
A nivel regional, aparte de Turquía, cuyo comercio con Rusia asciende a 16.500 millones de dólares, Moscú tiene un nivel relativamente bajo de asociación comercial con Oriente Medio. Las negociaciones para el acuerdo de libre comercio entre Israel y la Unión Económica Euroasiática están en marcha, y la sexta ronda de conversaciones está prevista para marzo de 2020. Israel y la Unión Económica Euroasiática (EAEU) podrían firmar un acuerdo de libre comercio ya en 2021, lo que se espera que impulse el volumen de comercio entre los estados.
En 2015, Rusia e Israel firmaron un pacto de cooperación militar, para intensificar la cooperación militar y tecnológica. Moscú también compró un paquete de aviones teledirigidos a Israel por 300 millones de dólares. La presencia de una gran diáspora rusa en Israel ha ayudado a forjar un vínculo especial, ya que más del 17% de la población de Israel es de habla rusa. El presidente Putin hizo una declaración el año pasado que Rusia cree que Israel es un “País de habla rusa”. Rusia los ve como “sootechestvenniki” o compatriotas. El año pasado, Moscú también anunció la pensión de 4500 veteranos del Ejército Rojo que viven en Israel por su servicio militar. Se considera que la diáspora también tiene una influencia política significativa en la política israelí. Con un potencial para tener un efecto en 15 a 17 escaños en la Knesset, son un importante distrito electoral para todos los partidos.
En un Oriente Medio superpoblado, la relación entre Moscú y Jerusalem se ha centrado en la “cooperación”, especialmente en la guerra civil de Siria. No se puede subestimar la creciente influencia de Rusia como actor influyente en la región, ya que Rusia aspira a volver a “la cima de la política mundial” a través de sus intervenciones en política exterior. La gradual reducción de los Estados Unidos ha permitido a Rusia intervenir y llenar el vacío como intermediario de poder regional, aunque los Estados Unidos siguen siendo un actor preeminente en la región. Moscú quiere transmitir el mensaje a los Estados de Oriente Medio de que es un aliado fiable que cree en el compromiso multilateral para resolver las disputas. Dada su proximidad a la región, Rusia sigue preocupada por la inestabilidad en Oriente Medio y su impacto en la seguridad nacional.
La guerra civil siria ha creado una oportunidad para que Rusia sea vista como un actor de confianza en la región. Aun cuando Rusia ha establecido su presencia militar en Siria, Israel considera fundamental contrarrestar los desafíos que plantean Irán y otros agentes no estatales en Siria. Espera que Rusia ayude a contener la presencia militar de Irán, especialmente en la frontera entre Israel y Siria. Ambas partes han tratado de evitar un juego de suma cero en la región, manteniendo abiertos los canales diplomáticos y de información. En 2015, tras la intervención rusa en Siria, las dos partes establecieron una línea directa entre los respectivos ejércitos para evitar cualquier posible enfrentamiento en la región. Ello contribuyó a aliviar la situación tras un incidente ocurrido en 2018 en el que se estrelló un avión IL-20, evitando así las repercusiones diplomáticas. La cooperación entre ambos ha ayudado a ambos Estados a cumplir su razón de ser en una Siria asolada por la guerra.
En este contexto, Israel sigue siendo un importante actor regional para Rusia. Los dos países tienen intereses estratégicos que los unen, especialmente en el Oriente Medio. Por ello, a pesar de sus diferencias sobre Irán, Hamás y Hezbolá entre otros, han buscado estrechar los lazos. Incluso en Siria, las dos partes tratan de no pisarse mutuamente.
Al presentarse como un jugador confiable en la región, Rusia se ha comprometido tanto con Israel como con Irán, marcando un punto culminante de las maniobras de política exterior de Putin. Rusia ha sido capaz de lograr esto siguiendo una política pragmática que no se involucra en relaciones de alianza. Israel también ha querido diversificar sus asociaciones en el extranjero y ha ampliado su alcance mientras sigue comprometido con su alianza con los EE.UU.
Si observamos la tendencia de los últimos años, la relación entre Israel y Rusia no parece frágil. En el período postsoviético se ha producido un desarrollo constante de los vínculos y ha superado la prueba del tiempo a pesar de las complejidades que conlleva. Lo más probable es que Rusia e Israel continúen su entente basada en sus políticas pragmáticas. El gradualismo adoptado tanto por Rusia como por Israel en su enfoque de política exterior está dando los resultados deseados, haciendo de la relación entre Rusia e Israel un ejemplo clásico de “realpkolitik”